??Te imaginas quedarte atrapada en el fin del mundo con la persona que más detestas?
Mina y Chaeyoung se odian a muerte; no hay día sin que las dos estén peleando. Sin embargo, un día, tras estar peleando en camino a juntarse con sus amigas, quedan...
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Mientras corrían, el sonido de sus pasos resonaba en el callejón. La oscuridad parecía cerrarse a su alrededor, y Mina se sintió como si estuvieran siendo perseguidas por algo más que solo la persona herida.
—¿Dónde iremos?— preguntó Mina, su voz llena de miedo, sus puños apretados comenzando a sentir la sangre en sus dedos.
—No lo sé—respondió con sinceridad Chaeyoung, su mirada fija en la oscuridad de adelante, claramente preocupada—. Solo sé que debemos seguir adelante.
La luz del final del callejón comenzó a vislumbrarse. Corriendo más rápido, por fin lograron salir, sintiéndose aliviadas al no ver a nadie cerca. Pero eso no duró mucho.
La calle frente a ellas estaba sumida en penumbra, iluminada apenas por la luz tenue de algunos faroles que chispeaban, a punto de apagarse, y por la luz fría de la luna.
El asfalto estaba sucio, cubierto de papeles y bolsas arrastradas por el viento, y manchas oscuras que no necesitaban explicación. Algunos coches estaban detenidos en medio del camino, con las puertas abiertas de par en par y luces intermitentes parpadeando.
Y entonces lo vieron.
Un cuerpo yacía cerca de la acera, boca abajo, con el torso cubierto de sangre seca. Otro más estaba a pocos metros, recostado sobre la pared de lo que parecía ser una tienda, con un agujero en el abdomen, dejando ver sus intestinos.
El silencio era tan espeso que podían escuchar sus propias respiraciones.
Comenzaron a dar unos cuantos pasos, tratando de no mirar demasiado a sus costados, cuando de repente Chaeyoung se detuvo en seco. Mina se chocó contra ella, logrando hacer que la coreana se tambaleara hacia adelante.
—¿Qué pasó? —preguntó Mina, su voz llena de confusión, retrocediendo un paso.
Chaeyoung no respondió. Se quedó allí, mirando hacia adelante con una expresión de horror en su rostro. Mina siguió su mirada, y lo que vio la hizo sentir como si su corazón se detuviera.
Una de las criaturas estaba en medio de la calle, arrodillado junto a una persona, que estaba en el suelo, aún moviéndose y pidiendo ayuda con voz apenas audible, su cuerpo desgarrado y cubierto de sangre.
La criatura estaba completamente absorto en la víctima, y no parecía haber notado su presencia. Ambas se miraron entre sí, sus ojos llenos de pánico. Sin decir una palabra, se dieron la mano y comenzaron a retroceder lentamente y sin hacer un solo ruido.
Aquella cosa seguía comiendo, ajeno a su presencia. Lograron alejarse sin ser detectadas, sabían muy bien que no podrían quedarse tanto tiempo allí. Tenían que encontrar un lugar seguro, y tenía que ser rápido.
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