TRAITOR - Armin Arlet

El sol apenas había salido, pero ya estaban todos reunidos en el campo de entrenamiento. El ambiente era tranquilo, aunque las caras de algunos dejaban claro que preferirían estar en sus camas.

-¿Y por qué tan temprano otra vez? -murmuró Connie, rascándose la cabeza y bostezando-. Ni que fuéramos caballos...

-Más respeto con los caballos -dijo Sasha, estirando los brazos-. Ellos por lo menos duermen bien.

Keith estaba un poco apartada, de pie con los brazos cruzados, mirando hacia el frente. No decía nada, pero escuchaba todo.

Jean soltó un bufido al verla.

-Ahí está, la silenciosa. Siempre como si estuviera lista para matar a alguien.

-No es como que tú seas la alegría del grupo -respondió Eren sin mirarlo.

-Tú cállate, que por ti nos hacen correr el doble.

Antes de que alguien pudiera seguir discutiendo, una sombra se movió rápido entre ellos. Levi apareció sin que nadie lo notara, como siempre. Vestía su uniforme perfectamente limpio, y su cara no mostraba nada. Solo los observó en silencio por unos segundos.

-Van a entrenar -dijo, seco, como si fuera lo más obvio del mundo-. Me da igual si están cansados.

Todos se callaron al instante. Nadie discutía con Levi.

-Primero resistencia. Diez vueltas alrededor del campo. Con todo el equipo puesto. Si alguien se queda atrás, lo saco del escuadrón y lo hago limpiar los establos por un mes.

Sasha tragó saliva.

-¿Diez...? ¿Con el equipo?

-¿Quieres que sean quince? -preguntó Levi, sin levantar la voz.

-¡No, señor! Diez está bien. Diez es perfecto. Me encantan las vueltas.

Comenzaron a correr. Algunos iban bien, otros más lentos. Keith tomó un ritmo estable, no hablaba, solo respiraba con calma. Jean la miró de reojo.

-Ni suda... Qué fastidio.

-Seguro es una especie de robot -dijo Connie.

-Capaz ni es humana -añadió Jean, bromeando-. Fue fabricada por Levi para espiarnos.

Armin trotaba un poco más atrás, cansado pero concentrado. Eren iba adelante junto con Mikasa, que, como siempre, parecía flotar más que correr.

-No hablen de Keith así -dijo Armin, entre jadeos-. Solo porque no habla, no significa que no sienta nada.

-¿Y tú cómo sabes? -preguntó Jean, aunque no sonaba enojado, solo curioso.

-Porque sí -dijo Eren, que los escuchaba-. Ella nos ayudó más de una vez. Solo que ustedes no se dan cuenta.

Levi los observaba desde una esquina del campo, con los brazos cruzados. No decía nada, pero sus ojos seguían a Keith con atención. No con admiración, sino como quien mira una pieza de un rompecabezas que todavía no encaja.

Cuando terminaron las vueltas, casi todos cayeron al suelo a tomar aire. Sasha se dejó caer de espaldas, sudando.

-¿Estás viva? -le preguntó Connie.

-No lo sé -respondió ella, con los ojos cerrados-. Creo que dejé mi alma en la vuelta cinco.

Keith se quedó de pie, bebiendo un poco de agua. No parecía muy cansada.

Levi caminó entre ellos.

-No están muertos, así que sigue.

-¿Sigue...? -repitió Jean, todavía respirando fuerte.