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Chapter Three

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"A new day"

Aquellas nubes trataban de guardar su dolor; todo el cielo estaba oculto por ellas. Ese paisaje era todo lo contrario al de ayer. Pareciera como si esos algodones situados en el esplendoroso y glorioso cielo ya no fueran capaces de retener ese gran sufrimiento, y en unos segundos, soltarían miles de lágrimas.

Las aves se escondían entre las hojas de los árboles; ya no salían a cantar su rutinaria melodía porque estaban protegiéndose de la lluvia que venía. Las personas de Avonlea no estaban del todo feliz. En conclusión, nadie quería salir.

Esta no es la excepción de aquel chico con ojos color avellana, que se encontraba echado en su cama, preguntándose, con sus ojos cerrados, si debería salir o no. Estaba tan sumido en sus pensamientos, que no se dio cuenta que unos pasos se escuchaban en su habitación.

-¡¿Pero qué ra-?!- Se vio interrumpido por otro golpe.- ¡Para!- Pedía gritando, a la vez que, cubría su cabeza con sus manos.

-No.- Dijo mientras seguía con los golpes, cada vez más fuertes que el anterior.- !Esto es por golpearme!- Golpe.- ¡Esto es por casi golpear a mi hija!- Golpe.- ¡Y esto, por ser un cobarde con Anne!- Golpe.-

-¡Basta!- Gritó el joven de rulos.-

-¡No!

-¡Por favor!

-Está bien.- Tiró la almohada en su rostro y se sentó a su lado.- Eres muy gritona.

Quitándose aquello, respondió: ¡¿Cuál es tu problema?!

-Te dije que no te molestaras si te despertabas con una almohada en tu rostro.- Dijo con suma tranquilidad,
junto con una sonrisa burlona.-

-¡Claro, porque se suponía que era tan solo un golpe!- Mencionó con mucha molestia y casi gritando la palabra un.-

-Deja de ser tan llorona, y ya levántate que llegarás tarde a la escuela.- Comentó como si se tratara de un hijo. Luego de aquel aviso, se retiro de la habitación.-

Agarrando la almohada, con la que había sido golpeado, se la puso en su rostro para soltar un grito no tan alto. Definitivamente, no tenía ganas de salir de su hogar.

Pasaron varios minutos, debía enfrentar tarde o temprano el problema, aunque ya suponía que le esperaba algo no tan agradable. Sentándose en su cama, se estiró hasta sentirse relajado; por lo menos, quería estarlo por unos segundos.

Ya vestido y arreglado bajó las escaleras para dirigirse a la cocina; vio a la hija de su amigo y la saludó con mucha ternura, siendo esto un beso y una caricia en su suave mejilla.

-¡Por fin bajaste!- Se escuchó una voz atrás suyo.-

-Tenía que hacerlo, no quería recibir otro golpe.- Respondió cruzándose de brazos mientras lo miraba un tanto molesto.-

-Buenos días para ti también, Blythe.- Sonrió.- Deja esa cara que la tienes desde ayer.

-Siempre he tenido "esta cara".- Mencionó para señalar su propio rostro junto con una mirada que quería demostrar confusión combinada con obviedad.-

~????ρ ???~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora