Si había algo que Clara nunca haría, era enamorarse de Oscar Piastri. Oh, muy tarde. Ya lo había hecho, y que la condenen por eso.
En donde... ━ la hermana menor de Carlos Sainz tiene un flechazo por Leclerc, pero sus sentimientos no son correspon...
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Era domingo de carrera. Países Bajos rugía por Max Verstappen, quien tenía todas las fichas puestas para alcanzar el campeonato de este año. No era nada sorpresivo, pues Max era un piloto increíble, que daba todo en cada carrera. Aunque, todo podía pasar. Clara veía que también era posible que Lando pudiese amenazar la seguridad del puesto, así como otros pilotos que eran muy buenos en lo que hacían y también tenían carros veloces.
En el mundo de la fórmula uno era necesario un poco de cada cosa: una mezcla del esfuerzo del equipo y sus estrategias, sumado al nivel del piloto y de sus autos.
—Si alguien más se acerca para preguntarte sobre tu casamiento, empezaré a insultarlos.— emitió su padre, quien hoy había decidido aparecer junto a ella.
Desde que la Sainz había pisado el paddock, todos se acercaban para felicitarla por su compromiso. Mecánicos, novias de los pilotos y hasta el mismísimo Toto Wolff se acercó para darle su bendición. El hecho era que Clara ya había negado al menos unas cincuenta veces que estaba saliendo con Oscar Piastri y que se iban a casar.
Toto pareció un poco desanimado, admitiendo que le diría a Susie que no organizara nada en celebración. La mujer era un amor y siempre trataba a las chicas del paddock con sumo respeto y cuidado.
—Iré a hablar con los chicos, ¿Puedes cuidar a Lady Di mientras tanto?— le pidió a su padre, mirándolo con súplica.— Diana quiere pasar el tiempo con su abuelo, porfa.
—Bien, pero si alguien más viene a hablarme de tu casamiento, los golpearé con la perra en brazos y todo.
—¡Papá! Diana no tiene la culpa de nada.
Al hombre le pareció divertida su reacción, por lo cual, su hija salió en búsqueda de sus amigos, yendo de un lado para otro. Todavía quedaba un buen tiempo para la carrera y no había visto a Lando y a Oscar por ninguna parte. Como hoy estaría en el garaje de Ferrari, quería poder saludarlos y desearles suerte a ambos, antes de que la carrera empezara.
Mientras caminaba por una de las calles, donde circulaban miembros de prensa, y el mismo Juan Fossaroli, amigo de Franco Colapinto, ella se encontró con Charles caminando tranquilamente. Ella optó por actuar como si nunca lo hubiera visto. Claramente no funcionó.
