CAPÍTULO 18
NO OLVIDES QUE TE ESPERÉ DEMASIADO TIEMPO
Canción: James Young - Don't you know
& Firestone - Kygo ft. Conrad Sewell
ConradHoy el día es perfecto, desperté antes de que sonara mi alarma, el desayuno que me preparé estuvo exquisito, el clima está bien, algo soleado, pero no demasiado abrumador, y tengo clase con Savannah.
-¿Terminaste Sorpresa?- Me inclino para acariciar su cabeza, mientras me aseguro que se haya terminado la porción de comida que le he servido.-Tú tío ya casi llega y no quiero que mueras de hambre.
Camino hacia mi recámara mientras la cachorra comienza a jugar con una pequeña pelota, al parecer es su juguete favorito. Tomo el reloj que he dejado en mi mesa de noche, colocándomelo mientras cierro el libro que comencé a leer anoche, El viejo y el mar, de Ernest Hemingway, quizá me identifiqué un poco con el protagonista he de aceptarlo, giro un poco mi muñeca para ver la hora, solo tengo diez minutos.
Después de que Savannah aceptara salir conmigo, trate de recordar cuáles eran esos lugares que solía mencionar cuando salíamos al refugio, recuerdo que planeaba visitarlos, por lo que hice una lista, pero sé cual será el primer lugar que visitaremos ésta noche.
El sonido del timbre y un pequeño intento de ladrido de Sorpresa me hace saber que Sebastián ha llegado, por lo que tomo el maletín con el material de mi clase y mi saco, antes de salir de mi habitación.
-Llegas tarde. -Llega justo a tiempo, pero llegar justo, es en realidad llegar con demora.
-Perdón, no quise dejarte esperando hermanito, ni a ésta pequeña.- Sorpresa se lanza a Sebastián y éste se inclina para que la cachorra pueda subir a su regazo.- Aww, ¿Me extrañaste? ¿Soy tú gemelo favorito?- La cachorra lo lame un poco, y a mi me divierte ver la escena.
-¿Tú crees que Rodrigo se dejaría besar así?
-Nah, tienes razón. Claro que soy su gemelo favorito.
-En la mesa hay una lista con la medida de las porciones de comida, los premios están en el cajón a mano izquierda del mueble caoba junto al televisor de la sala, la correa está en el perchero, en caso de que quieran salir a dar un paseo, ella se acercará a la puerta del jardín cuando quiera hacer sus necesidades. -Me detengo un momento esperando ver entendimiento en la cara de mi hermano, pero solo veo confusión, por lo que solo me preocupo más.- Su juguete favorito es ésa pelota. ¿Alguna duda?
-Vaya. - Lo escucho suspirar, ¿Dejarlo aquí será una buena idea?- No te preocupes, todo está bajo control. Ahora ve, que sí no el otro también me acusará de impuntual.
-Está bien, puedes llamarme sí algo sucede, mi celular estará siempre encend- - Espera, ¿Qué dijo? - ¿El otro?
-Sí, bueno, llegué tarde porque se me atravesó un inconveniente de 1.88m, rubio y de ojos azules, debo decir que aún así no es el hermano más atractivo, acá entre nos. - Sebastián me guiña un ojo, mientras se lleva un dedo apuntando a su boca señalando silencio.
-¿Henry está aquí?
-Sí, ahora apresúrate. Nosotros estaremos bien ¿cierto?. - Apunta a Sorpresa, y confío más en su pequeño ladrido de afirmación que en las palabras de Sebastián.
-Está bien.
-Oye, espera. - Me detengo viéndolo atento. - ¿Cuándo le dirás a Savannah que adoptaste una cachorrita?
-Pues ella me acompañó al refugio, pero. -Sonrío al recordar.
-Pero no sabe que la adoptaste ¿cierto? - Frunzo un poco las cejas, ante su pregunta.
-No, aún no. -Pero luego me paso la mano por el cabello con un pobre ademán de frustración. -Ella confía en mí para cuidar un cachorro tanto como yo confío en ti en este momento para cuidar a Sorpresa.
-¡Oye! ¡Por qué me ofendes! - Tomo mis llaves y salgo deprisa, antes de poder escuchar algo más.
Bajo por el ascensor hasta la cochera, puedo vislumbrar el coche de Henry a lo lejos, con el rubio impaciente y enojado que se encuentra adentro. Esta vez yo río, porque para él soy yo quien llega tarde. Increíble,
-Llegas tarde. - Hermanos mayores.
-Lo sé.
-¿ Por qué sonríes?
-No es nada. Solo avanza. - Me giro dándole una palmada en la espalda. - Por cierto, ¿Por qué me llevas tú?
-Estaba en casa de Sebastián, y me ha dicho que le pediste que cuidara a tú cachorra, por tú trabajo. Me pareció buena idea traerlo y llevarte, quiero saludar a Laurie, desde que paso más horas en Stanford, no he podido platicar con ella.
-Ya veo, me parece bien.- Asiento, mientras tomo un archivo que debo revisar.
Henry es de esos conductores serios que no voltean ni siquiera un segundo a otro lado que no sea el camino, además conduce despacio, para mí mala suerte, demasiado despacio. Agradezco que el camino de mi departamento a mi trabajo, sea corto.
-Llegamos. -Henry por fin se gira, ahora está sonriente.
-Gracias al cielo. ¿Quién te enseño a manejar? Sospecho que hubiera llegado más rápido caminando.-No bien termino de hablar, me da un golpe en el hombro.
-Respétame, soy tú hermano mayor. Por eso dicen que no hay agradecimiento en cuidar a un niño pequeño.-Su comentario me provoca una risa sonora, vaya que mi hermano es exagerado.
-Debo pasar a recoger algunos proyectos de los estudiantes a mí oficina. Vamos. - En los pasillos algunos de los antiguos alumnos de Henry se detienen a saludarlo, me parece increíble, ya que cuando a mí me ven giran hacia el otro lado.
-¿Celoso? - Su sonrisa descarada está frente a mí.
-Siéntate, celebridad. -Entramos a mí oficina, por suerte no tengo que buscar demasiado, ya que todo está cuidadosamente ordenado alfabéticamente.
-No te sientas mal, sé que al menos hay alguien que se alegra de verte aquí. A veces, al menos.
-No me digas. -Ignoro la risa de Henry, mientras sigo reuniendo los proyectos.
-Aunque para ser honesto, con ése humor, yo hubiera desistido sí fuera Savannah. Eso solo hace que la admire más, es determinada.
-Así es, ahora guarda silencio. Y para ti es Bailey, no Savannah.
-¿Fibra sensible? Creí que ayer habías dicho que no te gustaba. ¿Te retractas? -Henry se levanta quedando a mi espalda, ¿Por qué es tan insistente?- Bueno, si Savannah no te gusta, o no es tú tipo, conozco a alguien que estaría encantado de salir con ella. -Henry toca mi hombro para que le responda. Llegué al límite.
-¡Sí, ayer te dije que no me gusta! No la nombres, te he dicho que es Bailey, no Savannah, maldición, solo siéntate y déjame hacer mi trabajo. ¿No tenías algo que hacer?
-Para que pierdo el tiempo conti- - Henry guarda silencio al escuchar como la puerta de mi oficina se cierra, pero no había escuchado a nadie entrar. Por fin se aleja de mi, dándome suficiente espacio personal, y yo me giro hacia la puerta.- ¿Alguien iba a pasar a tú oficina?
-Nadie que yo supiera, vamos. -Tomo los documentos, y ambos salimos de la oficina.
Por suerte Laurie ha visto a Henry y se lo ha llevado a tomar un café, no sé qué esperaba que le dijera en la oficina, aunque mi buen humor se recompone conforme avanzo a mi clase.
-Buen día. -El sonido monótono de los estudiantes me divierte, parece que hoy no tenían muchas ganas de venir. Dejo mis cosas sobre mi escritorio, recorriendo con la vista el aula, ella aún no ha llegado, veré cuánto puedo retrasar el inicio de la clase.- ¿Quién me dice que fue lo último que vimos? -Veo algunas manos levantadas, y comienzo a ceder la palabra, escuché unas diez versiones de lo mismo.

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LIB?RAME, AMOR
Teen FictionAmor y Guerra son dos lados de la misma moneda. Para Henry, quien ha estado enamorado de la misma chica por a?os, y Conrad que ha encontrado por primera vez a quien lo hace sentir, amor, frustración, celos, dándole por primera vez esperanza; Para es...