Witch Blood | Boku No Hero Academia | OC

 Natsuki entró a su casa, tarareando suavemente una canción y encontrándose con su padre, quien caminaba de aquí para allá, hablando por teléfono un tanto molesto y tenso. Seguro se trataba de asuntos del trabajo, se ponía de esa forma cuando en el ámbito laboras las cosas no salían como querían.

Ella se quitó los zapatos y le hizo una seña con las manos, indicándole que quería hablar con él. Keisuke asintió haciendo una mueca gruñona y la chica subió a su habitación.

Al abrir la puerta, frunció el ceño, antipática y malhumorada, pues su hermanastro se hallaba sentado en su cama, leyendo un comic como quien no quería la cosa, relajado.

Natsuki avanzó a pisotones.

—¿Qué demonios haces aquí? —Espetó arrebatándole el comic.

Él levantó la vista y sonrió.

—Tranquila, sólo esperaba a mi hermanita para saber cómo le fue en el día de hoy —dijo Eijun—. Así que... ¿Cómo te fue?

Cruzó los brazos, en una actitud fastidiosa.

—¿En verdad piensas que te creo tu amabilidad? —Gruñó ella, cruzando los brazos, fastidiada.

—Me duele que no creas que cambié, Natsu-chan —hizo una mueca mientras ponía una mano en su pecho.

Volcó los ojos, exageradamente, ¿estaba de más decir que no creía nada de lo que saliera de su boca? ¿Estaba de más decir que si él aseguraba que las nubes eran blancas era muy sabio dudar? "No".

—¿Qué mierda quieres? —Apuró, cada vez más irritada.

—Ya te lo dije y... —No llegó a finalizar la oración.

—Vete —señaló la salida—. Si no quieres nada, vete en este jodido momento.

Suspiró y se puso de pie, manteniendo la calma y su porte sumiso.

—Desde que entraste a la U.A. se te han subido los humos a la cabeza, Natsu-chan —negaba con pena—. No te creas muy especial, hermanita, porque no lo eres.

Rió con gracia, divertida. Ahí estaba su verdadera cara.

—Bueno, no fue a mí a quien rechazaron —soltó levantando la barbilla, sin borrar esa sonrisa maliciosa y soberbia.

Apretó los dientes, un golpe duro que realmente le molestó.

—Sólo es cuestión de tiempo para que quedes fuera, no te mereces estar allí —dijo, esta vez con un ligero tono molesto.

—Porque tú sí, ¿no? —Resopló rascándose la frente—. Ahora sal de mi cuarto con un demonio.

Pasó por su lado, deteniéndose en el marco de la muerta.

—Caerás y el mundo se dará cuenta de lo que eres en verdad —sonrió—, un monstruo. Y me regodearé en ese hecho.

Bostezó ruidosamente y esperó a que se vaya antes de cerrar la puerta. Para Natsuki, él era un idiota con un serio problema de narcisismo, que ni siquiera le resultaba divertido, sólo era patético y desagradable.

Hubo un golpe en la puerta, pisoteando un poco más, la abrió con energía.

—¡Te dije que...! —Calló al instante—. ¡Papà!

—¿Eh? —Balbuceó y parpadeó con rapidez, confuso.

—Lo siento —rió atontada, tomó su mano adentrándolo en la habitación, chequeó el pasillo y como no hubo "idiotas a la vista" la cerró—. Tengo que decirte dos cosas importantes, creo —comentó cuando hubo volteado a él.