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Gotham.

Se detuvo justo frente a la casa, uno de los asesinos además de Talia vivía cerca de las orillas de Gotham. Abraham, un bastardo que trabajó para la policía de Gotham durante muchos años hasta que comenzó a matar para ganar dinero más fácil, uno que conocía cada detalle de los movimientos de la estación. Danette lo ubicó justo en ese punto y se aseguró de que estuviera solo, nadie más tenía que salir herido.
Tomo las llaves, el puñal de su bota y camino tranquilamente hacia la vivienda donde se haría pasar por una chica de entrega de regalos antes de seguir con lo que tenía planeado, tocó el timbre y espero ante el amable "Ya voy" que se escuchó desde antes de esta.

-¿Quien eres tu? - La arquera grabo cada pequeño detalle en su rostro y le sonrió.
-¿Eres Abraham no? - El hombre castaño asíntio - Lisa me envió a dejarte un pequeño regalo por su aniversario.

El cuchillo se acomodo sobre su garganta y el corte limpio mancho la camiseta blanca que llevaba en ese momento, su cuerpo cayó hacia atrás en un desesperado intento de buscar oxígeno mientras la arquera se acercaba muy pocas intenciones de dejarlo así. Vio en sus ojos el miedo de morir, el temor de dejar una familia y aún con eso sobre la mesa, a Danette no le importo.

-Te enviaron a cometer el asesinato en la mansión Wayne hace un año - Los ojos pardos la veían suplicando piedad al mismo tiempo que negaba lo que se le decía. - De nada te sirve negarlo.

Los ojos pardos veían con atención los azules de la arquera, no había emociones en su interior, no había señales de arrepentimiento, solo la mirada de una persona llena de irá y con ganas de venganza. Abraham era un hombre no más de cuarenta y cinco años, cabello castaño y ojos cafés oscuros, era alto y no tenía un cuerpo estructurado pero podía apreciarse que mantenía su condición física en estado activo, llevaba más de tres años trabajando para quien le pagara y no importaba que tan sangriento fuera el trabajo mientras la cantidad de dinero fuera mayor, era padre de una niña de seis años llamada Erika, la misma niña que Danette vio hace unas semanas en Ciudad Star, el mismo día que atacaron la casa de seguridad donde vivía.

-Última oportunidad - El hombre por más que quisiera hablar no había posibilidad alguna así que su último recurso fue escribir en una servilleta que estaba cerca.
Danette frunció el ceño buscando entender la letra que era ilegible para ella en ese momento.

-¿No pasaste la primaria o qué? - Ladeo su cabeza hasta que por fin encontró el significado.

"Nys" y una extensa línea donde el hombre no pudo terminar de escribir.

Y Danette se congeló, el corazón se le rompio y todas las piezas del rompecabezas cayeron en su lugar, ella llegó muy rápido a la escena, no pregunto ni tampoco cuestiono nada, no había evidencia sólida de que hubiera sido esa persona y de haberlo sido ¿Cuál sería el motivo?, que cosa fue tan grave para arrebatarle lo único que la mantenía con vida.