Escucha a tu corazón

Pov. Jon:

No podía dormir, había tantas cosas en mi cabeza y todas tenían que ver con Damian Wayne.

Desde mi deseo de una declaración de amor hasta el secreto que me acaba de confesar un día atrás.

No aguante más y tomé mi celular e hice una llamada a la única persona con la que conocía a Damian mejor que nadie.

Maya: ¿Hola?

Jon: Hola, Maya. Lamentó mucho llamarte a está hora

Maya: No te preocupes, Jon. No estaba dormida de todas formas.

Jon: Debí suponerlo

Maya: Oye, me enteré de lo que sucedió en la fiesta, ¿estás bien?

Jon: Sí, por suerte Damian apareció.

Maya: Sí, me alegra de que Dick lo convenciera de ir a la fiesta. Y tranquilo al fin alguien denunció a Batson y ahora la policía lo tiene retenido e investigandolo, toda la escuela sabe que esta no es la primera vez que hace cosas como esas.

Jon: ¿De verdad?

Maya: Sip, creó que irá a juicio y el comisionado Gordon no descansará hasta ponerlo tras las rejas, te lo aseguro.

Jon: Creo que es una parte buena que tiene Gotham

Al menos, habrá justicia para las personas que fueron víctimas de Billy.

Maya: Jon, sospecho que tu llamada tiene que ver con cierto enano amargado de apellido Wayne

Me sonroje a más no poder y comencé a reír como loco

Jon: Amm- ee...a-

Maya soltó una carcajada ante mi repentino tartamudeo y mi falta de excusas.

Maya: Está bien, Jon. Sospeché que te gustaba desde el primer día que lo conociste.

Jon: ¿Soy tan obvio?

Maya: Sí, cariño, lo eres

Jon: No sé cómo decirle lo que siento

Maya: Por favor Jonathan, deja el drama, solo sé directo

Jon: Peor que tal si no me rechaza y pierdo su amistad

Maya: Jon siempre existirá la posibilidad del rechazo pero como saberlo si ni siquiera lo intentas.

Me quedé callado mientras pensaba qué hacer.

Maya: También existe la posibilidad de que te corresponda.

Jon: ¿Tú crees?

Maya: Vamos, sin miedo al éxito, Johnny.

Jon: Pero ¿Cómo se lo digo? nunca encuentro el momento perfecto.

Maya: Sabes, normalmente entrena a está hora

Miré el reloj, Maya tenía razón, eran las 6:30 a.m., Damian debe estar en la pista entrenando.

Maya: Ahora o nunca, Jon.

Llegué sin aliento y casi desmayándome a la escuela buscando a Damian.

Lo vi a la distancia corriendo en la pista, atravesé las gradas y esperé a qué llegará para hablar con él.

Hoy era el día. Ya no había vuelta atrás.

Damian: ¿Jon? ¿Qué haces aquí? Son las 6:30 de la mañana

Jon: Damian...Tengo- que-... decirte algo-...importante.

Apenas podía hablar mientras mi pecho subía y bajaba con velocidad.

Damian: Claro, solo terminaré estás vueltas y podre-

Jon: NO. Ahora.

Soné casi demandante y me gané una mirada de Damian llena de pánico y hasta de enojo.

Jon: Damian, lamento haberte ignorado, la razón por la qué lo hice fue porque no sabía qué hacer, me sentía realmente perdido y asustado.

Damian: ¿Qué? ¿De qué demonios estás hablando, Jon?

Jon: Habló de que tenía miedo de decirte la verdad, aún lo tengo

Mis ojos comenzaron a cristalizarse al tiempo que una sonrisa se formaba en mi rostro.

Damian: Jon me estás asustando, no tengo idea de que-

Jon: No sé qué pasará, pero solo quiero hacer lo que me dice mi corazón

Con unas pocas lágrimas bajando por mis mejillas di un paso al frente decidido y tomé su rostro entre mis manos

Jon: Te amo, Damian

Antes de qué dijera algo me apresuré a darle un beso en los labios esperando un empujón o insultó de su parte pero no ocurrió. Al poco rato sentí unas manos acariciar mi nuca y luego posarse en mi espalda

Al separarme, Damian aún me miraba asombrado pero no veía rastro de enojo en él simplemente me sonrió y tomándome por sorpresa se abalanzó sobre mí casi tirándome al suelo para besarnos de nuevo.

Esto era mágico.