Evelyn
(2020)
Es sorprendente cómo todo puede cambiar en un segundo. De verdad, un segundo. Ni siquiera tienes tiempo para procesarlo. No tienes tiempo para entender qué está pasando. Un día estás acariciando tu vientre, sintiendo cómo tu bebé se mueve, cómo te responde, cómo es parte de ti... y al siguiente, todo se detiene.
Me habían dicho que estaba todo bien. Que no había nada de qué preocuparme. ¿Y por qué iba a dudar? Había pasado seis meses soñando con ella, contando los días para verla, para tenerla en brazos, para ser su mamá. Siete meses de imaginar cómo sería su carita, de comprar ropita diminuta, de preparar la cuna, de hablarle cada noche, de decirle cuánto la amaba y cuánto la esperaba.
Y ahora... ahora ni siquiera está aquí.
No lo entiendo. No puedo entenderlo. Mi cuerpo me traicionó, o yo la traicioné. Algo en mí falló. Algo que se suponía que debía protegerla, sostenerla, darle la oportunidad de vivir... simplemente no fue suficiente. No fui suficiente.
Me dijeron que fue "un parto prematuro complicado". Qué frase tan vacía. Tan clínica. Como si no se tratara de mi bebé, de mi hija. Como si no se tratara de la vida que había dentro de mí y que ahora ya no está.
Quisiera decir que el dolor está en mi corazón, pero no. Está en mi cuerpo. En cada rincón de mí. Está en mi vientre, que ahora se siente tan ligero, tan vacío que parece un mal chiste. Pasé meses deseando que naciera, que saliera y pudiera abrazarla. Ahora todo lo que quiero es que regrese, que vuelva a estar aquí, dentro de mí, donde se suponía estaba a salvo.
Las horas pasan, y no tienen sentido. Me siento como una estatua rota, sentada en esta habitación que habíamos preparado para ella. La cuna está lista. La ropa, doblada en pequeños montones. Incluso los juguetes están organizados, esperando a unas pequeñas manitas que nunca los tocarán.
Miro las cosas y no puedo moverme. No puedo recogerlas, ni guardarlas, ni deshacerme de ellas. No puedo ni siquiera tocarlas. Es como si al tocarlas aceptara que ya no va a usarlas. Y no puedo aceptar eso. No quiero aceptarlo.
Las personas vienen y van, dejando sus condolencias. Todos dicen las mismas cosas. Que el tiempo lo cura. Que soy fuerte. Que puedo intentarlo de nuevo. Que la vida sigue. Pero, ¿cómo se supone que siga? ¿Cómo se supone que viva después de esto? Todo lo que soy, todo lo que fui estos últimos siete meses, estaba centrado en ella. Mi vida era ella. Ahora, no hay nada.
Logan apenas puede mirarme. Tal vez sea porque está igual que yo, perdido en su propio dolor, o porque no sabe qué decirme, cómo ayudarme. Y la verdad, no sé si alguien puede hacerlo.
Un golpe suave en la puerta me saca de mis pensamientos.
—¿Tienes hambre? —pregunta Logan, su voz apagada, como si tuviera miedo de que suene demasiado fuerte.
Miro hacia la puerta, pero no digo nada. Después de un momento, me obligo a responder:
—No.
Silencio. Puedo sentirlo al otro lado de la puerta. Puedo escuchar su respiración. No se ha ido, pero tampoco sabe qué hacer.
La puerta se abre un poco, y lo veo asomar la cabeza. Sus ojos están rojos, como los míos. Nos miramos durante unos segundos, y por un instante parece que va a entrar, que va a decir algo más. Pero no lo hace. Baja la mirada, cierra la puerta con cuidado y se va.
Quiero decirle que entre. Que no me deje sola. Que me abrace y no me suelte jamas. Pero no tengo fuerzas. Todo lo que puedo hacer es volver a mirar la cuna y dejar que las lágrimas sigan cayendo.
Quiero llorar hasta quedarme vacía, hasta que el dolor desaparezca, pero sé que eso no va a pasar. No importa cuánto llore, no va a regresar.
Todo lo que me queda de ella está en esta habitación: la mantita que compré para envolverla, las fotos de los ultrasonidos donde parecía tan fuerte, tan perfecta, tan llena de vida. Miro esas imágenes y me pregunto cómo es posible que algo que parecía tan real ya no exista.

EST?S LEYENDO
Lo Que Queda De Nosotros
RomanceSe amaron con la certeza de que el mundo siempre giraría a su favor. Evelyn Marlowe, con su sonrisa llena de luz y la pasión por su trabajo. Logan Caldwell, con la mirada fija en el futuro que planeaban juntos. Pero un día todo se apagó. Un embarazo...