Obsesión.
No lo puedo definir de otra manera, porque solo tiene un nombre y es: Obsesión.
Alexa Layton; estudiante, obediente, entregada, complaciente, y aún así odiada por su madre.
Parsley Case; seductora, luchadora nata, agente secreta, despiadad...
"[...]me enamoré y la seguiría hasta el fin del mundo si es necesario, me iré con ella."
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Veo los escasos rayos que se cuelan por una rendija y por ello asumo que es mediodía, he intentado estar lo más calmada posible para no hacer estupideces, pero comienzo a impacientarme.
Sé que en los operativos la calma es una virtud que te exenta de cometer errores, pero es imposible calmar la fiera que hay dentro de mí.
Juego con la pequeña llave dentro de mi bolsillo y el ruido de afuera me pone alerta. Se escucha como si algo grande cayera al piso, unas pisadas y luego nada más. Silencio otra vez.
El silencio es insoportable aquí.
Pasan unos minutos más y abro poco a poco la puerta, miro a ambos lados cuidadosamente antes de poner un pie fuera.
El ruido que escuché anteriormente no provenía de un "algo", sino de un "alguien" que yace inerte en el suelo. Me acerco a su cuerpo, le tomo la muñeca y ahí están los latidos.
Ya están aquí.
Jamás le hacemos daño a personas aparentemente inocentes, o al menos es lo que intentamos siempre.
Sigo el largo pasillo y observo algunos cuerpos en la misma situación, son pocos, pero desde que estoy aquí, nunca he tenido la impresión de que haya una gran cantidad de guardias, al contrario, pocos para la cantidad de enemigos que tiene Brandon.
—Sino se... —la voz se pierde— la mato.
La voz que escucho a lo lejos es proveniente de Brandon, pero el ruido me dificulta comprender del todo el mensaje. Me muevo hacia el sitio del que proviene la voz tratando de hacer el menor ruido posible.
Mi mirada conecta con la de J, quien apunta con su arma a Brandon mientras este tiene a Charlotte apuntada con la suya.
La frase anteriormente dicha toma sentido en mi cabeza y la adrenalina me recorre todo el cuerpo, poniendo mis pensamientos a girar rápido para proporcionarle ayuda.
—Pon el arma en el suelo —ordena Brandon.
J me mira de reojo y le asiento acercándome más a la habitación, teniendo a Brandon de espaldas a mí.
Mi compañero se agacha y deja el arma en el suelo y en ese momento sé lo que intenta hacer, así que me acerco lo más posible a Brandon, manteniendo una distancia prudente para que no se percate de mi presencia.
—Ahora ruedala hasta mí —su tono es de autosuficiencia absoluta—. Pensaste que podrías conmigo en mi propio territorio, idiota.
El arma rueda por el suelo a gran velocidad, pasando de largo a Brandon y llegando casi justo a mis pies, la tomo rápidamente y me pongo de pie en un solo movimiento.
Brandon se gira y Charlotte aprovecha el cambio del agarre para propinarle una mordida y ahí sus ojos me ven.
Veo como mueve su mano para apretar el gatillo, no hacia mí, hacia ella; y haciendo a un lado mi venganza, incrusto una bala en su cráneo.
