A Different Landing {{Clexa}}

Capítulo 9

Sophie se estremeció, todos sabían que los fuertes del norte eran páramos helados y que el hambre y el frío eran los compañeros constantes del pueblo. Pasando el pulgar por el asta de madera de su lanza, se recordó a sí misma que estaban en el sur.

"Pero antes de que pudiéramos decidir, un gran aullido resonó en la nieve. No había cobertura, y no estábamos equipados para un pauna. Sin embargo, Klark se mantuvo firme y nos ordenó que nos pusiéramos en formación a pesar de que no había mucha esperanza. La bestia era dos veces más grande que un caballo, con un gran pelaje blanco y enormes mandíbulas babosas. Tenía dos grandes cabezas listas para comernos vivos".

Ella tragó saliva, escuchando con atención embelesada. Brady soltó una maldición desde donde estaba escondido bajo un tronco. Mirando a Silas, su hermano y primero, lo vio asentir con la cabeza y se quedó mirando con los ojos muy abiertos. Si Silas aceptaba la historia debía ser cierta, después de todo, había servido en el equipo de Klark durante varios meses. Keaton continuó, claramente consciente de que tenía un público embelesado. 

"Harper y Klark dispararon flechas a la cara de la bestia y consiguieron cegar un lado de la cabeza derecha, pero la mayoría de las flechas fueron cogidas del aire por su boca abierta. Atom y Dax lanzaron sus lanzas solitarias a sus costados y el animal se agitó. Su cola golpeó a Dax en la cabeza, haciéndole volar como un muñeco y no se levantó. Cargué con mi lanza y la clavé en el flanco, mientras el animal atacaba a Atom. Se volvió hacia mí y vi mi muerte en sus ojos rojos. Su cabeza derecha me mordió en el costado antes de lanzarme a un montón de nieve. Desde donde estaba en la nieve roja, vi la mayor lucha de nuestra era".

Sophie pudo sentir que contenía la respiración.

"Klark gritó para que Atom y Harper nos sacaran de allí. Entonces, hizo lo que ningún hombre debería hacer o ha hecho antes y sobrevivió. Cargó contra el gran lobo directamente, armada con nada más que un arco y dagas. Nunca olvidaré el sonido de su grito cuando desafió a la bestia con la intención de morir, dándonos tiempo para correr. Le clavó tres flechas antes de que la alcanzara y cayeron juntos sobre un barranco en un lío de sangre, nieve, miembros, gruñidos y gritos. Todo quedó en silencio". Hizo una pausa por un momento, con su voz extrañamente seria hacia el final. "Entonces, mientras la negrura se adentraba en mi visión, la vi a ella, a Klark kom Azgeda, de pie en la cima de ese baldío con una daga en la mano, goteando sangre. Todo su cuerpo estaba cubierto por el líquido rojo, y su otra mano mantenía cerradas sus heridas. Ese día, creí en el dios de la caza". 

Había una reverencia en su tono.

"¿Qué pasó entonces?" Preguntó con asombro en su voz. Él se frotó la nuca con timidez y se rió un poco. 

"Me desmayé. Me desperté al anochecer en una trinchera cavada a toda prisa en la nieve junto al cuerpo del pauna. Acabamos comiendo carne cruda y abrazándonos para entrar en calor durante la noche. Déjame decirte que no hay nada romántico en meter los pies en las axilas de una chica para calentarse mientras ella mete los suyos en las tuyas. Aun así, me gustan los dedos de los pies y no iba a perderlos en esa llanura olvidada por Dios".