◤??? 愛してるから? ? ? _°-Kagehina-°_???◥

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—¿Como sabías que estaba aquí? —Cuestionó intentando reincorporarse en su lugar.

—Te vi pasar en frente de mi salón, algo me decía que debía seguirte así que pedí permiso para ir al baño —Kageyama se sentó en una de las sillas junto a la camilla.

—Deberías irte, no quiero que pierdas clases por mi culpa...

—¿Qué te pasó? —Sin importar las palabras anteriores de Hinata, Kageyama preguntó lo que quería saber.

El silencio inundó la enfermería, Kageyama miraba directamente a los ojos marrones tan lindos y Hinata solo desviaba la miraba para no encontrarse con esos ojos que para él eran los más hermosos.

—No es nada so-...

—No Hinata —Kageyama interrumpió al más bajo —Si pasa algo, lo sé, dime qué es lo que pasa, de cualquier forma guardártelo no te está ayudando, mira dónde terminaste —Kageyama estaban enojado, pero no porque Hinata no le dijera que pasaba sino porque no sabía que hacer para que dejara de estar mal, que hacer para que confiara en él.

Hinata no sabía que decir, saber que Kageyama estaba preocupado por él le enternecía pero justo por eso le sería imposible contener su llanto, solo quería que Kageyama fuera tan frío como siempre, que solo se preocupara por el voleibol y a él lo dejara de lado, así sería más fácil. Sin notarlo las lágrimas comenzaron a salir.

—¡Hinata!, ¡¿Qué pasa?! —Kageyama se exaltó al ver al pequeño llorar. No era la primera vez, pero si era poco común y nunca sabía que hacer en situaciones así.

Hinata no pudo contenerlo más y comenzó a llorar mucho más mientras se cubría la cara con sus manos, Kageyama se paralizó, ¿Qué debía hacer?, ¿Cómo se supone que lo haga dejar de llorara?. No era bueno con las palabras de aliento y tampoco en la muestra de cariño.

Lentamente, al ver que el pequeño no se calmaba, lo abrazó esperando que eso ayudará. Hinata correspondió el abrazo, envolvió con sus brazos el cuerpo del armador, apretó con sus manos la ropa de este y escondió su cara en el hombro ajeno, y siguió llorando, tapando sus gritos contra el cuerpo del contrario. Kageyama sobaba la espalda de Hinata, calmándolo poco a poco, con cada minuto que pasaba sus gritos paraban y las lágrimas cesaban, quedaron así un rato; en total silencio hasta que Kageyama decidió romperlo.

—Hinata, dime qué pasa... —Dijo con un tono calmado mientras seguía acariciando la espalda ajena, dando masajes, dibujando líneas, círculos y espirales para distraerlo. Recordaba que eso era lo que su abuelo hacía con él.

Hinata escondió más su rostro y apretó más fuerte el abrazo, respiraba aceleradamente y temblaba, su estómago dolía, su pecho apretaba. Tenía tanto miedo y a la vez se sentía tan seguro estando así; con Kageyama abrazándolo y protegiéndolo.

—N-No Pue-...do —Con lo mejor que pudo pronunció aquellas palabras, sentía que rompería en llanto de nuevo, porque todo era tan cálido que podía llorar hasta quedarse dormido.

—Si puedes, solo debes decirme —Kageyama no pensaba rendirse, pero no recibió respuesta. Decidió volver a decirle aquello pero mirándolo a los ojos, soltó un poco el abrazo para poder levantar el rostro de Hinata y confrontarlo.