Peque?a estrellita ?????????

Jimin salió del baño con la carita limpia. Aprovechando que estaba allí, se puso un poco de crema en la cara y un poquito de perfume. Siempre le gustaba oler bien si Yoongi estaba cerca suyo.

—Te has puesto perfume, bebé—murmuró Yoongi, abrazando a Jimin cuando el aroma llegó a su nariz.

—U-un P-poco...—afirmó el menor. Sentía que sus mejillas se calentaban agradablemente. Le encantaba que su pareja notase esos pequeños detalles.

Yoongi besó la cabeza de Jimin y se sentó en la mesa. El menor le siguió sentándose a su lado, cerca suyo, y acercando su plato a él.

—¿L-los r-regalos...?

A Jimin le encantaban los regalos, sobre todo los que Yoongi le daba. Eran justo las cosas que necesitaba y pequeños caprichos de los que siempre estaba agradecido.

Cuando terminaron de comer, se dirigieron al salón después de limpiar los platos y se sentaron en el sofá. Yoongi se encargó de encender la chimenea para disfrutar del agradable calorcito que proporcionaba.

La primera bolsa fue recibida con una bonita sonrisa y por las manitas pequeñitas de Jimin con ilusión. Abrió el pequeño lazo que la adornaba y chilló de sorpresa al ver un peluche de Hulk.

—H-hyung...—susurró complacido Jimin.

Ahora mismo su corazón no hacía más que latir de felicidad y cariño. Tener con el a su hyung era lo mejor que había pasado en su vida.

—Abre los demás, cariño—animó Yoongi mientras acariciaba su cabello.

Lo siguiente fue un nuevo perfume, crema corporal, ropa y un nuevo conjunto de pijama.

—¿Y sabes lo mejor? Tengo el mismo pijama que tú en otro color. Así ya iremos a conjunto.

Jimin sonrió y corrió a abrazar a Yoongi. ¿Por qué le hacia tantos regalos si nunca recibiría ninguno de su parte?

—H-hyung... Te p-prometo que c-cuando mejore t-te compraré muchas c-cosas...—prometió Jimin, aunque no sabía si su condición mejoraría hasta tal punto—. Y-yo n-nunca tengo n-nada para darte...

Yoongi negó con la cabeza mientras se acostaba en el sofá y posicionaba a Jimin encima suya.

—No hace falta Jimin. Me basta con que estés aquí. Conmigo. Y me animes, me apoyes, y me quieras.

Jimin entonces frunció un poquito el ceño. No debe de ser fácil.

—N-no debe ser facil a-aguantarme...— murmuró Jimin—, aguantar a u-un e-estúpido t-tartamudo y con p-pánico social...

—No es un problema que seas todo eso. El pánico social con el tiempo se puede mejorar... Y el ser tartamudo solo te hace ser más tierno—contestó Yoongi con una sonrisa—. Antes no querías acercarte a nadie. Incluso me tenías miedo a mi. Y siempre tenías ataques de pánico. Pero miranos ahora, esto en el pasado nunca hubiese sido posible. Has mejorado Jimin. Mucho, y estoy orgulloso de eso.

Jimin asintió y cerró los ojos dejándose llevar por las caricias de su pareja. Es cierto. Desde que su madre le obligó a ir a esa panadería, a pesar de tener ataques de pánico hacia las personas, y desde que Yoongi le propuso estar con él después de que se le declarase, había cambiado mucho. Y él también estaba feliz de eso.

Por ahora, solo podía estar tranquilo con Yoongi, porque sabía que nunca le haría daño. Pero nada más, el exterior seguía siendo una pesadilla para el. No aguantaría estar allí fuera de nuevo, a pesar de que le gustaría salir de casa.

Se sentía un tanto agobiado y ya conocía completamente todos los rincones del pequeño apartamento. Le gustaría estar una casa alejada de la ciudad, donde pudiese disfrutar del aire libre, pero no podía pedirle eso a Yoongi. No sabiendo que estaba en su casa sin hacer nada, ni trabajar por culpa de su miedo.