"Todos tenemos un propósito y el tuyo fue salvarnos de morir ahogados."
"Ellos tienen una conexión diferente, algo mucho más fuerte de lo que Constantine nos hablo"
"Eres mi hermanita y si tú te hundes entonces lo haremos juntos."
La deuda que f...
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—¡Que te jodan amor!— Jadeó cuando la penetración la tomó por sorpresa
—Es lo que estamos haciendo ahora — Tomo su cadera para hundirse de lleno en ella
Ninguno sabe cómo acabaron en esa situación, luego de la pequeña reunión con las cabecillas revisarían los números en las cuentas del extranjero para saber si sería buena idea darle una oportunidad a una nueva compañía de nanotecnología que necesitaba financiamiento. Pero para su suerte terminaron en una pequeña habitación de la oficina de Danette, solos y con el libido en su punto más alto.
—Carajo, te estás apretando — Las manos de la arquera estaban sujetas tras su espalda con la ayuda de un listón que se encontraba cerca de ella.
—Si no te concentras vas a terminar antes — Se movió un poco más abriendo las piernas a su paso.
—No hagas eso.
Danette se rió cuando su mandíbula se tensó, tenía razón Jason ya estaba en su punto límite y en cualquier momento se correría en su interior.
—Esto pasa cuando te dejó tener el control — Gimió cuando tuvo a su compañera más cerca de él.
—¿Qué? — Suspiró apretando el marfil que podía tomar con sus manos — ¿Terminar en el baño de mi oficina?
—No solo fue eso — La embestida la hizo soltar un sutil gemido.
—¿Acaso te puso celoso el italiano que quiere cogerme? — Tiro la cabeza hacia atrás cuando las manos de su acompañante se hundieron buscando más profundidad. — Jason…
El castaño sonrió con superficialidad
— Si — Gruño escondiendo la cara en la pequeña curva que se formaba entre su hombro y su cabeza — Aunque no tiene oportunidad contra mi.
Danette se rio, el egocentrismo que su novio cargaba era tan grande que aun no entendía cómo no le pesaba.
— Mierda, extrañaba tanto esto—Dijo comenzando el camino de besos en el costado de su cuello y la pelinegra esbozó una sonrisa.
—¿El sexo?
—El sexo express contigo —Atrapo lo labios de la chica — Y me fastidia que alguien más tenga la intención de ponerte las manos encima.
—Y sin embargo solo tu tienes el placer de hacerme gritar tu nombre — El cosquilleo en el vientre de la pelinegra se extendió, las embestidas se volvieron más fuertes y más precisas.
Los orbes azules no perdían los de su acompañante de vista, su boca entreabierta dejaba escapar los pequeños gemidos que se mezclaban con los de su acompañante mientras asimilaba como el verde olivo comenzaba a hacerse presente con la dilatación de su pupila.
—Jay...— Fue más un pequeño estallido con su nombre que una oración común que la sensación tibia dentro de ella le provocó, eso era una prueba muy clara de que ambos habían terminado a la par.