抖阴社区

Quinto mes: Lucius Malfoy

290 32 33
                                        

Era temprano. Demasiado temprano para un estudiante con náuseas matutinas, pero no lo suficiente como para evitar los ojos de Argus Filch.

Severus se inclinó sobre un rincón discreto del pasillo, la mano en el muro frío mientras su cuerpo temblaba con una arcada. Apenas había alcanzado a correr desde la sala común de Gryffindor sin que lo notaran, confiando en que aún no habría nadie deambulando por los pisos.

—¿Mal del estómago, Snape? —escupió una voz áspera desde la oscuridad.

Severus levantó la vista, con el rostro pálido y los ojos irritados. Filch emergió como un espectro con la escoba en mano y la gata Miss Norris siguiéndole los pasos, como si hubieran olido el vómito desde el piso inferior.

—Estoy bien —gruñó Severus, limpiándose con la manga antes de conjurar un hechizo limpiador.

Pero el viejo conserje no se movió. Lo observó detenidamente, la mirada escaneándolo con desconfianza… y algo más: astucia.

—Mucho brillo en esos ojos para ser solo un mal estómago… y esa palidez no es nueva. No… tú estás escondiendo algo.

Severus giró para irse, deseando evaporarse, pero entonces Filch soltó una risa baja, una que erizó los pelos del cuello de Severus.

—No soy tonto, niño. Sé reconocer los signos… lo he visto antes. En chicas que vomitaban por las mañanas y después se escondían los primeros meses… Pero tú no eres una chica, ¿verdad?

Severus se detuvo, sin girarse, el corazón golpeándole las costillas.

Filch continuó:

—Ah… qué tiempos estos. Ya ni los hombres se salvan de sus... errores. —Chasqueó la lengua—. Hogwarts se está pudriendo… y yo con ella.

Sin decir nada más, el conserje se alejó, arrastrando la escoba con dramatismo, y Miss Norris lo siguió con un último maullido inquisitivo dirigido a Severus.

Él se apoyó contra la pared, sintiendo que el mundo se inclinaba sobre él. No sabía a quién le hablaría Filch, pero lo haría. Y pronto.

[...]

Al día siguiente, los rumores empezaron. Primero como cuchicheos entre pasillos. Luego, susurros en clase.
Hasta que alguien en la mesa de Hufflepuff preguntó en voz alta:

—¿Es cierto que Severus Snape está embarazado?

Y en ese momento, Peeves entró en el Gran Comedor silbando alegremente una melodía nueva.

"Snivellus con barriga, y no por empanadilla~"


[...]

El Gran Comedor estaba más ruidoso de lo habitual. Murmullos cargados de emoción, ojos curiosos que se clavaban en Severus apenas ponía un pie en el lugar. Algunos cuchicheaban con torpeza, otros simplemente lo observaban con una mezcla de asombro, juicio y, en algunos casos, desdén.

Severus fingió no escuchar nada. Caminaba con el mentón en alto, el rostro imperturbable, pero James lo conocía. Sabía cómo se crispaban sus dedos, cómo apretaba los labios al borde de estallar.

Fue entonces cuando una voz, desde la mesa de Ravenclaw, se escuchó con claridad fingida:

—Vaya… Supongo que ahora el sombrero debería mandarte a la casa de maternidad.

Risas mal contenidas. Algunos Gryffindors bajaron la cabeza incómodos. Remus frunció el ceño. Sirius ya estaba medio levantado. Pero James no necesitó ni una palabra más.

Se puso de pie con calma. Su movimiento silenció la mitad del comedor.

—¿Alguien tiene algo que decir? —preguntó, su voz tan tranquila que fue peor que un grito.

??Embarazado!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora