Una de las enfermeras corrió en ayuda de Lingling. Al verla llegando así ella se sobresaltó. Ling se apoyaba en las paredes, caminando lentamente. El dolor en sus partes íntimas y en los muslos era insoportable.
Enf: ¿Qué pasó, doctora? - Agarrándola por los brazos la llevó hacia una silla.
L: Ay.. - ella gimió mientras se sentaba.
Fue una gran imprudencia de Faye llevarla en un caballo sin ensilla y una gran tontería de su parte aceptar volver a al pueblo de esta manera. Se había dado cuenta de cómo Faye se ponía roja por los celos, sabía que esa había sido su manera de avisarle que se mantuviera apartado de su camino. Sin embargo, no tenía miedo de esa imbécil. Yoko era una mujer muy hermosa y no se merecía a un mujer sin educación. Lucharía por conquistarla.
L: He ido atender a un paciente en una hacienda y tuve que volver en un caballo y ahora me duele todo - sonrió tímidamente. Yo no estoy acostumbrada. Siento que no puedo dar un paso más. No tengo condiciones de atender a mis pacientes hoy. Llévame al hotel, necesito descansar.
La enfermera asintió.
•••
Yoko recogía todas las bolsas y almohadas que estaban dispersas por su habitación, después de haberlas lanzado a Faye. Se sentó en la cama y se puso a mirar pieza por pieza de la ropa interior que aún tenía en las otras bolsas. Decidió que se iría probar todas. Se desnudó y poco a poco iba probando las piezas. La dependienta tenía razón, eran todas hermosas y cuando las vistió ella se sintió seductora e incluso... más mujer.
Las piezas de lencería realzaban sus curvas, destacando la belleza del cuerpo. Cogió una cesta y se fue a su cajón de ropa interior y se dispuso a vaciarlo, lanzó dentro de la cesta todas las prendas de algodón que solía ponerse hasta ahora. A partir de entonces no iba más utilizar este tipo de prendas tan sosas. Ella se iba a casar, tenía que cambiar algunas cosas. Aunque insistiera en no tener intimidad con Faye, ella no la dejaría verla con estas prendas tan... virginales. Cuándo fuera otra vez a la ciudad, iba a comprar más lencería.
Por supuesto que no era para Faye - Yoko pensó - era para ella misma, para sentirse mejor y por qué no decir, para sentirse un poquito más... ¿sexy?
Cuando Faye llegó a "Esmeralda", el sol ya se estaba poniendo. Ella entregó los caballos a un trabajador y salió en busca de su Yoko. Encontró a su hermosa pelicastaña bajando las escaleras.
Y: Todavía no estamos casadas y tú no sales de mi casa... - llegó al último escalón.- ¿Qué quieres de esta vez?
F: Si no me quieres aquí, podemos ir juntas a "La Fortaleza" - la miró profundamente a los ojosy le besó la mano.
Y: Y, ¿qué haríamos allí?...
F: Muchas cosas interesantes...- arqueando las cejas sugestivamente. - Pero si quieres averiguarlo, tendrás que ir...
Y: No me interesa.... - retiró su mano bruscamente, se volvió y moviendo las caderas seductoramente, caminó hasta el sofá.
¿Acaso Yoko no tenía idea de lo mucho que verla así la enloquecía? Era imposible no sentir una erección formándose de nuevo. Se estaba convirtiendo en un hábito. En sólo verla o tocarla, se endurecía causando un dolor en la entrepierna.
Y: ¿Llevaste a la doctora? - Yoko la tiró de sus pensamientos.
F: Por supuesto - se rió y se acercó a ella.
Y: Yo no creí en la historia del automóvil.. ¿Qué hiciste a Lingling?
F: ¿Lingling?
Y: ¿Se te olvidó que ella pidió que dejara de lado las formalidades?

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Domando a la fiera (G?P)
FanfictionYoko, una mujer de genio difícil, es determinada, fuerte pero en su interior tiene sus debilidades, ella guarda un secreto que la impide entregarse al amor, por lo que a la altura de sus treinta a?os ella sigue siendo soltera y virgen. Faye , mujer...