『••✎••』
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Desperté sintiendo su respiración cálida contra mi cabello, y mi cuerpo entero pareció congelarse. El brazo de N aún estaba rodeándome, manteniéndome cerca de él, como si fuera un refugio del que no quisiera salir jamás. Cerré los ojos de nuevo, deseando detener el tiempo, pero el nudo en mi garganta me recordó que esto no era más que una ilusión.Había pasado la noche en mi cama, conmigo. Él debió haberme cargado después de que me quedé dormida en el sofá, y esa simple idea hizo que mi pecho se apretara.
"¿Por qué haces esto, N? ¿Por qué me tratas como si yo realmente fuera alguien especial?"
Abrí los ojos nuevamente y me giré con cuidado para mirarlo. Su rostro estaba tranquilo, casi infantil en su expresión relajada. Había algo tan puro en él, algo que dolía de sólo contemplar.
Mi pecho ardía, pero no era sólo por él. El efecto de las pastillas seguía presente, como un peso invisible que no podía ignorar. Mi cuerpo estaba débil, mi cabeza zumbaba, y sentía una pesadez en los párpados que ni siquiera un amanecer como este podía disipar.
"Debo dejar de tomarlas..."
Lo pensaba casi todas las mañanas, pero el pensamiento desaparecía tan rápido como llegaba. Porque, en el fondo, sabía que no podía. Las necesitaba. No por el descanso físico que me daban, sino por los sueños, por la forma en que esos momentos irreales me hacían sentir completa, como si él fuera mío.
-¿Te sientes bien? -Su voz me sacó de mis pensamientos, ronca y aún somnolienta.
Salté ligeramente al escucharle, sin darme cuenta de que había estado observándome.
-Sí... sólo estaba pensando.
-¿En qué?
-Nada importante. -Mentí, tratando de desviar la conversación.
Él no parecía convencido, pero no insistió. En cambio, se sentó en la cama, despeinándose el cabello con una mano antes de mirarme de nuevo.
-Voy a preparar algo para el desayuno. ¿Vienes?
Asentí, aunque no estaba segura de si mi cuerpo lo permitiría. Me sentía extrañamente ligera, como si cada paso que daba pudiera hacerme tambalear.
Cuando llegué a la cocina, él ya estaba ocupado con las sartenes, tarareando una melodía desconocida. Me apoyé en el marco de la puerta, observándolo. Nico siempre parecía tan cómodo en cualquier lugar, como si perteneciera a todas partes.
- Uvita, ven aquí. -Su voz me llamó, y antes de que pudiera responder, ya estaba sirviendo algo en un plato para mí.
-No tenías que hacerlo...
-Claro que sí. -Sonrió mientras me pasaba el plato. -¿Qué clase de caballero sería si no cuidara de ti después de invadir tu cama?
Ese comentario me dejó sin palabras. No porque fuera inapropiado, sino porque esa sonrisa suya hacía que todo pareciera tan normal, tan... natural.
Mientras comíamos, hablábamos de cosas simples: el clima, la película que no terminé de ver anoche, el menú del café donde trabajo. Pero mi mente estaba lejos de la conversación, atrapada entre mi cansancio y la forma en que él me miraba.
Había algo diferente en sus ojos esta mañana, una intensidad que no podía descifrar.
-Te ves cansada. -Su comentario me hizo parpadear y centrarme en él de nuevo.
-¿Lo estoy?
-Sí. -Su tono era firme, pero había preocupación en él. -¿Dormiste bien?
-Claro, contigo ahí es imposible no dormir bien. -Mi respuesta salió sin pensar, y casi de inmediato quise tragármela.

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『Tú eres mi sue?o』?.NUzi.?
Fanfiction- Contigo todo es como un sue?o del que no quiero despertar. Me salvaste de las sombras que me rodeaban y me diste la luz que creía olvidada. (?) Uzi siempre ha buscado refugio en sus sue?os. A los 18 a?os, fue obligada a dejar su hogar, enfrentan...