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"El inframundo el lugar donde habitan los demonios y quién gobierna estás tierra es el Rey de los Demonios y su reina
Sin embargo, los tronos de dichos monarcas llevan un tiempo vacíos
¿Quien será el próximo rey y reina de los demonios?"
El sol apenas comenzaba a iluminar la mansión Galie cuando un grito desgarrador resonó por toda la casa, rompiendo la calma matutina como un trueno.
-¡¡¿QUÉ ES ESTA ABOMINACIÓN?!! - Vociferaba Amduscias Poro desde el segundo piso, su voz llena de indignación y horror-
Madame Galie, que estaba acomodando unas flores en el salón, dejó caer un jarrón al escuchar el estruendo. Sullivan, que disfrutaba de un café tranquilamente, casi se atraganta con el sorbo.
-Oh, cielos... ¿qué habrá hecho ahora mi nieto? -Murmuró Sullivan, dejando su taza con cuidado y poniéndose de pie-
Poro descendió las escaleras como un huracán, su cabello alborotado y las manos gesticulando exageradamente.
-¡Esto es inaudito! ¡Inaceptable! ¡He encontrado a tu nieto humano, Sullivan, durmiendo en la cama de Dafne! ¡No solo eso, estaba abrazándola como si fuera un peluche, con su cabeza apoyada en su... en su...!- Se detuvo, incapaz de pronunciar las palabras por la indignación-
Madame Galie arqueó una ceja, mientras Sullivan miraba a Poro con una mezcla de curiosidad y diversión.
-Bueno, ¿y qué? - Respondió Sullivan con calma, encogiéndose de hombros- Iruma y Dafne son amigos muy cercanos. Tal vez solo estaban...-
-¡No intentes justificarlo!- Gritó Poro, interrumpiéndolo- ¡Esto es una falta de respeto a su linaje! ¡A su dignidad! ¡A mi entrenamiento! ¡A TODO!-
En ese momento, Dafne apareció en la cima de las escaleras, con el cabello revuelto y una expresión de total confusión en su rostro. A su lado, Iruma intentaba arreglarse el cabello con una mano mientras bostezaba.
-¿Qué está pasando aquí? - Preguntó Dafne, frotándose los ojos con cansancio-
-¡Eso me gustaría saber a mí! - Exclamó Poro, señalándolos con un dedo tembloroso- ¡¿Por qué estaban durmiendo juntos?! ¡¿Qué clase de comportamiento es ese?!-
Iruma levantó las manos en un gesto de rendición, aunque su rostro seguía mostrando signos de sueño.
-Estábamos agotados después del entrenamiento, señor Poro. Solo nos quedamos dormidos. No fue nada inapropiado-
-¡¿Nada inapropiado?!- Repitió Poro, indignado- ¡¿Acaso tienes idea de lo que dirían las élites demoníacas si supieran esto?! ¡Mi sobrina, la futura reina, durmiendo abrazada a un humano!-