抖阴社区

2

8 0 0
                                        

Evelyn

(2020)

El sol apenas comenzaba a colarse por las ventanas cuando Logan entró a la cocina, deteniéndose en seco al verme inclinada sobre el fregadero. Llevaba días sintiéndome extraña: un cansancio constante que no podía explicar, náuseas que aparecían sin previo aviso y un ligero mareo que parecía quedarse conmigo cada mañana. Esa mañana no era diferente; el revoltijo en mi estómago era imposible de ignorar, y el simple olor del café que Logan solía preparar se sentía abrumador.

— Evelyn, ¿estás bien? — Su voz sonaba preocupada, y en segundos ya estaba a mi lado, colocando una mano en mi espalda.

Respiré profundo, intentando calmar la náusea que me había sorprendido esa mañana. Me enderecé lentamente y forcé una sonrisa.

— Sí, solo estoy un poco mareada, no es nada serio.

Pero Logan no parecía convencido. Sus ojos verdes oliva me examinaron detenidamente, buscando cualquier señal de que algo estuviera mal. Tomó mi rostro entre sus manos, obligándome a mirarlo.

— No me parece "nada", Evie. Estás pálida. ¿Te duele algo? — preguntó, su tono firme pero cargado de preocupación.

— De verdad, estoy bien. Probablemente algo que comí ayer... — traté de restarle importancia, pero Logan seguía mirándome con el ceño fruncido, como si analizara cada palabra.

— Vamos a hacer algo. Tengo una reunión en un rato, pero cuando termine, te llevaré al doctor, ¿de acuerdo? No quiero que esto quede como una simple suposición.

— Logan, no es necesario... — empecé a protestar, pero su mirada me detuvo.

— Es necesario — dijo, con ese tono que no daba lugar a discusión. Luego suavizó su expresión y deslizó su pulgar por mi mejilla. — Quiero asegurarme de que estés bien. Y mientras tanto, descansarás. No quiero que hagas nada, ¿entendido?

Suspiré, resignada. Sabía que cuando Logan se preocupaba, no había forma de hacerle cambiar de opinión.

— Está bien — murmuré, aunque por dentro no podía evitar sentir un extraño nerviosismo.

Su rostro se iluminó con una sonrisa satisfecha. Me inclinó hacia él para darme un beso suave en la frente y luego se dirigió al refrigerador.

— Antes de irme, te prepararé algo ligero para el desayuno. Y cuando regrese esta noche, voy a cocinarte lo que quieras. ¿Qué se te antoja? — preguntó mientras revisaba los ingredientes disponibles.

Lo miré, conmovida por su atención y cuidado. Era imposible no sentirse segura con él a mi lado.

— Sorpréndeme — dije con una sonrisa débil, pero sincera.

— Sorpresa será entonces — respondió, guiñandome un ojo mientras comenzaba a cocinar.

Lo observé mientras se movía por la cocina, como si nada pudiera ser más importante que asegurarse de que yo estuviera bien. En ese momento, sentí una punzada de amor tan fuerte que casi me hizo olvidar las náuseas. Logan era así, atento, protector. Por eso lo amaba con todo mi ser.

Cuando se fue a su reunión más tarde esa mañana, mis nauseas regresaron, y me quedé sola con mis pensamientos. La casa estaba en completo silencio, excepto por el tictac del reloj de la cocina. Revisé mentalmente mi calendario. Y entonces lo vi claro. Retraso. Una palabra tan pequeña, pero que lo cambió todo en un instante.

Me senté en la mesa, inmóvil, mientras las piezas comenzaban a encajar: el cansancio, las náuseas, los mareos. Mi corazón comenzó a latir desbocado, como si ya supiera la respuesta antes de confirmarla.

Un impulso me llevó al pequeño cajón del baño donde guardaba una prueba de embarazo que había comprado hacía meses, en un arrebato de ilusión y esperanza, que duro menos de 2 días. Nunca había tenido el valor de usarla, pero ahora parecía llamarme.

Mis manos temblaban mientras seguía las instrucciones. El mundo parecía moverse en cámara lenta mientras dejaba la prueba sobre el lavabo y me sentaba en el borde de la bañera, esperando esos interminables minutos.

— Respira, Evelyn. Respira — me repetía a mí misma, aunque parecía imposible.

Cuando el tiempo terminó, tomé la prueba con manos inseguras y miré el resultado. Dos líneas. Dos pequeñas líneas que confirmaban lo que ya sospechaba. Un nudo de emociones se formó en mi pecho. Alegría, miedo, incredulidad, todo mezclado en una ola que me dejó sin aire. Cerré los ojos y dejé que las lágrimas rodaran por mis mejillas. Un bebé.

Un bebé de Logan y mío.

Llevé una mano a mi vientre, aún plano, pero que ahora sentía lleno de vida.

— Hola, pequeño — susurré, con la voz quebradiza pero llena de ternura.

Me quedé allí, en el baño, por lo que parecieron horas. Moria de ganas por contarle a Logan la noticia.

Como si lo hubiera invocado escuche los pasos de Logan que resonaron en la casa mientras llamaba mi nombre. Tomé aire, limpié mis lágrimas y me miré al espejo. Mi reflejo me devolvió una sonrisa temblorosa pero llena de emoción.

Logan estaba en la sala juntando unas carpetas que había olvidado cuando salí del baño, con la prueba escondida cuidadosamente en el bolsillo de mi bata. Mi corazón latía tan fuerte que estaba segura de que podía oírse en toda la casa. Me apoyé en el marco de la puerta, intentando recuperar la compostura, pero una sonrisa tonta se dibujó en mi rostro sin que pudiera evitarlo.

— ¿Qué tienes? — preguntó Logan de repente, levantando la vista hacia mí. Su expresión era mitad curiosa, mitad divertida. — ¿Acaso tengo algo en la cara? — añadió, llevándose las manos al rostro de forma exagerada.

— No... — murmuré, tratando de contener mi risa, pero la alegría era demasiado grande para ocultarla.

Logan entrecerró los ojos, como si intentara leer mi mente, y abrió la boca para soltar otra broma. Pero no lo dejé terminar. Me acerqué a él y lo silencié con un beso. Fue un beso suave, lleno de emoción contenida. Sus labios se movieron con los míos como si fuera la única forma de comunicarnos en ese momento.

Cuando me separé, Logan me miró con una mezcla de sorpresa y encanto.

— Evelyn, no me tientes — dijo con una sonrisa traviesa. — Tengo una reunión, y si llego tarde por tu culpa... — Su voz bajó, y su tono era mitad broma, mitad advertencia.

Reí suavemente y respondí:

— Bueno, no te preocupes. Por un tiempo no habrán más "tentaciones".

Logan alzó una ceja, desconcertado, y luego tomó mi mano de forma instintiva.

— ¿Por qué dices eso? — preguntó, entre divertido y genuinamente curioso.

En lugar de responder de inmediato, llevé su mano hacia mi vientre y la dejé descansar allí, mirando cómo su rostro cambiaba lentamente. Al principio, parecía no entender, pero luego sus ojos se ampliaron con incredulidad. Sus labios se movieron, como si buscara las palabras, pero no salía nada.

Finalmente, saqué la prueba del bolsillo y la sostuve frente a él, con las dos líneas claramente marcadas.

— Vamos a ser padres — susurré.

Logan no dijo nada al principio. Sus ojos verdes se llenaron de emoción mientras miraba primero la prueba y luego a mí. En un movimiento rápido, me sujetó por la cintura y me levantó en el aire, riendo con una alegría que iluminó toda la habitación. Me giró mientras sus risas se mezclaban con las mías, y luego, con cuidado, me bajó, dejando un beso suave pero lleno de promesas en mis labios.

— Evelyn... — murmuró, su voz ronca de emoción mientras me miraba directamente a los ojos — Esto será lo mejor que nos ha pasado. —

Y en ese momento, lo creí tanto que hasta lo convertí en un mantra.

"Esto será lo mejor que nos ha pasado".

Lo Que Queda De NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora