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Cuando Eddie te habló por primera vez de Venom, no estaba seguro de cómo lo tomarías. ¿Saldrías corriendo? ¿Le darías una paliza con tu mochila? ¿Le gritarías? ¿Lo insultarías? Todas son preguntas válidas, en realidad. De todos modos, Eddie era una persona ansiosa en el mejor de los casos, así que todo eso era bastante característico de él.
No habías hecho ninguna de esas cosas, aunque habías contemplado huir a las colinas brevemente, pero una vez que conociste a Venom y descubriste lo dulce que realmente era bajo el exterior de macho, bueno, no tardaste mucho en acercarte a él.
Al principio, Venom se había mantenido en silencio durante tu vida sexual con Eddie, ya que le habían repetido tanto en la cabeza todo el tema de la privacidad que finalmente escuchó solo para que Eddie se detuviera. Tu vida sexual con Eddie era buena, él era un buen polvo y tú también lo amabas. Así que era una situación en la que todos salían ganando, pero a medida que te sentías más cómoda con la presencia de Venom todo el tiempo, comenzaste a preguntarte: ¿él también tenía impulso sexual?
Por supuesto, la primera vez que Venom se subió a tu auto, ese fue el primer pensamiento intrusivo que se te pasó por la cabeza. Y, por supuesto, Venom lo escuchó.
"PENSAMIENTOS TRAVIESOS PARA UNA DAMA TRAVIESA", susurró Venom desde lo más profundo de tu cerebro. Era extraño escuchar su voz tan clara desde tu interior. Era un poco desconcertante si eras completamente honesto.
—No se suponía que escucharas eso —respondiste, sonrojándote profusamente. Eddie se sentó frente a ti, después de haber transferido al pequeño alienígena de su cuerpo al tuyo. Su cabeza se inclinó hacia un lado en señal de interrogación.
—¿Qué está diciendo? —preguntó Eddie inclinándose hacia delante.
—Nada —respondiste al mismo tiempo que Venom, cuya cabeza apareció sobre tu hombro para responder a su paseo habitual, diciendo:
—Nuestra pequeña descarada quiere saber sobre nuestro impulso sexual, Eddie...
Gruñiste y te pasaste la mano por la cara de pura vergüenza. Dios, esto no podía empeorar. Te arriesgaste a mirar a Eddie, segura de que encontrarías horror en él. Te equivocaste. En el rostro de Eddie había una mezcla de interés silencioso y algo mucho más oscuro y lujurioso. Te mordiste el labio y tu cerebro inmediatamente conjuró una imagen que era absolutamente sucia.
Oh mierda, espera-
—Eddie —dijo Venom, lamiendo con la lengua una pequeña raya a lo largo de tu mandíbula—. Ella está sucia...
Eddie arqueó una ceja y te miró con los ojos clavados en el cuerpo. Prácticamente podías ver cómo giraban los engranajes de su cerebro mientras intentaba averiguar qué estaba pasando entre ustedes dos. No podías negar que la humillación de tener a Venom fuera de ti de esa manera te excitaba, aunque nunca lo admitirías ante ti misma.
