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-3- C?LIDA BIENVENIDA

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-¿El rubio?

-Ajá, ese rubio menemista es su enamorado. No pudo conseguirse algo mejor. Pobre.

-¿Y Andrómeda?

-Ella definitivamente es la mejor prima del mundo, de las tres, mi favorita.

-Tu familia es muy singular Reg.- dijo Stella con una sonrisa.- ¿Y qué hay de tu hermano?

-Para mí es el mejor hermano del mundo, no lo cambiaría por nada.- contestó Regulus con una gran sonrisa.- A veces es algo tonto pero lo quiero.

-Sev dice que es un idiota.

-Sev tiene razón.

Ambos Slyherin rieron entre ellos mientras otro pequeño los miraba indignado.

-Al parecer hoy ha sido el día de excluir a Daniel.- dijo el pequeño castaño.- Me siento ofendido.

-A veces así pasa.- se escuchó una voz antes de que Regulus o Stella contesten.- Barty Crouch muñeca.- continuó mientras veía a Stella.-

-¡Ni se te ocurra! - se alarmó Severus.- Te lo prohíbo, te lo prohíbo terminantemente.

Aparte de Lily Evans, el único amigo que Severus había hecho en su primer año fue Barty. Ambos en el mismo curso.

-Además, yo la ví primero.- bromeó Daniel ganándose un codazo por parte de Stella.-

-Pero a la final va a elegirme a mí.- les siguió el juego Regulus.- ¿Verdad Stella? Incluso ya conoces a mi familia.

-Ya conoce a mis padres.- continuó Daniel.- Yo gano.

-Su hermano es mi mejor amigo. Yo gano. ¿Verdad Severus? - preguntó Barty.-

-Ninguno de ustedes.- contestó Severus.- Al parecer alguien ya se les adelantó.

Y dejando de verse entre ellos, los tres Slyherin posaron su mirada en Stella, quién estaba muy a gusto conversando con Andrómeda para evitar a "esos tres tontos".

-Deben ser más rápidos chicos.- bromeó Andrómeda.- Hablan mucho.

Stella codeó a su compañera de mala gana mientras todos reían.

-Creo que acabamos de encontrar nuestro pasatiempo.- dijo Daniel viendo a Regulus, Barty y Andrómeda.-

-Molestar a los hermanos Snape.- se escuchó a los cuatro al mismo tiempo.-

Y milagrosamente esa noche del once de septiembre de 1972, aquellas seis serpientes formaron su propio grupo de futuros excluidos e inadaptados.

[...]

-¡Te odio Sirius Black!

El banquete había terminado bien, pero la noche para Stella Snape había terminado de la peor manera.

-¡A sus dormitorios! - ordenó Minerva Mcgonagall a Sirius Black y James Potter.- Y cien puntos menos de los que aún no tienen para Gryffindor.

-Pero profesora, nosostros no fuimos se lo juro.- insistió Sirius.-

Pero la risa de James borró cualquier rastro de redención para aquellos dos Gryffindor.

-¡James! - exclamó molesto Sirius.-

-Es que se ve muy graciosa.- se defendió James viendo a Stella.- Además solo es un poco de pintura roja.

-¡No es pintura niño tonto!

Stella se encontraba totalmente cubierta no de pintura roja sino de lo que parecía ser sangre de porcino.

Al terminar el banquete los hermanos Snape junto a Daniel, Andrómeda, Barty y Regulus se dirigieron a su sala común.

Claro que ninguno se imaginaba que en el camino un balde lleno de sangre de porcino iba a caer sobre la pequeña Stella.

Y menos esperaban que el balde callera en las manos de nada más y nada menos que Sirius Black.

-Pidan disculpas antes de irse.- ordenó Minerva.-

-Lo siento.- empezó Sirius.-

Las disculpas de James se vieron interrumpidas por una risa de él mismo al ver nuevamente a Stella.

-¡James! - volvió a gritar Sirius.- Eres un desastre.

Y en ese preciso momento, una lágrima cayó por la mejilla de Stella. Se sentía muy humillada y cien puntos menos para Gryffindor no la hacían sentir mejor.

-Tranquila pequeña.- dijo Minerva yendo rápidamente dónde la niña.- Una ducha bastará.

¿Una ducha? Stella no pensaba lo mismo. La habían humillado delante de muchos estudiantes y ¿Una ducha lo arreglaría toda? Claro que no.

-De verdad lo siento pero...

-¡No quiero oírte! - interrumpió Stella a Sirius.- Es más, no quiero que tu amigo y tú se crucen por mi camino en lo que me quede de vida.

Stella se soltó del brazo de Minerva muy enojada y salió del despacho de la animaga.

Afuera la esperaban Severus y Andrómeda. Los demás habían sido obligados a ir a sus habitaciones.

-Vamos.- dijo Severus mientras se acercaba a su hermana y la cubría con su túnica.- No les prestes atención.

-Son unos bárbaros.- musitó Andrómeda.- Poco caballeros e idiotas.

En un determinado momento Sirius Black tenía las intenciones d acercarse a Stella, intenciones que se vieron interrumpidas con la llegada de Peeves.

-¡Vaya! ¿Quieres un espejo?

Y sin dejar que Stella responda, el poltergeist sacó un espejo y lo colocó justo al frente de la pequeña.

Al verse a ella misma, al ver su rostro y su cuerpo lleno de sangre, Stella volvió a derramar algunas lágrimas.

-¡Peeves! ¡Lárgate! - ordenó Minerva.-

Y acompañado de una risa malvada, el poltergeist desapareció.

Stella volteó y se encontró con el rostro de Sirius. Bajó el espejo que tenía en sus manos y tomó la mano del pelinegro para después colocar el espejo en su palma.

-Que cálida bienvenida.- dijo viendo a Sirius fijamente.- Nunca voy a olvidarla.

Severus tomó la mano de Stella y se la llevó junto a Andrómeda a la sala común de Slyherin.

-Ese idiota.- decía Severus en el camino.- Se copió de Malfoy y te hizo lo mismo que él me hizo cuando llegué a Hogwarts.

-¿Lucius te hizo lo mismo? - preguntó Andrómeda.- ¿Esta escuela es para pandilleros o para magos?

En el camino Stella no pronunció palabra alguna. Cuando llegaron a la sala apenas y se despidió de su hermano para después ir junto a Andrómeda a su habitación.

Por su parte, Sirius Black veía el pequeño espejo que Stella le había dejado en la palma de su mano.

-No te preocupes Sirius.- musitó James.- Ya mañana hablarás con ella si estás tan preocupado.

-¡No quiero hablar con ella! ¿¡Por qué querría hablar con ella!?

-No sé, pensé que así dejarías de estar tan triste.

-¡No estoy triste! ¡No me importa lo que le pase! Es una llorona.

Y sin más, Sirius se metió debajo de sus cobijas.

-Debiste decirle si te mortificaba tanto lo que pasó.- continuó James con una sonrisa burlona.- Hasta mañana.

Esa noche fue muy larga para dos personas.

Stella no podía dormir por la humillación que seguía sintiendo y Sirius, bueno, Sirius no podía dejar de pensar en la pequeña Slyherin y lo triste que se veía.

Aquello lo molestaba mucho, al parecer, no le había gustado verla llorar.

let me be the one [Sirius Black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora