Bienvenidos al mundo de Seventeen.
Disfruta de las cortas historias que te traigo de cada integrante, porque todas merecemos so?ar con ellos ?.
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SeungCheol.
Entré al departamento y escuché el silencio reinar el lugar; respiré con cansancio antes de dirigirme a la cocina para buscar algo de comer y al darme cuenta que la mesa se encontraba vacía, me sorprendí. Ella siempre me dejaba algo preparado para cuando llegara tarde de las prácticas.
Abrí el refrigerador, pero se encontraba vacío. Ladeé la cabeza con extrañeza y opté por tomar una botella de agua. El silencio me preocupaba demasiado, así que me dirigí a nuestra habitación y prendí la luz, encontrándola recostada sobre nuestra cama mirando hacia la ventana.
—Hola —murmuré, pero no recibí ninguna respuesta. Supuse que estaba dormida.
Me senté en el lado donde yo dormía y observé el suelo por unos segundos. Comencé a retirarme la joyería que llevaba puesta y la dejé en el pequeño mueble junto a la cama; mañana la guardaría, pero al ver un anillo ahí provocó que mi respiración se entrecortara. Era su anillo.
—Quiero el divorcio —murmuró detrás de mí. Sentí que mis labios se resecaron de inmediato y tuve miedo de girar para preguntarle qué había dicho para asegurarme de que no había murmurado esas palabras —. Me contacté con un abogado, los papeles ya están listos y ya los firmé. Solo faltas tú.
—Espera... —murmuré sintiendo la cabeza pesada, me levanté para girarme a verla, pero ella seguía mirando hacia la ventana. Mi corazón se encogió al escuchar un sollozo provenir de su cuerpo y noté cómo tapó su rostro —. Isabella...
—No puedo más, SeungCheol. No podemos seguir así.
—Dime qué pasa —pedí caminando hacia ella para hincarme a su lado y recargar mis codos sobre la cama, buscando ver su rostro cuando tomé sus manos —. Habla conmigo.
—No tiene caso hablar contigo —me dijo soltándose de mi agarre para sentarse en la orilla de la cama —. No hay nada que cambiar. Mi decisión está tomada.
—¿Por qué? —pregunté dejando caer las lágrimas que inundaban mis ojos —, háblame, dime por qué está pasando esto. No entiendo nada.
—No quiero vivir así.
—¿Así cómo? —pregunté sintiendo la desesperación crecer en mí.
—Ya no soy importante en tu vida, Cheol. No estoy dentro de tus prioridades y me he cansado de esperar a que cambies. Te darás cuenta de lo que pasa una vez que me vaya.
