Viernes, 12 de febrero.
Leí por última vez lo que había escrito, buscando algún error para corregir, tenía que asegurarme de que estuviera perfecto antes de ser publicado, era un artículo sobre la evolución del feminismo en la sociedad y sabía que tenía que revisarlo minuciosamente porque era un tema un tanto polémico. Estaba sentada en una cafetería no muy lejos de mi edificio, por dos razones, la primera era porque mi Wi-Fi era un completo asco y la segunda es porque las donas de este lugar eran geniales.
Me gustaba preparar mis artículos con antelación, para así no tener que estar trabajando con prisa. No era fan de dejar las cosas para último minuto, si tenía tiempo libre, me gustaba encargarme de ello y así ahorrarme un montón de estrés que solo conseguiría enfermarme.
Llevé el ultimo pedazo de mi segunda dona a mi boca y casi tuerzo los ojos en una mueca de placer un tanto exagerada, maní y chocolate definitivamente eran mi completa perdición, no entendía a las personas que comían donas con solo chispas, cuando existía el maní. No me dolía para nada gastar mi dinero en esto, lo estaba disfrutando y además, estaba relajada, tanto, que probablemente llegue a mi casa y me ponga a ver alguna película.
Esta semana había estado con la cabeza totalmente metida en el trabajo, apenas había salido de mi departamento y casi ni había platicado con mis amigas, a excepción de Riley, quien había entrado por la ventana de mi departamento ayer, mientras me bañaba, solo para avisarme que habían acordado que nos reuniríamos hoy para platicar aunque sea un rato.
Desvié la mirada de mi laptop a mí celular, apenas empezó a sonar, en la pantalla brillaba el nombre de Sophie, así que sin pensarlo mucho, contesté.
― ¿Dónde rayos estás? ―Fue lo primero que escuché, desde la otra línea y tragué el pedazo de dona en mi boca.
― Estoy en la cafetería de siempre, ¿por qué? ―Pregunté desconcertada, solo espero que no sea ninguna emergencia.
― Porque estoy en tu departamento y bueno, obviamente no te veo.
Espero que ella no haya optado también lo de entrar a mi departamento por la ventana. Sophie suele ser más racional.
― ¿Qué? ¿Cómo se supone que entraste? ―Mi ceño se frunció automáticamente, cerrando mi laptop con mi mano libre e intentando guardarla en su estuche.
― Dejaste la puerta abierta, duh.
Por Dios, me recuerdo perfectamente cerrando la puerta antes de salir, definitivamente necesito a alguien que revise esa cerradura.
― Amiga, de verdad me parece preocupante que dejes la puerta de tu departamento abierta, alguien podría entrar y asesinarte mientras duermes. ―El tono de voz de Sophie era tan serio, que incluso hizo que me imaginara la situación y me estremeciera― O simplemente Riley puede venir a robarte la comida, ya la conoces.
― Sí, debemos hablar de personas que se meten a mi departamento sin mi consentimiento. ―Recalqué la última palabra con bastante ironía y lo único que recibí, fue su risa como respuesta― Voy saliendo para allá.
― ¡Tráeme algo bueno!
Rodé los ojos antes de colgar el teléfono y me dispuse a recoger todas mis cosas de la mesa. Una de las meseras se acercó a mí, preguntándome si iba a querer lo que me quedaba de mi pedido para llevar y asentí de inmediato, pidiéndole que también añadiera un par de donas extras a mi cuenta, no sabía para qué Sophie me estaba buscando, pero sí tenía la certeza de que iba a acabar con mis dulces.
No tuve que caminar mucho para llegar a mi departamento, y cuando abrí la puerta, efectivamente me encontré a Sophie, sentada en el mueble de la sala, jugando un juego en su celular. Apenas me escuchó, volteó a verme y me regaló una sonrisa de dientes perfectos.

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Blinding Lights
Teen FictionEl camino a la fama es bastante duro, las personas que forman parte de él han sacrificado mucho para llegar de pie a la cima, el deseo de conseguir lo que quieres puede llegar a cegarte completamente. Miro a mí alrededor y ella no está a mi lado, es...