Aclaraciones:
.° La pastilla de la que se hace mención, es un símil de lo que se conoce como pastilla del día siguiente para nosotros los humanos.
.° La voz de mando se representa en negrita.
.° Jake no es una chica, solo está disfrazado como una. [Especifico por si acaso]
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El agente encubierto Sim Jake o mejor dicho la hermosa Omega Sim Jakeline corría escaleras abajo tratando de escapar de quien se suponía era su objetivo.
Todo su plan había dado un drástico giro con tan solo una bebida, ya se imaginaba a su líder Yang Jungwon, riéndose en su cara por lo estúpido que había sido al aceptar una copa de "jugo" de quién se suponía debía proteger. Ahora a quién tenían que proteger era a él.
Se escondió en un estrecho pasillo dejando que los guardaespaldas del Sr. In se perdieran por algún otro lugar, que no fuera cerca suyo.
El aclamado diputado le había dado de beber un afrodisíaco humano, debió haberlo notado al primer sorbo pero ¿Quién en su sano juicio rechazaba un jugo de fresas, con un limón y una sombrilla decorativa? Al parecer solo Sim Jake era incapaz de hacerlo.
Los efectos secundarios no tardaron en hacerse presentes, su entrada se sentía húmeda. Lo cual era extraño, si consideraba que ni siquiera estaba duro o medianamente excitado. Asumía que era producto del fármaco humano, porque una droga diseñada para Omegas ya lo tendría sumamente desesperado y ansioso por ser perforado hasta por la polla más horrenda del mundo.
Aún así le daba algo de crédito a las drogas humanas, empezaba a sentir un poco de calor pero sus feromonas aún no se habían disparado, por lo que todavía tenía tiempo para salir de ahí antes de que comenzara a rogar por sexo al primer ser vivo que se encontrara.
Agradecía estar entrenado para este tipo de situaciones pero aún así era difícil, infinidad de aromas se mezclaban en aquella fiesta de la alta clase. Desde luego, todos eran aromas increíblemente deliciosos, Jake podía olfatear Alfas Puros, incluso unos cuantos Deltas y un par de humanos que eran bastante rescatables, si bien no emitían feromonas visualmente eran apetecibles.
Hizo a un lado sus impuros pensamientos, pues debía enfocarse en salir de aquella inmensa casa, luego podría encontrar alguien con quien satisfacer sus deseos.
Emprendió su huida camuflándose entre los pasillos, aprovechó la perfecta oportunidad para cruzar miradas con Jongseong, uno de sus compañeros Delta. Para su fortuna, el azabache solo asintió sin levantar sospecha y siguió su camino, no sin antes comunicar a todo el equipo que cambiaría de posición.
Jake amaba a ese Delta, Jay era la descripción gráfica de un Alfa con un terrible olor a espinaca pero una personalidad y habilidad increíbles. Al principio se mostró renuente, como la mayoría de su equipo, a tener que trabajar con un Delta. Pero Jongseong les había cerrado la boca a cada uno de ellos luego de su primera misión, era imposible no tener un crush con ese hombre. Si no fuera Omega, tal vez le hubiese dado una oportunidad, desgraciadamente tenía olfato. Benditos los Betas y Gammas, que se podían comer a ese Delta.
A los minutos su comunicador comenzó a vibrar, ya se imaginaba quien era y no tenía intención de dar explicaciones. Más cuando el odioso aparato situado en su oreja emitió una descarga eléctrica se vio en la obligación de permitir la comunicación.
— ¿Qué? — Susurró con molestia.
— ¿Por qué abandonaste tu posición?
— Jay me está cubriendo.
— Eso no responde a mi pregunta.
Jake tuvo que desacelerar el paso, había llamado la atención de algunos presentes y no podía lucir sospechoso a la vista. Aprovechó el momento para acomodar su vestido y los largos cabellos de su peluca. Sin más, se situó en la esquina de un balcón, simulando apreciar el horizonte y estando lo suficientemente escondido para evitar sobresalir entre los presentes.
— ¿Jake?
— ¡¿Qué quieres?! — Susurró exaltado.
— El escote, está muy abajo.
Tuvo que hacer un esfuerzo sobrenatural para no gruñir, pues había varios Alfas a su alrededor. ¿Dónde diablos estaba Sunghoon como para estar mirándole el escote del vestido?
— No te enojes, solo no quiero que la hermosa Omega Jakeline vaya por ahí mostrando sus escasos atributos.
— Cállate.
Jake arregló disimuladamente el escote de su vestido, antes de girar, inspeccionando con la mirada todo lo que estaba a su alrededor. Lo vio, dos pisos más arriba, conversando amenamente con dos de los Omegas más importantes de aquella fiesta, Kim Sunwon y Kim Sunoo. Aún así podía decir que sus ojos estaban posados en él, exigiendo una explicación que desgraciadamente tenía que darle, al ser su superior.
— Me dieron un afrodisíaco humano.
Pudo observar cómo fruncía el ceño, Park se alejó un par de pasos de los Omegas, quienes parecían interesados en el gran escenario que había sido montado en el centro de aquella mansión.
— ¿Necesitas ayuda?
— Estoy bien, me esconderé en el auto hasta que pase el efecto.
— ¿Cómo te sientes?
Jake se había olvidado de aquel detalle, se enfrascó tanto en su conversación con Sunghoon y en parecer una hermosa y delicada Omega, que pasó por alto lo demás.
Separó ligeramente las piernas, sintiendo toda su ropa interior extremadamente húmeda. El calor había aumentado y una erección se iba formando entre sus piernas, sus feromonas habían empezado a hacerse cada vez más notorias. ¿Cómo es que no se había percatado de eso?
— ¿Cómo crees que me siento?
Lo observó pasar saliva mientras arreglaba su corbata, sabía que ese maldito le tenía ganas desde hace tiempo solo que no se atrevía a acercarse porque jamás le daría una oportunidad.
— Ve rápido y avísame si necesitas ayuda.
— Ok.
— Y Sim, es una orden.
Lo odiaba, despreciaba muchísimo a Sunghoon por infinidad de razones. Su Sub-líder, solía utilizar su voz de mando con demasiada frecuencia para que cumpliera con sus órdenes. Jake entendía que no era el Omega más confiable de toda la agencia pero tampoco era estúpido, solo un poco orgulloso.
Sunghoon nunca le encomendaba tareas muy difíciles por el mero hecho de ser un Omega y eso le molestaba de sobremanera. Había demostrado una y mil veces ser igual de eficiente que un Alfa, Beta o Delta, pero el platinado solía darle responsabilidades no muy demandantes. Jake podía contar con sus dedos la totalidad de veces en las que había sido el protagonista de alguna misión, usualmente solo hacía el ridículo, justo como ahora que usaba un vestido de la época de su tatarabuela.
— Ok, idiota.
Jake cortó la comunicación y empezó a caminar entre el mar de gente. Si Sunghoon esperaba un sumiso "Sí, Alfa" como respuesta, bien se lo podía ir a pedir a alguno de los Omegas dulces y aniñados con los que le gustaba salir.
Park Sunghoon era ese tipo de Alfa con el que no quería tener que compartir el mismo aire. A estas alturas ya casi no flaqueaba ante su voz de mando, le había costado horrores poder lidiar con eso, pero poco a poco se las había arreglado para no temblar como gelatina.
La realidad lo golpeó cuando sus piernas comenzaron a sentirse pesadas, debía salir de allí antes de que no pudiera caminar por cuenta propia. Era consciente de que su aroma dulce a café con leche ya había llegado a varios Alfas, que evidentemente se habían volteado a mirarlo. Para su fortuna la mayoría venía acompañado o sencillamente no se atrevían a acercarse a una joven y frágil Omega, siendo que estaban rodeados por infinidad de alfas de clase alta, que tacharían al primero que se aproximara como no más que un cavernícola.
Desgraciadamente, Jake sabía que dicho comportamiento no duraría por mucho tiempo. En cualquier momento un Alfa daría el primer paso y empezarían los problemas.
Trató de caminar con rapidez, pasando justo frente a Sunghoon, quién acababa de bajar unos 4 pisos para poder ver el escenario más de cerca. Tan pronto Jake pasó, el aroma a café con leche invadió sus fosas nasales y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no ir detrás de él. Siempre había caído ante la tentación de aquel aroma, había sido entrenado para resistirse a ese tipo de seducción, pero con Jake era simplemente imposible. Desde que lo conoció, las ganas de poseerlo no habían hecho más que aumentar en gran medida.
— Alfa Sungjoo, no me diga que también cayó ante las feromonas de esa Omega. — Dijo Sunwon con total disgusto, llamándolo por el nombre que se le había asignado para aquella misión.
Sunghoon tuvo que morderse los labios para no responderle al Omega parado justo a un lado suyo. Entendía que Kim Sunwon era un Omega Puro de buena familia pero no había necesidad de menospreciar a otros Omegas, después de todo Jake también era un Omega Puro.
— Estoy seguro que la Omega que pasó, también era Pura. — Comentó el hijo menor de la familia Kim, Kim Sunoo.
— Un Omega puro jamás iría regando sus feromonas por doquier, Sunoo.
— Pero pudo tener una emergencia, Sunwon. ¿Cuándo nosotros, los Omegas, no hemos tenido ese tipo de urgencias?
Nishimura Riki, un Alfa Puro de ascendencia japonesa y actual agente, tomó la mano de Kim Sunoo. Entrelazando sus dedos y sonriendo al ser correspondido por el Omega de regordetas mejillas. Niki, como usualmente era llamado, tenía por objetivo cuidar de Sunoo junto a Sunghoon. Grande fue la sorpresa del platinado al notar que su objetivo y su compañero ya se conocían, aquello había sido inesperado pero Sunoo parecía confiar mucho en Niki por lo que no discutió cuando Nishimura le dijo que no debía alejarse de él. El omega había cooperado e incluso incorporó a su hermano mayor al grupo, para mantenerlo seguro.
Una descarga eléctrica le hizo fruncir el ceño y al instante volteó a ver a Niki, quien le señalaba con la mirada a un tambaleante Jake que luchaba con su vestido para mantenerse en pie.
— Ve, yo me quedo aquí.
— ¿Se va Alfa Sungjoo? — Preguntó el hijo mayor de los Kim, quien parecía bastante interesado en él.
— Solo por unos minutos, ahora regreso.
Se vio en la obligación de besar el dorso de la mano del Omega para que lo dejase ir sin que éste se enojara.
Sin más tiempo que perder, se encaminó tras Jake, quien cada vez parecía estar más cerca de caer al frío suelo. Trató de establecer comunicación con él pero el Omega parecía más concentrado en caminar correctamente en lugar de contestarle. Luego de unos minutos, Jake le respondió.
— ¿Qué? — Preguntó a duras penas.
— ¿Cómo está tu lobo?
— Bastante sensible ¿Por?
— Camina derecho.
— Infeliz.
Sunghoon río y Jake quiso romperle la cara. Sencillamente no podía más, había subestimado aquel afrodisíaco. Entendía que Sunghoon quería ayudarlo con su voz de mando a pasar desapercibido, pero el estúpido Alfa no se daba cuenta de que su voz solo conseguía calentarlo aún más.
Su cuerpo ardía, se sentía tan sensible, no lograba tener la magnitud de un celo pero de todas formas conseguía tenerlo temblando por una polla. Jake se sentía inútil, en sus celos solía perder la noción de todo y solo se centraba en el placer, en esta situación su cerebro estaba totalmente despierto y no era para nada bonito ser consciente de todo el pegajoso líquido que caía por sus piernas. Si no fuera porque estaba utilizando un pomposo vestido lo primero que saltaría a relucir sería su dura entrepierna.
— Saldré ahora.
— Espérame.
Sunghoon estaba completamente loco si creía que iba a esperar a un Alfa Puro estando en ese estado.
— Hay un conjunto de Alfas jóvenes afuera, no quiero que salgas solo. Espérame junto a la puerta.
Jake soltó un gruñido de exasperación, tuvo que acercarse a la baranda más cercana para poder sujetarse porque de lo contrario caería al suelo. Realmente no podía más, esperar a Sunghoon era un maldito castigo. Sabía que tenía la mirada de varios Alfas encima pero no podía importarle menos, el horrible dolor en su estómago lo tenía casi al borde del colapso. Necesitaba tocarse o que alguien lo tocara, lo que sea que pasara primero.
Un curioso Alfa se acercó a él, manteniendo la distancia adecuada para no ser irrespetuoso. Jake olfateó el aroma a menta proveniente de aquel hombre, no era su favorito pero podía hacer una excepción. Estaba a punto de acercarse cuando la molesta voz de Sunghoon interrumpió sus actos.
— Se te olvida que eres una Omega, Jake. Tu conquista se preguntará porqué tienes lo mismo que él entre las piernas.
— No sabes... cuánto te odio.
— Quieto y no cedas ante ese Alfa.
Jake tembló en su sitio, por primera vez en su vida la voz de mando de Sunghoon le había resultado infinitamente caliente. No pudo pensar mucho en ello, ya que el Alfa olor a menta había liberado un poco de sus feromonas haciéndolo jadear al instante.
Sus uñas se clavaron al barandal, agarrándose con fuerza de éste para no ceder ante las insinuaciones de aquel sujeto. Si Sunghoon no le hubiese dado esa orden, posiblemente ya estaría besuqueandose con el Alfa frente a él, aunque a estas alturas no sabía si agradecerle u odiarlo aún más.
— ¿Te gustaría venir conmigo?
El chico menta era educado, debía darle algunos puntos por ello. Tal vez no sería mala idea ignorar a Sunghoon e ir con ese desconocido.
— Viene conmigo.
El conocido aroma a madera recién cortada llenó sus pulmones, casi asfixiándolo con su sola presencia. Jake se dejó caer sobre el barandal porque sencillamente le era imposible mantenerse en pie con las feromonas de un Alfa Puro a un lado de él. Sabía que Sunghoon lo hacía para alejar al otro Alfa pero esto era demasiado para sus pobres hormonas.
— Vamos, Jakeline.
El alto pasó su mano por su cintura, casi sosteniendo gran parte de su cuerpo. Seguramente parecía algún tipo de muñeco de trapo con vestido, siendo sujetado por el Alfa.
— Concéntrate, estamos a punto de salir. Tú mejor que nadie sabe lo que es mantenerse ajeno a las feromonas de los demás, no me decepciones Jake.
El Omega gruñó ante su tonto discurso pero debía darle la razón, al ser un Omega había sido entrenado mucho más que los otros para resistir todo tipo de aromas. Sunghoon ya había dejado de esparcir sus feromonas, así que podía tratar de calmarse y recuperar la compostura. Ya estaba en buenas manos, solo debía ignorar las inmensas ganas de gemir cada que su cuerpo rozaba accidentalmente con el Alfa. Solo un poco más.
Trató de sobreponerse caminando un par de pasos delante de Sunghoon, Park ya no lo tocaba por lo que podía centrarse en continuar avanzando.
Ambos pasaron junto al grupo de Alfas jóvenes, Sunghoon se mantenía unos pasos detrás de un sonrojado Jake que de alguna manera conseguía lucir normal a pesar de que por debajo de la falda de aquel vestido se contara una historia totalmente diferente.
El grupo de Alfas volteó a ver a la Omega, al sentir el exquisito aroma a café con leche. Sunghoon tuvo que detenerse y dejar que Jake se alejara para poder liberar un poco de sus feromonas, debía marcar territorio.
Pudo divisar a Choi Yeonjun, el único Alfa Puro de aquel grupo que miraba insistentemente al Omega. Sunghoon frunció el ceño, sabía que era cuestión de segundos para que el Alfa los siguiera, así que se encargó de liberar aún más feromonas sin importar que Jake casi cayera al percibirlas.
La señal era clara, aquellos Alfas debían alejarse si no querían problemas, en especial aquel Alfa Puro.
Sunghoon continuó caminando hasta llegar a Jake, lo tomó de la cintura al instante pues era obvio que el Omega ya no estaba en condiciones. Cuando éste gimió ni bien lo tocó supo que estaban en problemas. Venía todo el camino tratando de lidiar con sus feromonas, pero no era de piedra. Al igual que la mayoría de Alfas, tenía unas enormes ganas de enterrarse en él. Sunghoon realmente estaba tratando de ser un caballero pero ni el entrenamiento más complejo podría prepararlo para esto, mucho menos cuando se trataba de aquel delicioso aroma. Su lobo le pedía a gritos aprovecharse de la debilidad del Omega, pero su cerebro trataba de pensar en cualquier otra cosa que no fuera su dura polla o el hermoso joven que tenía entre sus brazos.
— No puedo... más. — Susurró Jake a punto de desmoronarse.
Sus piernas ya no respondían y era cuestión de tiempo para que empezara a dejar un camino de fluidos a su paso, se sentía tan húmedo. Su lobo gritaba por un Alfa y tener uno justo al lado no estaba haciendo más fáciles las cosas. En un impulso por recobrar la cordura se alejó de Sunghoon, corriendo tambaleante hacia el jardín de aquella mansión.
Tuvo que detenerse junto a un inmenso árbol de pino, que le sirvió de soporte. Todo su cuerpo dolía y hormigueaba en busca de placer, tenía que descargar un poco para poder permanecer en sus cinco sentidos. Aún quedaba un largo camino hasta el estacionamiento y no podía lucir como una Omega fácil cuando se suponía que su papel era el de una de las codiciadas herederas de la familia Sim. Debía salir de ahí con gracia y una sonrisa, no con el Alfa que se suponía que era su primo y con un evidente aroma a excitación.
Por instinto su mano fue hacia su miembro, gruñendo al tener que lidiar con la estorbosa falda del vestido que era más grande que su propio cuerpo. Jake casi lloriquea de la sola exasperación, odiaba ser un Omega.
— Hey, ya restringí el rango de la cámara de seguridad. Puedes hacer lo que quieras.
A Jake no le podía interesar menos lo que acababa de decirle, era incapaz de masturbarse, su cuerpo se encontraba tan frágil como un fideo, no podía hacer absolutamente nada más que caer al suelo y abrir las piernas. Irónico, siempre se había cuidado para no terminar en ese tipo de situación.
— No... puedo.
El Omega sollozo con frustración, tenía orgullo, uno demasiado grande como para aceptar que necesitaba ayuda, sobre todo cuando se trataba de ese tipo de ayuda. Odiaba verse así mismo como un aperitivo para los Alfas cuando toda su vida se había dedicado a demostrar que era mucho más que eso.
Sunghoon no era tonto, comprendía gran parte de los sentimientos del Omega. Motivo por el que no se había atrevido a tocarlo, era mucho más fácil ir con él a alguna habitación y simplemente hacerlo pero sabía que Jake jamás se lo permitiría. Ni a él ni a ningún otro Alfa y si llegaba a aceptar no sería por elección propia, sino porque su lobo se lo reclamaba.
Suspiró con fastidio y tomó la mano del Omega, adentrándose en el mar de inmensos pinos y pequeños arbustos que representaba ese jardín. Posicionó a Jake frente a una enorme enredadera y un par de árboles, lo suficientemente grandes como para ocultar al tembloroso Omega.
— ¿Crees que tu falda pueda esconder algo grande?
— ¿Esconder.. qué? — Preguntó, pensando que Sunghoon por fin le daría algo de privacidad para intentar masturbarse.
— A un Alfa de 1.80.
Jake no pudo ni responderle, Sunghoon había sido rápido. En tan solo un par de segundos el Alfa se escabulló debajo de su falda, posicionándose justo entre sus piernas.
— Qué estás... Oh, sí.
El Omega jadeó alto al sentir como los dedos del Alfa acariciaban la punta de su miembro, aún sobre la tela. En cualquier otra ocasión lo hubiese alejado pero se encontraba demasiado sensible y caliente como para siquiera rechazarlo.
A Sunghoon le tomó un par de segundos adaptar su vista a la oscuridad, Jake era un caos, uno lleno de pegajosos fluidos. Era tentador para un Alfa tener a un Omega goteando por él, pero esto era un completo desastre.
Bajó su ropa interior hasta las rodillas, observando su miembro erecto. Estaba demasiado cerca, podía ingeniárselas para tomarlo en su boca por cuenta propia pero Jake casi lo golpea con su polla de tanto mover las caderas.
— Cálmate un poco.
Tuvo que tomarlo de los muslos para que se quedara quieto, jamás había tenido un Omega tan travieso entre sus manos. Jake no era exactamente su tipo, pero tenía un aroma que lo enloquecía en segundos.
Sumido en las feromonas del delicioso Omega, beso su glande paseando su lengua por este. Ligeramente salado y sumamente viscoso, tomó un poco más en su boca, siendo atraído por el café con leche. Jake estaba tan desesperado que no le importó empujar sus caderas hacia adelante, embistiendo contra la boca del Alfa. No podía evitar derretirse de placer a pesar de que Sunghoon ni siquiera lo estaba estimulando correctamente.
El platinado empezó con un vaivén rápido en el que el miembro del Omega entraba y salía de su boca una y otra vez, no iba a esperar a que Jake le rompiera la mandíbula. Lo tomó de la cintura con fuerza, para evitar que su cuerpo flaqueara. Su lengua se paseaba hábilmente por toda su extensión, siendo motivado por un coro de excitantes gemidos.
— Uhm.. Sunghoon.. ¡Ah!
Tomó su miembro con una de sus manos, empezando a masturbarlo. Seguidamente, enterró su boca a la altura de sus testículos, succionándolos con suavidad para luego ascender lentamente por su falo sin dejar de estimularlo con su mano. Las caderas del Omega se movían con impaciencia, Sunghoon sabía lo que quería pero no podía dárselo, al menos no así.
— Separa las piernas.
Jake hizo justo lo que le pidió y Sunghoon no pudo estar más encantado ante ello. Sus manos se perdieron en sus suaves nalgas, masajeándolas a su antojo. Al instante las separó, paseando dos de sus dedos entre ellas. El Omega estaba tan húmedo, que su miembro vibró aún preso en sus pantalones. Acarició su entrada por fuera, sintiendo como se tensaba y gemía ante la íntima caricia.
— Baja la voz o no te penetro. — Susurró contra su cadera, recibiendo un sonoro jadeo como respuesta.
No sabía cómo diablos estaba resistiendo las ganas de follárselo en ese mismo momento, Jake era demasiado para controlar. El Omega se restregaba con insistencia contra cualquier parte de su cuerpo que tuviera a su alcance, tenía que verse obligado a mantener su boca ocupada alrededor de su polla para poder complacerlo.
No le quedó más opción que introducir dos de sus dedos en su interior, pensó en ir despacio pero Jake estaba demasiado lubricado como para solo acariciarlo; por lo que decidió enterrar sus dígitos con fuerza, escuchando al Omega lloriquear de placer.
Su frágil cuerpo se balanceó hacia adelante producto de sus temblorosas piernas, Sunghoon tuvo que moverse rápidamente para no caer junto a Jake. En su lugar se acomodó detrás de él, de modo que su lengua pudiese recorrer su mojada entrada. Enterrándola una y otra vez en aquella apretada cavidad.
— ¡Más! Dame tu polla... ¡Alfa!
Sunghoon se entretuvo probando los deliciosos fluidos del Omega, sintiéndolo temblar de cabeza a pies. Esta vez lo sostuvo correctamente para poder penetrarlo con sus dedos, sintiendo como se estrechaba alrededor de estos. Tenía tantas ganas de hacerlo suyo.
Sus dígitos salían y entraban con rapidez, Jake se estremeció por completo. El orgasmo se estaba construyendo en él, rápido y duro. Sus caderas se empujaban hacia atrás en busca de sentir más de aquellos dedos, podía sentir ligeros roces en su próstata pero no era suficiente. Quería algo más grande, más profundo, necesitaba tanto la polla de Sunghoon.
— Alfa... te necesito... — Lloriqueó entre gimoteos.
El platinado tuvo que luchar contra sus propios instintos para no ceder ante el Omega. Optó por retirar sus dígitos y aunque recibió varias quejas se centró en acariciar su miembro ágilmente mientras su lengua recorría parte de su cadera y sus nalgas.
— Sé un buen Omega y córrete para tu Alfa. — Susurró sobre su piel.
Jake gimió alto cuando el clímax lo golpeó. Hubiese colapsado si no fuera porque Sunghoon lo sostuvo con uno de sus brazos, el Alfa lo masturbó hasta el final, permitiendo que se corriera en su mano hasta la última gota.
Su respiración era un maldito desastre, ni siquiera se dio cuenta de en qué momento se había recostado sobre la enredadera para no caer. Sus piernas hormigueaban a más no poder y aunque se sentía satisfecho el calor aún no lo abandonaba. Era cuestión de tiempo para que tuviera una nueva erección entre las piernas.
— ¿Saldrás de ahí? — Preguntó en susurros una vez que el raciocinio llegó a su cerebro.
— ¿Quieres que salga?
— ¿Me dejas usar tu boca otra vez?
— Tal vez.
Jake movió sus caderas y Sunghoon no tardó en envolver su lengua a lo largo de su miembro. Mordió sus labios y tiró su cabeza hacia atrás, producto del placer que el Alfa le ofrecía. Podría acostumbrarse a esto.
— Srta. Jakeline ¿Se encuentra bien?
El Omega tuvo que arreglar su peluca y parte de su corpiño antes de girarse ligeramente para mirar al Alfa que había venido a interrumpir. Agradecía que Sunghoon se hubiese alejado de su entrepierna, de lo contrario le daría un espectáculo a aquel desconocido.
— Claro, estoy perfecta.
— Sus feromonas, llamaron mucho mi atención. — Jake casi ríe con esa frase, ¿De quién diablos no llamaría la atención? — Creo que tiene un pequeño problema para controlarlas.
— No se preocupe, mi primo ya me está ayudando con esto. Fue por supresores, ya no tarda en volver.
— ¿Está segura que está bien? La veo muy sonrojada. Si gusta, yo podría..
— Como ya le comenté, mi primo vendrá por mí. — Dijo Jake, bastante cortante.
— Comprendo.
El Alfa estaba por retirarse sin embargo se detuvo, acercándose un poco más hacia el Omega.
— Disculpe mi pregunta pero ¿Usted tiene Alfa o está saliendo con alguno? Me gustaría cortejarla.
Jake iba a rechazarlo amablemente pero un escalofrío lo recorrió por completo cuando Sunghoon mordió su muslo, demasiado cerca de su miembro. Aún podía sentir su lengua pasearse sobre la zona lastimada, ascendiendo lentamente hasta el comienzo de la falda.
— Y-yo... — Comenzó, más no pudo continuar.
El Alfa interpretó el nerviosismo en la Omega como una señal de que estaba avergonzada por su repentina declaración, así que prefirió darle un poco de espacio.
— No es necesario que me responda, puedo esperar.
— No, en realidad yo quiero responderle ahora.
Jake tuvo que alzar ligeramente una de sus rodillas para poder alejar a Sunghoon de su cuerpo. No podía concentrarse en ambos a la vez.
— Hay un Alfa Puro que me está cortejando y vamos por algo aparentemente serio, por lo que no me gustaría meterlo en problemas. Aunque me halaga muchísimo su interés.
La forma más fácil de rechazar a un Alfa, era inventando una relación seria con otro Alfa y de preferencia uno Puro, no había mejor repelente que ese.
— ¿Es su primo?
— ¡¿Perdón?! — Preguntó el Omega haciéndose el ofendido.
— Disculpe Srta. Jakeline, es solo que vi al Sr. Sungjoo muy cerca de usted y...
Jake podía sentir al muy maldito riéndose contra su pierna derecha. Así que intentó patearlo pero solo recibió un beso a la altura de su cadera, genial.
— Creo que se confunde. Mi primo es un Alfa muy educado y sobreprotector con su familia. Jamás se aprovecharía de los Omegas. Además creo que lo ha podido ver muy interesado en el Omega Kim Sunwon.
— Sí, discúlpeme por lo que dije. Me retiro, Srta. Jakeline, espero regrese bien a casa.
— No sé preocupe, Sr. Choi. Hasta luego.
Jake permaneció en el mismo lugar rezando internamente para que aquel Alfa se fuera. El chico se alejó pero aún podía percibir su mirada sobre él.
Sunghoon había empezado a acariciar sus torneadas piernas, podía sentir suaves besos siendo depositados sobre sus muslos. El platinado realmente se estaba esforzando por complacerlo.
— Sunghoon, detente. Tenemos que salir de aquí.
— ¿No quieres continuar un rato más?
¿Si no quería? Claro que quería, pero ya había cedido muchísimo ante un Alfa que supuestamente no deseaba tener cerca. Sumado al hecho de que aún seguían al aire libre, cualquiera podría verlos.
— Llévame al auto mientras aún esté medio cuerdo, tienes que volver a la misión, Sub-lider. — Comentó, recalcando la última palabra.
Jake esperó, sabía que no era necesario avisarle que había un Alfa observando la escena. Cuando se trataba de una misión Sunghoon tenía ojos en todos lados.
Alrededor de 10 minutos después Sunghoon salió, no sin antes pasear su lengua descaradamente por su miembro. El idiota lo había puesto duro justo antes de salir de su escondite.
Su aspecto era el más pulcro e impecable, como si nunca hubiese estado entre las piernas de un Omega devorando todo a su paso.
El platinado le acomodó un poco la peluca y el escote del vestido antes de tomarlo de la mano para salir de ahí. El Alfa lo hizo adelantarse para poder encargarse de la cámara de seguridad que había bloqueado. A los pocos segundos ya se encontraba justo a un lado suyo, ambos caminando hacia el estacionamiento.
A menudo recibían saludos de parte de los invitados de aquella fiesta. Tanto Jake como Sunghoon, respondían con una sonrisa sin detenerse a conversar demasiado.
El calor había vuelto y el Omega no tardó en sentir aquel conocido dolor en su vientre bajo. El sudor caía por su frente, mientras que el rojo se apoderaba de sus mejillas. En cualquier momento sus feromonas se dispararían.
— ¿Cómo te sientes?
— Con ganas de follar.
— Ya casi llegamos, mantén la compostura.
Jake tan solo asintió dejándose guiar por Sunghoon. Tuvo que esconderse detrás del Alfa un par de veces cuando las personas se acercaban a saludarlos. Era agotador percibir los aromas de otros Alfas, sus ganas de lanzarse sobre alguno de ellos solo iban en aumento.
Para cuando por fin llegaron al estacionamiento, Jake ya no sentía sus piernas. Estaba más recostado en Sunghoon que sobre su propio cuerpo. Podía sentirlo tenso, como si estuviera batallando internamente por no ponerle un solo dedo encima. Jake esperaba que sufriera y que le doliera muchísimo la polla, se lo merecía por ser un Sub-líder tan mandón.
— Hey, bloquearé la cámara de la esquina. Quiero que vayas pegado a la pared y cuando veas mi señal, corres hacia el auto. ¿Entendido?
A estas alturas el Omega ya no respondía a su entorno, lo único que escuchaba era la caliente voz de Sunghoon. Cuando giró su rostro para observarlo, no pudo evitar comérselo con la mirada. Un Alfa Puro, alto, bastante guapo, con un cuerpo de infarto y posiblemente un buen pene.
Llevó su mano al miembro del Alfa para sentir su longitud. Estaba duro y parecía ser del tamaño perfecto. Tanteo aquel bulto, empezando a acariciarlo de arriba hacia abajo, definitivamente lo quería tener dentro.
Sunghoon abrió los ojos con total sorpresa, de inmediato se colocó detrás del Omega para que las cámaras no captaran lo que éste estaba haciendo. Jake continuaba frotando su miembro con torpeza. Tuvo que quitar su mano de aquel lugar y entrelazarla con la propia para que se quedara tranquilo.
— Entra al auto.
— Quiero... — Susurró el Omega a modo de berrinche.
Justo lo que le faltaba, un Omega casi dominado por su lobo actuando de la manera más infantil posible.
— Entra al auto.
— ¡Alfa! — Sollozó como reclamo.
— Te daré lo que quieras, pero entra al auto.
Sunghoon aún podía notar la reticencia en el castaño, así que no le quedó otra opción que recurrir al método más clásico para controlar a un sensible Omega, ser dulce con él.
— Jakey, quiero darte lo que quieres pero solo puedo hacerlo si entramos en el auto. Colabora conmigo, hermoso. Haré todo lo que me pidas.
— ¿Todo Alfa?
— Absolutamente todo, mi precioso Omega.
— No te pases, idiota.
Sunghoon río al obtener el comportamiento usual del castaño. Se encargó de bloquear la cámara esperando a que Jake cumpliera con lo que le había dicho. No hubo mayor inconveniente, una vez el Omega entró en su auto Sunghoon desbloqueó la cámara e ingresó al vehículo.
De inmediato se dispuso a buscar los supresores que debían estar en la guantera, era la forma más rápida de asegurarse de que Jake estaría bien. Cuando los encontró se los tendió al Omega pero éste negó con la cabeza.
— No los tomaré.
— Pero Jake...
— No es no, Sunghoon.
— Jaeyun, es por tu bien. Cualquier Alfa puede intentar entrar al auto.
— Cerraré con seguro, puedes dejarme encerrado si quieres. Pero no tomaré esos supresores.
Sunghoon tragó saliva, de por sí era difícil aguantar aquellas dulces feromonas estando ambos encerrados. Pelear con él requería de más energía de la que tenía. No entendía como el Omega podía tener ganas de discutir cuando él lo único que quería era enterrarse en ese delicioso cuerpo.
— Jake, por favor. Quiero irme sabiendo que te dejaré bien.
— Puedes irte, estaré bien.
— Eres insoportable.
El Alfa se alarmó al divisar los ojos acuosos del castaño, la había jodido, Jake estaba en una clase de etapa en la que su cerebro se fundía por momentos y su sentimental lobo tomaba el control. Tenía que escoger con cuidado sus palabras.
— Jakey, precioso. No lo dije en serio.
— ¡Déjame! — Chilló el Omega.
Sunghoon lo vio pelear con aquel enorme vestido. Parecía desesperado por deshacerse de él, así que no dudó en ayudarlo. Retiró la peluca y dejó todos los accesorios femeninos en el asiento trasero.
El Omega permanecía semi desnudo, sentado en el lugar del copiloto. Lo único que cubría su cuerpo era un delgado vestido de color blanco que el Alfa ni siquiera había notado que llevaba con lo inmenso que era aquel faldón. Jake ya había retirado su ropa interior, pudo ver su miembro erecto y su preciosa y húmeda entrada tan pronto el Omega separó sus hermosas piernas.
— ¿Puedo?
— Te estoy esperando.
Sunghoon aprovechó la oportunidad que le había sido brindada. Se arrodilló en el piso del auto quedando a la altura del miembro ajeno, era malditamente incómodo pero valía la pena. Tomó al Omega de la cintura y empezó a lamer su abdomen. Jake ya tenía una mano alrededor de su miembro, masturbándose tal y como quería mientras que Sunghoon se dedicaba a rasgar aquel delgado vestido para poder besar su piel.
El castaño se estaba hartando, movía sus caderas con insistencia contra el pecho del alto, pero Sunghoon parecía más inmerso en dejar marcas en su cintura. No necesitaba eso, quería sentirse lleno. La sola presencia del Alfa lo excitaba, era difícil de admitir pero Sunghoon era endemoniadamente atractivo, quería sentirlo dentro así fuese por una sola vez.
— Hoon, penétrame.
— No creo que...
— Hazlo, solo no hablemos de esto luego.
— Jake, solo me lo estás pidiendo porque estás caliente. Luego te arrepentirás y será incómodo para ambos.
— Dije que lo haremos y no hablaremos de esto luego.
Jake tiró del Alfa hacia arriba, dejándolo prácticamente sobre su cuerpo. Rodeó su cintura con sus piernas, apresándolo para que no se fuera. Ya se había contenido demasiado, quería un pene y lo tendría.
— No me hagas tener que ponerla dentro, métela.
— Recuerda que tú me lo pediste.
Jake estaba a punto de responderle con sarcasmos cuando el aroma a Madera lo golpeó, era malditamente asfixiante. Todo su cuerpo empezó a temblar, su entrada goteaba en espera de ser penetrado por el Alfa. Su lobo le exigía capturarlo y no dejarlo ir, en toda su mente resonaba la palabra "Mi Alfa" y Jake estaba empezando a asustarse. Sunghoon jamás lo había expuesto directamente a sus feromonas, las había sentido pero por intervalos cortos de tiempo y en poca cantidad. Había tenido el placer de ser envuelto por feromonas de Alfa Puro, pero ninguna se comparaba a las de Sunghoon.
El Omega separó aún más sus piernas en una gesto de sumisión, sus brazos se enredaron en el cuello del Alfa, rogando por más cercanía. Sus caderas se movían con impaciencia, buscando calmar el calor que sus feromonas le producían. Estaba tan duro y tan sensible, el solo hecho de tener a Sunghoon encima de su cuerpo lo tenía chorreando líquido preseminal.
— Alfa, tómame.
Jake lo sintió estremecerse cuando lo llamó de aquella forma, Sunghoon aún seguía renuente a follarlo, no podía ser enserio. Una nueva ola de feromonas lo golpeó y casi pierde la conciencia, su lobo estaba casi arañando por querer salir. El deseo de rogarle al Alfa para que lo tome crecía de manera exponencial. ¿De dónde sacaba Sunghoon tantas feromonas? Si seguía exponiéndolo de aquella forma, su parte racional se iría en cuestión de segundos. Esto ya no se trataba del afrodisíaco, Sunghoon lo estaba excitando de sobremanera.
— Alfa... estoy muy caliente.
— Jakey, discúlpame.
Pudo ver como iba descendiendo su pantalón, seguido de la ropa interior. Su erecto miembro tomó el protagonismo y el Omega tuvo que tragar saliva porque esa polla era mucho mejor de lo que había imaginado. Sus piernas fueron tomadas por dos fuertes manos, Jake mordió sus labios porque sabía lo que se vendría. Sunghoon lo penetró de golpe haciéndolo gritar en el proceso, jamás se había sentido tan lleno. Cuándo miró el rostro del Alfa, pudo ver sus ojos siendo inundados de un color celeste cielo. Ambos estaban perdiendo el control, era algo que no había notado antes, pero con tantas feromonas de Alfa Puro, Sunghoon terminaría induciéndolo al celo, si es que ya no lo había hecho.
— Muévete. — Demandó el Omega.
— Dame un momento.
— Alfa, lo quiero ahora. — Lloriqueó. — El aroma de Alfa me calienta.
— Eso es... lo que estoy tratando de evitar, Jakey.
Sunghoon venía tratando de soltar sus feromonas poco a poco. Este era el estrago de ser agente y tener un prolijo control sobre sus hormonas, no había atendido sus anteriores celos con el debido cuidado y ahora que había estado sobreexpuesto a feromonas de un Omega Puro por demasiado tiempo, podía llegar a lastimar a Jake. Si dejaba que su lobo se hiciera cargo, el Omega posiblemente acabaría marcado y anudado. Debía tener cuidado, no podía perder el control pero con aquel aroma a café con leche era inútil, venía limitando sus propios instintos y deseos desde que todo empezó, ya casi ni podía mantenerse del todo cuerdo.
Una nueva exposición a feromonas Alfa enloquecería al Omega, sabía que Jake aún permanecía en sus sentidos pero le estaba costando mantenerse a flote.
Sunghoon empezó a mover sus caderas con lentitud, pero le fue imposible contenerse ante el placer que aquel apretado canal le proveía. En cuestión de segundos comenzó a embestir, rápido y profundo. Podía escucharlo gemir bajo su cuerpo pero estaba demasiado desconectado de la realidad como para fijarse en ello. Su lobo lo estaba dominando, empujándose una y otra vez en aquel hermoso Omega con fuerza desmedida.
A Jake no le quedó más opción que clavar sus uñas en los hombros del traje del Alfa, Sunghoon le había impuesto un ritmo duro y demoledor, todo su cuerpo se estremecía de placer. Aquel constante golpeteo en su próstata lo tenía en las nubes, los espasmos se habían hecho presentes tan pronto el Alfa se enterró de lleno en su interior. Se iba a correr, demasiado rápido pero no podía aguantarlo más.
Nunca había tenido sexo con un Alfa Puro por infinidad de razones, un alfa de esas proporciones implicaba un mayor desgaste físico pero mayor placer. Y Jake estaba experimentando ambas partes a la vez. Su entrada no dejaba de chorrear aquel pegajoso lubricante, podía sentir por completo la polla de Sunghoon en su interior y eso le hacía ver estrellas. Se perdía en otro mundo cada que el Alfa cambiaba la forma en que lo embestía, era esa versatilidad entre un ritmo acelerado a uno netamente profundo la que lo tenía goteando. Simplemente ya no podía soportarlo más, el abdomen del Alfa rozaba una y otra vez contra su miembro, haciéndolo sentir sobre estimulado.
Hace mucho que había perdido el control de lo que salía de su garganta, no paraba de jadear y gemir palabras sin sentido a cada embestida. Sus ojos se apretaban con fuerza cada que el placer lo sobrepasaba, estaba tan cerca.
— ¡Hoon!
— Omega, mi omega.
Jake se asustó al escuchar aquello, desde hace un tiempo que su lobo venía sollozando por el Alfa, reclamándolo como suyo. Tal vez si no fuera un agente y sus instintos no estuvieran inestablemente dominados por su mente, lo habría notado antes. Se obligó a salir de su estupor para tratar de lidiar con el lobo de Sunghoon.
— Sung...Hoon...
— Dime. — Jadeó el Alfa, recobrando sus sentidos.
El Omega al ver que aún tenía a su Sub-líder medio cuerdo, mandó todo a la mierda.
— ¡Más! Oh.. más por favor.
Lo escuchó reír pero el maldito le dio lo que quería, certeras estocadas golpeando en los puntos correctos, su miembro recibiendo una angustiante pero satisfactoria fricción. Solo le faltaba algo más.
Tiró del Alfa hacia adelante, lo suficiente para poder besarlo. Sunghoon se sorprendió ante aquel gesto pero no tardó en corresponderle. Duro y enfermizamente húmedo, sus bocas colisionaban con avidez, queriendo devorarse la una a la otra, sus lengua conociéndose sin vergüenza alguna y las infaltables mordidas motivando la infinidad de escalofríos que recorrían la espalda del Omega.
Su abdomen bajo se contraía del placer, podía sentir el típico hormigueo que le avisaba que estaba demasiado cerca. Dejó que Sunghoon lo guiará directamente al orgasmo, el Alfa había ralentizado sus embestidas mientras lo besaba para luego ofrecerle el mismo ritmo acelerado una vez que se separaron. Sus labios se perdieron a la altura de su cuello mientras continuaba enterrándose en él una y otra vez.
El aroma a madera invadió sus pulmones nuevamente y su conciencia lo abandonó por completo. Se aferró con fuerza a Sunghoon cuando el sin fin de sensaciones se hicieron sencillamente insoportables. Casi gritó cuando una fuerte estocada provocó su liberación, todo su cuerpo se apretó, siendo víctima de terribles espasmos que lo hacían contraerse alrededor del miembro ajeno.
— Alfa... márcame, Alfa. — Rogó cegado por sus instintos.
Sunghoon casi se deja llevar por su lobo ante las súplicas del precioso ser bajo su cuerpo. El orgasmo del Omega no había hecho más que sobrexcitarlo, casi haciéndolo gruñir al verse apresado de aquella deliciosa manera. Continuó embistiéndolo, teniendo cuidado de no correrse dentro, pero Jake no se la dejó fácil, estaba tan aferrado a él que le fue imposible retirarse cuando lo intentó.
— Precioso, suéltame.
— Márcame... mi Alfa, mío.
El platinado lo intentó, realmente lo intentó, pero cuando su nariz rozó el cuello del Omega supo que no podría controlarse. Sus caninos salieron a la superficie, viéndose sumergido en aquel delicioso aroma. Su lengua pasó por su suave piel, tenía tantas ganas de hacerlo, su lobo quería apropiarse del Omega a como diera lugar. Jake lo tenía abrazado por el cuello, presionándolo para ir más lejos, esperando desesperado por aquella unión.
— Jakey... esto es peligroso.
Sunghoon retomó sus rápidas embestidas, tratando de excitar al Omega, tenía que distraerlo antes de que realmente perdiera la cordura. Su respiración se hizo pesada cuando el orgasmo estuvo demasiado cerca, estaba dispuesto a alejarse pero su lobo parecía ser más fuerte. Cuándo menos se lo esperó el clímax llegó de golpe, por mero instinto se hundió aún más en sus apretadas paredes, jadeando ante su placentera liberación. Quiso volver en sí pero el éxtasis era demasiado, cuando por fin creyó poder manejarlo la dura realidad lo golpeó, había comenzado a anudar.
Jake empezó a moverse inquieto, sentía su caliente interior comenzar a expandirse. A medida que el malestar se hacía cada vez más intenso su lobo dejaba de nublar su juicio. No tardó mucho en darse cuenta de lo que estaba pasando.
— ¡Sal! — Demandó con histeria.
— Te voy a lastimar. — Susurró el Alfa con pesar.
— Duele... Mierda... duele.
El castaño comenzaba a exasperarse, jamás había experimentado un nudo. Nunca en su vida había dejado que alguien lo anudara y el maldito de Sunghoon simplemente lo hacía como si no tuviera enormes posibilidades de quedar embarazado.
— Está bien, tranquilo.
— Como qui-
El Alfa besó al quejumbroso Omega, empezando a masturbarlo. Se imaginaba el dolor que le estaba causando en ese momento, así que prefirió distraerlo. Para su sorpresa, Jake se dejó hacer, correspondiendo casi al instante.
Sus lenguas se entrelazaron una con la otra, disfrutando del mero contacto. El Omega jadeó contra su boca cuando su glande fue acariciado. El dolor en su parte bajar no lo dejaba disfrutar del todo, pero aún así intentaría olvidarse de ello. Por mera inercia empujó sus caderas hacia adelante, deseando más del tacto del Alfa. Desafortunadamente un leve tirón en su parte trasera interrumpió su cometido.
La molestia se percibía a gritos en el rostro del Omega, Sunghoon optó por reclinar el asiento, para poder ofrecerle mayor comodidad mientras esperaban a que el nudo bajara.
— Lo siento.
— Tú vas a conseguir esa maldita pastilla.
— Yo la compro. — Aseguró, siendo consciente de la aversión del Omega por cualquier tipo de fármaco.
— Y vas a tener que aguantarme cuando sufra los efectos secundarios.
— Lo que quieras.
No esperaba que el Alfa aceptara cada una de sus exigencias, Sunghoon solía discutirle si quiera un poco. Más cuando lo miró a los ojos, aquel tono celeste cielo lo atrapó. Era su lobo quien lo estaba cuidando. Solo por curiosidad, Jake acarició sus cabellos, el lobo lo miraba con anhelo, como si fuera lo más preciado en toda su vida. Su propio lobo se removió en su interior, deseando salir a flote para unirse con el lobo del Alfa.
Cuándo Sunghoon se acercó demasiado a su rostro, temió por un segundo, hasta que aquel lobo empezó a besar sus mejillas y su mentón. El muy infeliz parecía contento con lo que estaba haciendo. No fue hasta que sintió su aliento demasiado cerca de su cuello que realmente se preocupó. Intentó moverse pero el dolor en su parte baja lo detuvo.
— Sunghoon, vuelve en ti. — Demandó su mente, porque su instinto animal deseaba lo opuesto.
— Estoy aquí.
— Entonces aléjate.
— No puedo.
Suaves besos fueron depositados sobre su hombro, una traviesa lengua recorriendo el lugar, pequeñas e inofensivas succiones sobre su piel que lograron estremecerlo y hacerlo desear que Sunghoon lo marcara. Tuvo que tomar al Alfa por los hombros, ejerciendo la fuerza suficiente para mantenerlo en su lugar.
— No hagas algo de lo que te puedas arrepentir.
— ¿Quién dijo que me arrepentiría?
Jake tembló al percibir unos caninos rozando su piel, iba a golpearlo pero no fue necesario. Sunghoon se alejó de él, aunque aún persistía aquel color celeste en sus ojos. No era él, definitivamente su Sub-líder nunca intentaría marcarlo si estuviera en sus cinco sentidos.
— ¿Asustado?
— Nunca.
— Tal vez debería darte razones para tener miedo.
Un solo movimiento, dos filosos caninos incrustándose en su cuello, los sentimientos y memorias de Sunghoon invadiendo cada rincón de su mente, el glorioso placer producto de crear un lazo, no pudo evitar correrse ante la repentina unión, minutos después todo se volvió negro.
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Adivinen quien volvió con una historia que nadie necesitaba pero que quería escribir porque me dio bloqueo con Mid-Sis. ¡Exacto! tu ex, digo- YO.
Actualizaré en el transcurso de la semana lo que tengo pendiente- and disculpen la desaparición.
Bonita semana, os quiero montones. Se me cuidan
⃟░❝Sunshine Butteffect❞ ུ۪۪ୱ઼˖