[TEMPORADA 2, 3 y 4, trabajando en la 5]
Luego de la desaparición de Will hace un a?o, Alex comenzó a sentirse perdida y alejada, alejada de su mejor amigo, de su hermano, incluso de los Byers quienes eran como una segunda familia para ella, no sabí...
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Editado.
「𝕷𝖆 𝖋𝖎𝖊𝖘𝖙𝖆 𝖉𝖊 𝕳𝖆𝖑𝖑𝖔𝖜𝖊𝖊𝖓」
Siempre me llamó la atención que los adolescentes necesiten fiestas, alcohol y drogas para ser felices, no es que los juzgue, soy militante de que cada uno puede hacer lo que le plazca sin que el resto opine, pero simplemente a veces me pregunto qué será lo grandioso en todo ese ambiente, porque todos parecen amarlo. Por eso mismo le insistí a Jonathan en venir, quiero ser una más, experimentar cosas nuevas al menos una vez en mi vida.
El olor a alcohol, sudor, tabaco y marihuana inunda mis fosas nasales, creando una combinación de aromas completamente asquerosa, pero supongo que es algo que se acostumbra en estos lugares.
—¡Treinta y seis, treinta y siete, treinta y ocho...! —se escucha desde la entrada de la casa.
Jonathan parece no darle importancia a la situación, caminando hacia la casa para entrar a la fiesta, parece ansioso, como si estuviera buscando a alguien.
Yo, por mi lado, me acerco al grupo de chicos para ver qué están haciendo. Me sorprendo al ver a Billy parado de manos sobre lo que parece ser un barril de cerveza, mientras toma aquella bebida desde una manguera. Hay un chico sosteniéndole los pies, evitando que se caiga y todos parecen muy emocionados por el acontecimiento.
—¡Cuarenta y uno, cuarenta y dos! —terminan de contar todos, empezando a gritar y festejar.
Billy vuelve sus pies al piso y escupe hacia arriba la cerveza que había quedado en su boca, comenzando a gritar como un cavernícola.
—¡Hay un nuevo rey de la cerveza! —grita uno de los chicos,
El rubio sonríe orgulloso y comienza a caminar entre la gente. Todas las chicas lo miran con anhelo, como si quisieran ser dignas de él, pero sus ojos no se detienen a mirar a ninguna.
De repente, el joven que me dijo hermosa en la mañana de ayer, el mismo que me hizo pensar en él todo el maldito día dejó de parecerme atractivo, en lo absoluto. No sé si por haberlo visto gritar como un chimpancé o porque la cerveza que escupió cayó en mi cabello, pero simplemente esa pequeña atracción que se estaba comenzando a formar se desvaneció en cuestión de segundos.
Me doy media vuelta, dispuesta a ir hacia la fiesta a buscar a Jonathan, pero no doy más de tres pasos cuando una mano se posa en mi hombro, deteniendo mi camino.
—Hey, Alex.
Aprieto mis labios y me giro lentamente, quedando cara a cara con el dueño de aquella voz.
—Hey, Billy —sonrío forzosamente.
—Me alegra verte aquí —comenta con galantería, bajando sus ojos hacia mi cuerpo antes de volver a fijarse en mi rostro— Te ves muy bien.