抖阴社区

Capítulo 8

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Hola aquí les dejó el capítulo espero que lo disfruten byeee.

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Me había quedado dormida después de que James me hiciera todas aquellas preguntas extrañas y se marchara enfadado. Cuando abrí la puerta de mi habitación, vi cómo Sash se estaba arreglando frente al espejo del pasillo, enfundada en un vestido negro ajustado y unos tacones granates.

—¡¿Qué haces así todavía?! —Exclamó, alzando las cejas mientras me daba un repaso de arriba a bajo.

Retrocedí de inmediato, cerré la puerta y corrí a darme una ducha rápida. Salí envuelta en la toalla, con el pelo aún mojado, mirando mi armario como si esperara que mágicamente apareciera el outfit perfecto.

¿Qué me pongo? pensé, pasando los dedos entre las perchas y lanzando vestidos a la cama, ninguno me convencía.

—¡Sash! —Grité desde mi habitación, cruzando los dedos para que me escuchara.

Unos segundos después, apareció en la puerta con su habitual aire de reina del drama.

—¿Qué pasa ahora, princesa en apuros? —Dijo, apoyándose en el marco con media sonrisa.

Entró a mi habitación, cruzándose de brazos mientras miraba mi ropa. Su expresión lo decía todo: no tienes remedio.

—A ver, aparta. Vamos a salvarte el look.

Me hice a un lado, sujetando aún la toalla para que no acabara en el suelo.

—Tienes un gusto cuestionable, ¿Lo sabías? —Añadió mientras sacaba uno de mis vestidos, lo miraba con cara de horror y lo volvía a colgar.

—Por eso te llamé —Murmuré, rodando los ojos.

—Relájate, Mads, que para eso estoy yo. —Sacó un vestido corto color burdeos que ni recordaba tener y lo alzó triunfante-. Este, con unas botas negras y el pelo suelto. Boom. Perfecta.

—¿Tú crees? —Fruncí los labios, algo dudosa.

—Cariño, yo no creo, yo sé.

Me lanzó el vestido y salió de la habitación con ese aire suyo de te acabo de salvar la vida, no hace falta que me lo agradezcas.

Suspiré, me sequé el cabello lo mejor que pude y me puse el vestido. Me miré al espejo: no estaba mal. De hecho, Sash tenía razón... otra vez.

Justo cuando me acomodaba el tirante, escuché la voz de Sash al otro lado de la puerta:

—¡Mads, mueve ese trasero o salgo yo misma a vestirte! ¡Connor ya está abajo con cara de funeral!

Ah, genial. Connor, también conocido como el taxista familiar no remunerado, el rey del sarcasmo, la pesadilla de mi infancia... y aparentemente, nuestro chofer esta noche.

—¡Ya voy! —Grité, mientras me miraba en el espejo y pensaba si era demasiado tarde para fingir una enfermedad grave. No sé, ¿paperas, varicela, peste bubónica? Algo que me excusara de la salida social.

Al final, claro, no fingí nada. Me puse la chaqueta, respiré hondo y salí al pasillo. Sash me escaneó de arriba abajo como si fuera Simon Cowell en Factor X y asintió satisfecha.

—Ves. Perfecta. Como siempre que me haces caso. —Me dió un golpecito en el brazo con aire de diva.

—Gracias, gurú de la moda —Murmuré, mientras bajábamos las escaleras.

Al llegar al recibidor, ahí estaba Connor, apoyado en la puerta, revisando el móvil. Levantó la vista y nos dedicó su clásica sonrisa de hermano mayor: un 50 % burla, 30 % "no sé por qué acepté esto", y 20 % resignación pura.

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? ?ltima actualización: May 23 ?

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