— ¿Seguro? Quizá mi presencia es tu castigo eterno.
El pelirrosa entornó los ojos — ¿Cuánto tiempo estuve dormido?
— No demasiado, unas... — el otro miró al carísimo reloj que le adornaba la muñeca — siete u ocho horas como mucho. Fuiste el menos grave de los tres.
Aquello le cayó de golpe — Mierda... ¿entonces Ran y Rindou...?
— Están vivos, no seas dramático — soltó burlón — Rin es quien peor lo debe estar pasando ahora.
— Mierda — repitió — ¿es por qué iba al volante? ¿la bolsa de aire o algo lo...?
— Oh, no. Físicamente está casi ileso, solo necesita usar un collarín y poco más. Lo decía porque justo ahora dejé de hacerle compañía para venir contigo cuando noté que comenzabas a moverte — Sanzu chasqueó la lengua, irritado pero repentinamente aliviado. La altanería de Kokonoi le hartaba tanto que hubiese preferido dormir mucho más tiempo con tal de no verle — Ran es quien está más dañado, tiene una costilla rota y tuvo una contusión en la cabeza, pero está en buenas manos — el peliblanco ladeó la cabeza hacia la camilla del frente.
Ahí alcanzó a vislumbrar dos figuras. En primera instancia la de Ran, con el peinado deshecho y sin uno de esos habituales trajes caros con los que solía pasarse, siendo reemplazados por una bata de hospital abierta hasta debajo del pecho, dejando ver una amplia venda que le rodeaba el torso, y una sonrisa de oreja a oreja que le abarcaba todo el rostro. Al lado suyo, una muchacha pelirroja despeinaba su cabello con ternura mientras tiraba juguetonamente de una de sus mejillas. Usaba un conjunto de ropa deportiva oscura, la cual se le ceñía al cuerpo denotándole la figura mientras que con la mano libre sostenía una cuchara llena de un bocado de lo que quizás era esa terrible comida que daban en los hospitales. Tras un par de segundos más de picotearse, el muchacho terminó abriendo la boca, permitiendo que Azami lo alimentase.
Después de haberle depositado un beso sobre la frente, la joven giró la vista en su dirección, sintiéndose observada por él, que se limitó a desviar la mirada hacia el monitor que aseguraba que su corazón seguía latiendo, aun si el pesar le hiciera sentir como si la situación fuera todo lo contrario.
— ¿En cuánto tiempo puedo irme de aquí? — preguntó incómodo
— ¿Tu chica no vendrá a verte o hay más razones por las que quieres huir? — Sanzu le miró de mala gana, dejándose caer sobre la almohada con fuerzas — Vale, vale, no te enojes — Koko le palmeó la frente con suavidad, haciéndolo removerse sobre las sábanas — le llamaré al doctor, él te explicará mejor que yo.
...
Era la primera vez que una de sus intervenciones se daba fuera de la habitación de las gemelas o de la suya. Las tres estaban sentadas sobre el colchón de Azami, quien no había mostrado señales de vida desde la noche anterior, por más llamadas y textos que le habían hecho, esta parecía haberse esfumado de la faz de la tierra, hasta que, cuando la preocupación les estaba carcomiendo los huesos hacía un par de horas, la pelirroja finalmente se había dignado a responderle a Yukari, alegando que estaba atendiendo asuntos privados y que estaría de vuelta en un par de horas.
Y Misaki estaba ofendida.
En primera, porque no había sido su llamada la que había tomado para darle esa inútil excusa en lugar de a Yukari. Se suponía que eran mejores amigas, y normalmente ella siempre le soltaba la lengua con respecto a cualquier asunto que pudiera suceder consigo misma como para que, de un momento a otro, Azami tuviera la repentina necesidad de actuar misteriosamente con todo lo que hacía: legaba tarde a todos los sitios donde solían verse, tenía ojeras, bostezaba a cualquier segundo de cualquier hora, y se escabullía más temprano que tarde a sitios que jamás quería revelar.

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Fanfiction?? ????????: https://spoti.fi/3L4TrHH Tras su segundo a?o en la universidad de Tokio, Misaki Hara tiene un amargo reencuentro con Haruchiyo Akashi, el ni?o que en su infancia solía alimentar sus ilusiones con respecto a viajar a Nunca Jamá...
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