抖阴社区

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CAPÍTULO 7

El silencio entre los tres era denso, cargado de una tensión que amenazaba con estallar en cualquier momento. Si-eun podía sentir el peso de las miradas de ambos alfas sobre él, como si fuera un trozo de carne que ambos querían reclamar.

Seong-je no soltó su agarre en el cuello de Si-eun, pero sus dedos se tensaron ligeramente, como si estuviera considerando arrastrarlo lejos de allí. Su sonrisa era peligrosa, casi felina, mientras miraba a Su-ho con desprecio.

Si-eun sintió cómo el aire se espesaba, cómo las feromonas de ambos alfas se enredaban en una guerra silenciosa a su alrededor. El olor a menta y sándalo de Seong-je se volvió más picante, mezclándose con el aroma amaderado y fresco de Su-ho hasta crear una niebla invisible que le hacía difícil respirar.

Su-ho dio otro paso, y esta vez Si-eun pudo ver el destello de sus colmillos asomando entre sus labios.

—Suéltalo, Seong-je —gruñó en un susurro, a modo de advertencia.

Los estudiantes que anteriormente se encontraban en las mesas contiguas comenzaron a marcharse rápidamente; el choque de feromonas de dos alfas dominantes enfadados era demasiado para ellos.

—No te atrevas a darme órdenes, imbécil —dijo Seong-je, mirándolo fríamente.

—Que lo sueltes —repitió Su-ho mientras se apoyaba con sus dos manos en la mesa de madera.

Seong-je apretó aún más su agarre en el cuello de Si-eun, no lo suficiente para lastimarlo, pero sí para dejar claro que no tenía intención de soltarlo. Sus ojos dorados brillaban con un desafío cruel, desafiando a Su-ho a hacer algo al respecto.

—¿O qué, Su-ho? —murmuró, arrastrando las palabras con una mezcla de burla y provocación—. ¿Vas a pelear por él aquí, delante de todos?

Su-ho no respondió con palabras. En lugar de eso, sus feromonas estallaron con una intensidad que hizo que hasta los estudiantes más lejos del jardín del campus contuvieran la respiración. Su aroma amaderado se volvió casi violento, una tempestad invisible que chocaba contra la menta y sándalo de Seong-je.

Si-eun sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. Sabía lo que significaba esa reacción. Un alfa desafiando a otro de esa manera solo terminaba de una forma: a golpes.

El primer puñetazo fue como el estallido de un trueno en medio de la tensión silenciosa.

Su-ho no había esperado a que Seong-je terminara de hablar. Su brazo se lanzó hacia adelante con la fuerza bruta de un alfa al que se le había acabado la paciencia. El impacto resonó en el aire justo antes de que sus nudillos se hundieran en la mejilla de Seong-je.

Crack.

La cabeza del alfa de cabello negro se giró por el golpe, pero no cayó. No, Seong-je solo se rió, un sonido bajo y peligroso, mientras se pasaba el dorso de la mano por el labio partido y retiraba la otra del cuello de Si-eun.

—Así me gusta. Si-eun, vete —murmuró, antes de devolver el golpe con la misma ferocidad.

Si-eun retrocedió instintivamente, el corazón acelerado, mientras los dos alfas se enfrascaban en una pelea que parecía sacada de una batalla primitiva. Golpes, esquivas, gruñidos. Las mesas cercanas volaron por los aires cuando Su-ho empujó a Seong-je contra ellas, pero el otro alfa solo se rió, como si el dolor no existiera para él.

—¿Es esto todo lo que tienes? —Seong-je escupió un hilillo de sangre antes de lanzarse de nuevo.

Los estudiantes que aún quedaban en el lugar gritaron, algunos corriendo hacia la seguridad de los edificios, otros demasiado paralizados por el miedo para moverse. Las feromonas en el aire eran tan densas que incluso los betas más insensibles podían sentirlas: pura agresión, puro dominio.

If He Leaves You Alone, I Won'tDonde viven las historias. Descúbrelo ahora