—¡Madre, te lo estoy pidiendo!
Ella no era mi madre, pero yo tenía que llamarla así.
«¡Me estás asustando, #######!» gritó ella a través del teléfono.
—¡Tienes que hacerme caso! —Yo corría escaleras abajo, mi aliento se agitaba—. ¡Por esta vez, madre! ¡Tienes que hacerme caso! ¡Me metí en un lío... lo lamento!
Atrás mío había maestros persiguiéndome, algunos niños grabando que se reían. Ambos alertaban a los guardias de la entrada (los profesores gritaban, los niños se burlaban al gritarlo) que no dejaran salir a nadie, porque un alumno había perdido la cabeza.
Yo era el alumno.
Pero solo faltaban ocho horas. No tenía tiempo de lidiar con el maestro que me regañaba por salir del aula a mitad de clase: Tuve que golpearlo contra el pizarrón para sacarlo del camino.
Claro que toda la vieja generación coreana se enfureció por eso.
«10:48... 10:49...»
Carajo. Me parece que toda esta gente va a morir.
¿Qué se supone que quieren que haga con todo esto que aparece en mi cabeza?
¿Rezar?
—¡Salgan de la ciudad o morirán!
Por supuesto, lo único que la gente hacía era apartarse de la loca que corría por los pasillos.
«¡%%%%%%%! ¿Qué está pasando...? ¡Hija, dime, dime! ¡Dime y te ayudaré! ¡Háblame, háblame! ¡Me estás asustando...!» mi madre estaba al borde del llanto.
Es que yo no tenía otra cosa como excusa. No podía decirle: "¡Unos extraterrestres vendrán a matarnos! ¡Escapemos!".
Yo siempre había sido un dolor en el trasero. Usaba traje de varón en una escuela religiosa. Rayaba las paredes de la iglesia durante las noches. Respondía a los profesores. Me burlaba de la gente en la sala de castigos solo para verlos partir las mesas. Me juntaba con gente de mala muerte en mi barrio pobre y era una idiota con mi familia.
No. Era más correcto decir que yo era una desgraciada.
Así que era plausible usar esta excusa. La excusa de que esta vez hice una idiotez más grande que las demás. Una con la que no podía lidiar ni siquiera con mis estupideces, como solía hacerlo. Confesar algo como esto mientras se escucha ruido de gente persiguiéndome, y muchos gritos alrededor. Era adecuado.
«¡__________, respóndeme, por el amor de Dios! ¡Jesucristo, protege a mi familia...! ¡Mateo, Mateo, tu hermana...!»
—¿Mateo está ahí? —pregunté.
Doblé una esquina. Mi pecho chocó contra una pared y las palabras me salieron ahogadas.
—¡Pásame con Mateo!
Mi madre sollozó cuando escuchó mi voz a medio ahogar.
Pasos pesados y rápidos acercándose hacia el altavoz. El celular cambiaba de dueño.
«&&&&&&&. Explícame que diablos está pasando»
Finalmente, mi hermano había tomado la llamada.
—¡Mateo, la jodí! ¡Estoy jodida!
Traté de fingir estar desesperada, pero en realidad ya lo estaba. Y mucho. Así que debió sonar convincente.
Me tropecé y rodé por las escaleras; mi espalda chocó con los bordes del cemento hasta detenerse en el suelo del primer piso. Los estudiantes alrededor soltaban jadeos entre la conmoción de un alumno escapando y maestros gritando entre las aulas.

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ORV | Omnipresente [Borrador]
Fanfiction________________ despertó 27 horas antes del primer evento.