La noche en el pueblo era densa, envuelta en el silencio húmedo de las montañas.
Jackson apoyó el codo en la ventanilla de su auto, mirando el minimarket cerrado frente a él. El cartel de neón parpadeaba con un zumbido persistente, como si se resistiera a apagarse.
Había llegado unas horas tarde. El encargado, Park Jin, ya no estaba.
Chasqueó la lengua con fastidio y reclinó el asiento. No valía la pena apurarse; las cosas importantes solían suceder cuando uno esperaba lo inesperado. Sacó su celular y leyó el mensaje de Yoongi:
"Recuerda mostrarle la foto de Jimin cuando lo veas. No lo asustes. Solo asegúrate de que sea él."
Jackson sonrió, mirando la imagen.
—¿Y cómo diablos no asustas a alguien que vive huyendo?
Decidió quedarse en el pueblo. Rentó una habitación barata en una pensión vieja, donde las paredes olían a humedad y los colchones se quejaban con cada movimiento. No importaba. Al día siguiente, muy temprano, volvió al minimarket.
Y ahí estaba.
Jin. Cabello rubio escondido bajo una gorra, delgado como un suspiro, con un abrigo de segunda mano y pasos rápidos. Jackson lo siguió desde la distancia, con el paso relajado y la mirada atenta.
Pero Jin lo notó. Se giró de golpe y lo miró directo a los ojos. El pánico fue inmediato.
—¡No me mates! —gritó y le lanzó la bolsa de pan directo al pecho...
Jackson levantó ambas manos, estallando de la risa.
—¿Quién usa pan como protección, Jin? Tranquilo, no soy un asesino.
—¿Qué? ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Me estás cazando? ¡Me están cazando! —chilló, retrocediendo torpemente hasta tropezar con un basurero.
Jackson se acercó con cuidado, metiendo la mano en el bolsillo del pecho y sacando lentamente una fotografía.
—Jimin me envió a buscarte. Vengo a ayudarte. Juro que no voy a hacerte daño. Solo quiero hablar.
Jin, aún agitado, bajó la mirada y vio la fotografía. Reconoció al instante el rostro de su hermano. Su hermano del alma, al que tuvo que abandonar. El que se ha sacrificado tanto por él.
—¿Cómo está él? ¿Lo viste? ¿Al fin intentará liberarse de ese hombre?
—Sí, sí. Pero vamos, hablemos en un lugar más privado.
Caminaron juntos hasta la habitación que rentaba Jin. Un verdadero basurero. El contraste era inevitable: mientras Jimin vivía rodeado de lujos, Jin sobrevivía en el abandono. Y, sin embargo, ambos estaban atrapados.
Esa misma tarde, en el club Mirage, Taehyung terminaba de atender a un cliente VIP en las habitaciones exclusivas. Zonas sin muchas cámaras, pasillos más fríos de lo normal.
El cliente ya se había ido, y Jungkook entró justo cuando Taehyung se abrochaba la camisa.
Vergüenza. Sonrojo.
Ambos evitaron mirarse demasiado.
Puertas sin nombre ni número, un cerrojo diferente. Justo una de esas.
—¿Estás seguro de que es esta? —murmuró Jungkook.
—Seguro —afirmó Taehyung, arrodillándose. Sacó un clip del bolsillo, lo metió en la cerradura y comenzó a moverlo con destreza. Jungkook vigilaba como un halcón. Clic. La puerta se abrió.

EST?S LEYENDO
El Guardaespaldas/ Yoonmin
FanfictionPark Jimin nunca pensó que su vida acabaría siendo moneda de cambio. Obligado a casarse con uno de los hombres más poderosos y peligrosos del país, vive atrapado entre lujos, silencios y heridas que no sanan. Pero todo cambia cuando Min Yoongi, un e...