Cuando Daniel se enteró la manera en que Sirius me amenazó delante de todos prometió ayudarme en mi guerra, al igual que Barty.
Regulus y Andy solo rieron, dejando muy en claro que les parecía que ambos estábamos siendo muy inmaduros. Con eso me quedó más que claro que ellos no me ayudarían.
Y Sev, aunque tenía muchas razones para ayudarme, no quiso hacerlo. Que desgraciado. Según él, prefiere concentrarse en sus estudios y no en un par de idiotas como Black y Potter.
Sé que debería hacer lo mismo. E intenté hacer lo mismo. Hasta ese día.
Ese día en el que estaba yendo muy tranquilamente a mi clase de encantamientos y de repente un balde de pintura roja me cayó encima.
¡Pintura roja! Obviamente estaba replicando lo que me hizo antes y por su culpa todos volvían a llamarme la choricera sangrienta.
Así que después de ese día, la guerra empezó.
Lo primero que hice fue encantar su desayuno. Para eso necesité un poco de ayuda de Lily, que solo aceptó porque la soborné con unos libros.
Ese día encanté sus galletas y cada vez que intentaban mordelas estas desaparecían y terminaban mordiéndose sus propios dedos. Fue muy gracioso. También encanté sus sandwiches para que hablaran, diciendo cosas como “No me comas” o “Tienes migas en la cara”. Fue divertido ver como Potter empezaba a perder la cordura.
Como venganza ellos, no sé como, lograron encantar mi pluma el mismo día que tenía un examen con él profesor Slughorn. Había hecho el examen con todas las respuestas correctas, pero cuando llegó la hora de entregarlo todo lo que escribí cambió de un momento para otro y aparecieron frases ridículas como “Amo a Sirius Black”, “James Potter el más guapo”, e incluso, “Odio a mi hermano”.
Esa broma casi me cuesta el semestre de pociones.
Y lo peor de todo es que se aliaron con Peeves. ¡Con Peeves! Ese poltergeist me hacía la vida imposible todos los días. Me jalaba del pelo cada vez que me encontraba, me lanzaba tomates cada que se le ocurría e incluso me hizo tragar las pelusas de la señora Norris. Acabé en la enfermería ese día.
Pero cuando yo intenté hacerle un festín al calamar gigante con él, todos me juzgaron. El director Dumbledore incluso me dio todo un sermón.
—¿De verdad vas a salir a esta hora? —me preguntó Andrómeda—.
Había intentado no despertarla, pero a penas me levanté de mi cama y puse un pie en el suelo ella se levantó. No sé cómo es que tiene el sueño tan ligero.
—Déjame adivinar —continuó mientras prendía su lámpara de mesa—. Irás a preparar alguna de tus bromas.
—Eso no...
—Y corrígeme si estoy equivocada. ¿Barty y Daniel te están esperando abajo?
Creo que en el futuro a Andy le irá muy bien en las clases de adivinación.
—¿Quieres venir? —le pregunté con una sonrisa. Aunque ya sabía su respuesta—.
Solo me miró con desaprobación, apagó la luz de su lámpara y volvió a acostarse. A pesar de estar en contra de esta guerra, sé que espera que yo la gane.
Al salir cerré la puerta de la habitación muy despacio, no quiero importunar su sueño otra vez. Bajé por las escaleras y sonreí cuando en la sala me estaban esperando mis mejores cómplices.
—¿Para la próxima puedes planear bromas que no nos necesiten despiertos a las tres de la mañana? —preguntó Daniel con mala cara—. Sabes lo mucho que aprecio dormir.

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let me be the one [Sirius Black]
Random-Tú eres exactamente lo que nunca esperé, sin embargo, eres todo lo que busco.