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?Qué sucede cuando estás tan quebrado por dentro que solo puedes dar fragmentos de tu corazón?
Emma es una chica con muchos problemas, pero con deseos de superación. A Set...
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Boqueo y respiro con dificultad, los sudores caen de mi frente y torso en grandes cantidades. Tomo la toalla que me extiende mi amigo y la paso por mi rostro rápidamente. Axel me mira con preocupación, me he estado esforzando mucho estos últimos días porque quiero ganar la pelea con Oniel.
—Debes parar, Seth. —Me alejo de él, tomo la botellita de agua del piso y bebo su contenido de un solo sorbo—. Estás exagerando con los entrenamientos.
—Estoy bien. —Asiente no muy convencido.
Lo cierto es que quiero prepararme bien y lograr tener más músculos sin llegar a consumir las sustancias que Lino y el rubio me quieren suministrar.
Sé que es peligroso en mi condición meterme esas drogas, los medicamentos de mi tratamiento son fuertes y no los puedo mezclar con otros. Ellos no entienden eso, necesito el dinero, pero también salir vivo y más ahora que el juez dio el visto bueno para que vea a mi hija.
Esa tarde caí de rodillas y lloré como un niño, solo necesito presentarme otra vez y luego podré ver a Corina después de tanto tiempo. Reconozco que tengo miedo, no sé cómo ella vaya a reaccionar y eso me aterra.
—Estás poniendo de tu parte. —Me giro y veo a Mitch acercarse.
Su sonrisita burlona me saca de mis casillas y eso aumenta las ganas que tengo de matarlo con mis propias manos.
Sus ojos lucen furiosos en contraste con lo que quiere mostrar con sus palabras, sé que él me odia y la única razón que tolera que esté aquí es porque le lleno los bolsillos de dinero.
—¿Qué quieres? —Axel se me acerca y mira con recelo al estúpido rubio.
Mitch saca de su bolsillo un pequeño potecito de cristal y me lo extiende. Lo tomo, tratando de entender qué es.
—Quiero que te inyectes esto, una dosis diaria y notarás la diferencia. —Arrugo el entrecejo comprendiendo de qué se trata.
—No creo que sea prudente. —Mi amigo me arrebata la sustancia y se la entrega al rubio—. Seth se está esforzando mucho, no va a necesitarlo.
El rubio lo mira de manera amenazante, sus ojos emanan un odio hacia Axel que no logro entender.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí? Seth no te necesita, estás despedido. —Abro los ojos en sorpresa al escucharlo.
—¿De qué hablas? —Me le acerco de manera peligrosa y él retrocede con temor—. Axel no está aquí por ustedes, es mi ayudante y no tienes por qué meterte en eso.
—Sí puedo, quiero a este tipo fuera o te largas tú también. —Hago ademán de golpearlo, pero Axel me hala de un brazo para alejarme de él.
—Tranquilo, Seth, yo me voy por mi cuenta, no estoy donde no me quieren. —Mitch sonríe victorioso.