El Destino Fragmentado de Draco

FELIZ AÑO ADELANTADO!

------Harry----

El mal humor nos envolvía a Draco y a mí como un manto pesado esa mañana. No tener a Tom con nosotros, como siempre debía ser, me hacía sentir como si faltara una parte esencial de mí mismo. Llegamos al Gran Comedor en completo silencio, nuestras emociones tan densas que casi podían palparse en el aire. Nos sentamos en nuestros lugares habituales, mientras los demás ya estaban desayunando, aparentemente más animados que nosotros.

Comencé a servir el desayuno, llenando mi plato y el de Draco con esmero, pero él apenas tocaba la comida. Movía el tenedor distraídamente, empujando pedazos de huevo de un lado a otro mientras de vez en cuando le daba pequeños trozos a Zarina, quien descansaba con aire altivo sobre su regazo. Solté un suspiro, mi frustración creciendo. Detestaba verlo así, pero también me sentía igual de perdido.

El comedor estaba sumido en un silencio incómodo para nosotros, roto solo por el ocasional tintineo de cubiertos.Hasta que llegaron las lechuzas. El sonido de alas revoloteando llenó el espacio, y los periódicos comenzaron a aterrizar entre nosotros.

Fue Theo quien rompió nuestra burbuja de apatía. Con una sonrisa satisfecha, nos entregó un periódico recién llegado, haciéndolo caer con un leve golpe sobre la mesa frente a Draco y a mí.

—Perdiste... pagame —le dijo alegremente a Blaise, quien soltó un resoplido irritado mientras buscaba en sus bolsillos.

Levanté una ceja, intrigado. —¿Y ahora qué carajos apostaron? —pregunté, mi tono cargado de irritación. Draco apenas alzó la mirada, pero Theo sonrió con satisfacción antes de señalar el periódico.

Bajé la mirada hacia el titular y, bueno... nuestro querido esposo sí que había tenido una noche "ocupada". En letras grandes y llamativas, el encabezado decía:

"Horror en Londres: Internado Muggle Reducido a Cenizas por Fuego Demoníaco. No Hay Sobrevivientes."

Mi corazón se apretó un momento, pero luego la sombra de una sonrisa curvó mis labios. Así que Tom se había podido almenos desquitar el enojo. Draco pareció pensar lo mismo, porque sin previo aviso comenzó a servirme tocino en mi plato, esta vez con una sonrisa radiante tan intoxicante.

—Vamos, mi amor, necesitamos energía para esta noche —me dijo con su tono encantador, mientras finalmente tomaba su tenedor y comenzaba a comer con más ánimo.

—¿Estás muy complacido, verdad, mi amado dragón? —le susurré al oído, deslizando mi nariz hacia su cuello, inhalando ese aroma dulce y embriagador. Draco se estremeció bajo mi toque, y me sentí invadido por una sensación de poder y ternura al mismo tiempo. Solo asintió, con una pequeña sonrisa jugando en sus labios.

Draco sacó un papel que había guardado en su bolsillo y comenzó a repartirlo entre todos en la mesa. Su voz, ahora firme y autoritaria, cortó el aire:

—Esto es lo que necesitamos para esta noche.

Tomé el papel y lo observé. Era una lista detallada de ingredientes y pasos para despertar a Morsis, nuestro basilisco. El simple pensamiento de ello me hizo sentir un escalofrío de emoción recorrerme.

—¿Están todos listos? —preguntó Draco, mirando a cada uno con esos ojos grises que parecían perforar almas. Theo y Pansy asintieron de inmediato, mientras Blaise parecía un poco más nervioso, y Luna sonreía.

—¡Será increíble! Siempre he querido ver un basilisco en acción —dijo Luna emocionada, balanceándose suavemente en su asiento.

—Esto va a ser jodidamente increible —añadió Theo, cruzándose de brazos con una sonrisa cómplice.