Love Is Embarrassing ✓ ⋆ Osca...

By flormist

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Si había algo que Clara nunca haría, era enamorarse de Oscar Piastri. Oh, muy tarde. Ya lo había hecho, y que... More

Գٰǻܳó
00. Bahrain Grand Prix
01. Chismes y accidentes
03. Equipo papaya
04. El apellido Sainz
05. You belong with me
06. Miami y sangría
07. Escándalo
08. En el hielo
09. Un brindis
10. Grupo de amigos
11. Admirador secreto
12. Mónaco
13. Nicole Piastri
14. Cumpleaños de Clara
15. Baratijas valiosas
16. Premio consuelo
17. Sueños lúcidos
18. Eurocopa
19. Sherlock Holmes
20. Corazón abierto
21. ¿Celos?
22. La Toscana
23. Palabras de amor
24. Besos
25. Confesión
26. Vida normal
27. Amor en Monza
28. Viejas inseguridades
29. Trágicos amantes
30. Peonias
31. El amor es vergonzoso
Extra uno
Extra dos
Gracias, gracias y más gracias

02. Día en el yate

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By flormist


—Clara, es solo una salida de chicas, no tienes que arreglarte como si fueras a un show en Milán.

Lily estaba a su lado en el espejo, mirándola como si todo su maquillaje, peinado y ropa fuese demasiado para una tarde con las chicas en un yate. Clara no creía que lo fuese, ¿Además quién decía que las chicas no podían arreglarse para otras chicas? A veces creía que era mejor salir con sus amigas y conocidas que eran mujeres, porque ellas la respetaban y no la veían como un objeto. Podía usar faldas cortas y tops con escote, mientras que con los chicos tenía que pensar dos veces lo que ponerse.

—Vamos a ir a un yate, donde seguramente nos sacaremos un montón de fotos. Tengo que estar bien.

Lily puso sus ojos en blanco.— Siempre estás hermosa.

Clara sonrió y se giró para abrazar a su amiga. Le dio un beso en la mejilla, mientras la golfista aceptaba la muestra de amor.

—¿Y si me llevo esos tacos?

—No vas a usar tacos en un yate, Clara.

—¿Por qué no?— preguntó la chica, buscando en su vestidor qué ponerse en los pies. Lily la siguió por detrás, también buscando con ella.

—Porque te puedes romper el tobillo, ¿Acaso no piensas?

—Eh, nos calmamos un poco, Lily. Me estás atacando.

—Solo te estoy cuidando como una mamá oso.

Ambas se rieron y eventualmente, Clara eligió unas sandalias de taco bajo, que combinaban con su vestido blanco que había elegido. Era largo, con un escote en V en su pecho y sin mangas. Las dos chicas terminaron de arreglarse, principalmente la dueña de la casa, y se subieron en la Ferrari de Clara. Ella era afortunada, tenía autos con los que los demás soñarían. Su hermano le había regalado ese mismo carro en su cumpleaños, y en el garage de su casa tenía un montón de vehículos más, que costaban cientos de euros.

Tener una familia dedicada al automovilismo tenía sus beneficios, como obtener autos al cumplir la mayoría de edad y en celebraciones importantes, también las mismas empresas le regalaban sus autos. Clara aprovechaba al cien por ciento los lujos.

—Tenemos que aprovechar la oportunidad para hablarle a Lauren.— dijo Lily, mientras ella se mantenía mirando las calles de Mónaco.

—¿Cómo le dirás? Eh, lo siento por molestarte, pero, ¿Es verdad que te acuestas con Charles y engañas a tu novio?

—No tan así. Simplemente podemos hablar de Charles y escuchar qué tiene para decir.

—Bien.

Las chicas llegaron al muelle, donde se encontraron con Carmen, Francisca, Lauren y Kelly. Todas ellas se subieron al yate y empezaron a acomodarse debajo del sol, quitándose sus ropas para quedarse en trajes de baño. Clara se metió un buen rato en el agua con su otra compatriota, Carmen. La novia de George era un amor y la hacía sentir como si estuviera hablando con una hermana mayor, que le decía las cosas que quería oír y las que no. A decir verdad, la mayoría de las chicas habían acogido a Clara Sainz debajo de su ala, ya que era de las más jóvenes.

Teniendo veintidós años y enfrentándose al medio desde que era pequeña, estaba acostumbrada a que las personas siempre quisieran algo más de ella. Pero las mujeres que había conocido a través de la fórmula uno no eran así, o al menos, no Carmen y Lily. Ambas mujeres la trataban como una igual, la protegían y la cuidaban.

—¿Cómo está Carlos después del accidente?

—Sólo fue un susto, se recuperó demasiado rápido. Este fin de semana va a correr de vuelta.— le comentó ella, mientras se aplicaba protector solar en el cuerpo.— ¿Me ayudas?

—Vale.

La otra española agarró el protector y se lo empezó a pasar por la espalda, mientras Clara miraba el horizonte. No era un día muy caluroso, todavía faltaba bastante para el verano pero aún así, el día en Mónaco estaba lindo.

—Ahí vienen las chicas.

Carmen terminó de pasarle el protector solar, justo cuando llegaba Lily junto a Lauren. Kelly se había quedado con Francisca, la novia de Pierre, a unos metros de distancia. Según ellas, hacía bastante frío como para quedarse en malla, pero en el caso de Carmen y Clara, las dos españolas habían decidido quedarse con su ropa de baño expuesta.

—¿Cómo está Oscar?— preguntó Clara, mirando a Lauren.— ¿Está mejor del brazo?

Habían pasado dos días desde la carrera, lo que significaba que tal vez el australiano pudo haber tenido una mejora. En el caso de Carlos, su hermano ya estaba totalmente recuperado. Por suerte había salido ileso del accidente y aquellos raspones se estaban borrando poco a poco con el pasar de los días.

—Está lo bastante bien, nada de lo que preocuparse. Lo de su brazo fue simplemente una precaución y ya podrá correr la semana que viene.

Carmen miró a la chica.— ¿Y cómo se conocieron Oscar y tú?

—Oh, empecé a salir con él cuando consiguió su asiento en la fórmula uno.

Lily y Clara se miraron por un momento, siendo completamente perceptivas la una con la otra. A veces eso no podía significar muchas buenas cosas. Siendo hermana de un piloto, Clara había visto lo rápido que las mujeres habían caído de palomita cuando Carlos firmó el contrato para la fórmula uno. Mientras mas fama ganaban, más mujeres se acercaban a ellos. A Clara no le gustaba admitir aquello de su género, pero tampoco podía ocultar los hechos. Había algunas mujeres que simplemente se acercaban por la fama y el dinero.

—¿Y se conocían desde antes?— preguntó Clara, tratando de interesarse a la conversación.

—Sí, éramos compañeros de escuela.

—¿Qué te hizo enamorarte de él?— preguntó nuevamente Lily, mientras que Clara volvió a verla y le susurró un cálmate.

Lauren lo pensó por unos momentos.— Es agradable, supongo.

No era suficiente. Clara todavía no estaba enamorada de  Charles y más o menos era capaz de escribir un poema de amor sobre él. Sus palabras no eran suficientes como para describir lo que sentía. Y si Lauren realmente quería a Oscar, tendría que haber dicho algo más que su novio era agradable.

—¿Sólo agradable?— las palabras salieron de su boca al instante, sin poder contenerlas.

—Sí. También es divertido cuando quiere serlo.

Carmen la miró por un momento y luego miró a Clara, estaba segura que entre las tres estaban pensando en lo mismo.

Lily cambió drásticamente el tema.— Charles y Clara están en algo.

Lauren reflejó en su cara la sorpresa, mientras que la pareja de Russel la miraba con las preguntas asomándose en sus facciones. Clara miró mal a la china, pero sabía que este era su mecanismo para tratar de entender a la pareja de Piastri y darse cuenta si podía ser real que tenía algo con Charles. Clara Sainz nunca había sido de las personas que se echaban atrás cuando estaban comprometidas, así que asintió con la cabeza, tratando de mostrar que era verdad.

—Sí, es bastante reciente, pero me encanta como nadie más en el mundo.— bueno, una parte de eso era real.

—Oh, no lo sabía. Oscar no me dijo nada.— contestó la rubia, mientras apartaba la mirada y la ponía en el horizonte.

—Sé que Charles antes de mi salía con un montón de mujeres, pero estamos muy enamorados y somos felices. Sé que nadie se metería en nuestro camino.— agregó ella, sólo porque podía y quería.

Lauren se levantó del lugar.— Me estoy orinando, ya vuelvo.

La chica desapareció rápido, mientras que las otras tres se quedaron a solas.

—Alguien puede explicarme qué sucede.— pidió Carmen.

—¿No te lo crees ni por un segundo que lo que dije es real?— preguntó ella.

—Si tú tendrías un novio, claramente lo harías público desde el día uno. Te encanta subir fotos de tu vida diaria en tus redes sociales y no eres buena ocultando secretos.

—Puedo tener una relación secreta.

—No puedes, Clara. En el momento en que un hombre te dice que te quiere, tú ya estás compartiendo canciones románticas de Taylor Swift en tus historias.

Ella soltó un resoplido.— Bien, tienes tu punto.

Cuando Lauren volvió con las chicas, actuó como si nada hubiese sucedido. Hablaron de otros temas, de los países que iban a visitar y de sus proyectos personales. Kelly y Francisca se les unieron, pero momentos después, Lily y Clara decidieron meterse en el agua por un momento.

—¿Y si hay tiburones?— se quejó la castaña, mirando a su alrededor.— Todo es divertido en un yate, hasta que te mueres de calor por el sol y la única manera de no morir es meterte en el agua. Donde podria haber tiburones.

—No te harán daño los tiburones.— Lily era la voz pacífica en su mente.

—Confío en tí, Liliana. Si algo me ocurre, dile a Charles que volveré como un fantasma para casarme con él.

Ellas se quedaron en el agua por un rato, salpicándose y nadando, hasta que volvieron al yate y permanecieron con las toallas alrededor de su cuerpo. Esta vez, Lily y ella se quedaron a una distancia de las otras chicas, para poder hablar con tranquilidad.

—No sé que podemos hacer para averiguar si es verdad que ella está saliendo con Charles.— su amiga señaló a Lauren, quien estaba en el borde del yate, recostada en el suelo. Era de las que más había bebido hoy.

Clara sólo había tomado apenas, mientras que Lily había decidido solo tomar agua. En el caso de Kelly, ella había optado por no tomar nada y Francisca bebió bastante, diciendo que tenía buena resistencia.

Clara tuvo una idea, una muy mala o una muy buena, un poco de las dos.

—Podríamos robarle el teléfono.

—¿QUÉ? Eso es ya pasarse de la raya. No necesitamos ir presas por ladronas.— Clara entendía su postura, pero también sabía que si querían investigar lo que ocurría, tenían que hacer algo. No podían preguntarle directamente en la cara, así que podían hacerlo a sus espaldas.

—Sabemos muy bien que, si vamos presas, Carlos y Alex pagan nuestra fianza.

Lily supo que Clara tenía un punto. Además, realmente Lauren no se daría cuenta de nada. Estaba tan borracha en ese momento, que si la tiraban al océano seguramente se quedaría durmiendo igual, hasta que un pájaro la despertara.

—Me estás llevando por el mal camino, Clara.

—Nunca dije que fuese un ángel.

Las dos se sonrieron y el acto empezó, Lily tomando la iniciativa, mientras que Clara miraba que las otras chicas estuvieran distraídas como para no notar lo que estaban haciendo. La rubia, quien tenía el cuerpo de una modelo y realmente era impresionante de ver, se había quedado apoyada en el yate con sus ojos cerrados. Había estado así durante la última media hora. Lily se acercó primero, se sentó a su lado de forma disimulada y esperó hasta que la chica hiciera algún movimiento. Ella no lo hizo.

Cuando finalmente parecía que nada la despertaría, la pareja de Alex agarró el teléfono y acercó el dedo de la rubia al aparato para poder desbloquearlo. Todo haciéndolo tan delicadamente, que era como el toque de una pluma. Rápidamente, le arrojó el celular a su amiga, quien lo atrapó con habilidad.

¿Qué están haciendo?

Clara se giró para ver a Francisca. La pareja de Pierre la miraba y también veía el dispositivo en su mano. Era evidente lo que estaban haciendo, no podía mentirle. Ella no era estúpida.

—Por favor, no le digas nada a nadie.— pidió Clara, tratando de que no las delatara tan rápidamente. A ella le gustaba su libertad y no quería ser escoltada por policías que la tratarían mal.

—¿Harás algo malo?

Ella negó.— Es para el bien de alguien, creo.

La portuguesa resopló.

—Está bien, no diré nada, pero simplemente no nos metan a Kelly y a mí.

—Gracias, Sissy.

La chica desapareció y ella se acercó a la parte techada del yate. Lily apareció unos segundos después, mientras ella se metía en Instagram. Lauren era modelo, por lo tanto, su cuenta personal y publica tenía un montón de seguidores y mensajes de diferentes personas, aun así, ni un sólo mensaje de Leclerc. Pero, también tenía una cuenta secundaria en Instagram, la cual tenía muy pocos seguidores y entre ellos, uno era Charles.

—Ve a los mensajes privados.— susurró Lily, mirando para los costados. Kelly y Francisca estaban escuchando música en un costado, y Lauren seguía durmiendo plácidamente.

—Si hacemos esto, ya no hay vuelta atrás.

Ambas chicas se miraron.— A la mierda.

Clara abrió los mensajes y encontró la evidencia que necesitaba. Había un montón de conversaciones con Charles. La menor de los Sainz se sintió un poco decepcionada, pero no lo suficiente como para detenerse. Había palabras románticas, otras subidas de tono. Charles le mandaba fotos mostrando sus abdominales e incluso encontró una foto de su amigo.

—¿Puedo sacarle foto con mi celular?— bromeó la chica, tratando de tomarse todo a la ligera.

—Es un pene, has visto muchos penes. Actúa como una mujer adulta.

—Pero es el pene de Charles Leclerc.

—El de Alex es más grande.— susurró Lily, mientras que Clara apartó totalmente la vista del celular, para ponerla en su amiga.

—¡Ay, por dios! No necesitaba escuchar eso, ahora voy a vomitar.— ella hizo gestos de asco, mientras su amiga le robaba el celular de las manos, para revisar ella.

Oscar está durmiendo, puedo pasar a verte en el hotel. Tengo el conjunto que a ti te gusta.— leyó la china, mientras que Clara abría su boca cada vez más.— Pobre Oscar.

—O sea, yo también engañaría a mi novio con Leclerc, si es que tuviera uno, pero aún así, eso debe doler.

Los mensajes eran uno peor que el otro, donde demostraban que llevaban hablando por al menos unos tres meses. Habían tenido cientos de encuentros en hoteles a espaldas de todos. Era una relación clandestina, un secreto que ellos dos guardaban. No había justificación para lo que ambos estaban haciendo. Más allá de las bromas que Clara podía hacer, había una persona que estaba siendo herida a través de la infidelidad, y ese era Oscar.

—¿Qué haremos ahora?— murmuró ella, pensando.— Podría decirle a Carlos y que Carlos le diga a Lando y Lando...

¿Por qué tienen mi teléfono?

La rubia había aparecido de la nada, sin hacer ningún tipo de ruido. A su lado estaban Francisca, Carmen y Kelly. Clara miró mal a la portuguesa, pero la chica le susurró un yo no hice nada, ella vino sola. Cómo fuese el caso, ya estaban totalmente expuestas. A Lily no le quedó otra que pasarle el celular a la chica, mientras que la rubia las miraba como si quisiera comérselas crudas.

—Vimos tus mensajes con Charles.— expresó Clara, sabiendo que tenían que hacerle frente. No podían quedarse calladas, no ahora. Que la culpen de entrometida, pero no sería falsa y mentirosa.

—¿Qué mensajes?— preguntó Kelly, sin entender nada.

—Los mensajes que ella se enviaba con él, en donde dejaban explícito que estaban engañando a Oscar.— expuso Lily. Francisca y Kelly se quedaron calladas, mientras que todas las miradas iban en dirección a Lauren.

—¿Eso es verdad, Lauren?— preguntó Francisca.

—Es que...— Lauren se llevó las manos a la cabeza, empezando a llorar.— No pueden decirle a Oscar de esto, no cuando él ha hecho tanto por mí.

Ella alzó una ceja.— ¿No lo quieres?

—Como un amigo, sí.

Clara no era nadie para juzgar, pero estaba segura que a un amigo jamás le mentiría. No le ocultaría la verdad sobre sus sentimientos y mucho menos haría lo que Lauren hizo.

—¿Por qué lo engañas? ¿Por qué no decides dejarlo?— Carmen se interesó, mientras que su rostro demostraba que no le gustaba nada de lo que estaba pasando.

Más lágrimas cayeron de los ojos de la modelo, tal vez eran reales, o eran lágrimas de cocodrilo, no podía saberlo. La borrachera hacía que las personas actuaran de forma inesperada e incierta.

—Oscar siempre estuvo enamorado de mí, pero yo no de él. Pensé en darle una oportunidad, sin embargo me di cuenta que no importa lo mucho que lo intente, yo no puedo desarrollar sentimientos por él.— ella explicó, con los sollozos de por medio.— Él es amable, bueno y me escucha. Es lo que se supone que todos quieren tener al lado, pero yo no lo quiero. Y Charles... Él enciende mi alma como nadie.

Dios, Clara la entendía. Charles tenía un magnetismo increíble.

—Aún así, nada justifica la infidelidad.— le dijo Clara Sainz, mirándola con un poco de lástima.

—Charles me dió todo lo que Oscar no me puede dar.

Hubo un silencio, hasta que Lauren volvió a hablar.— ¿Le contarán a Oscar?

—Tú eres la que lo tiene que hacer, nosotras no nos meteremos.—  Lily contestó, mientras que el resto de las chicas se miraban entre sí.

—No pueden decir nada, Oscar y yo seguiremos juntos y...

—¿Seguirás engañándolo?— Carmen se encontraba con el rostro desfigurado de la incredulidad. La lastima que Clara sentía se estaba convirtiendo en algo más, en una mirada juzgatoria.

—No puedo romper con él, no ahora.

—¿Por qué?

—Mi carrera como modelo está yendo en ascenso, salir con Oscar me está abriendo puertas. Si termino con él, si alguien se entera que lo engañé, voy a perderlo todo.— expuso Lauren, limpiándose las lágrimas de las mejillas.

Clara no podía creer lo que estaba escuchando.

—Estás engañando a alguien que no se lo merece, no es justo para él.— Lily intentó razonar con ella, diciendo en voz alta lo que la mayoría que estaban ahí pensaban.

—¿Y tú me vas a decir lo que es justo?— atacó la rubia. Y por lo tanto, a Clara no le gusto para nada lo que estaba haciendo. Oscar no era su amigo, pero si lo era Lily. Y nadie trataba mal a un amigo en su presencia.

—No la trates de esa forma, la que está en la peor posición ahora mismo eres tú. Y no es de mi interés hablar de una relación que no es mía, pero hay algo que se llama decencia. Si no solucionan todo hablando y de una vez por todas, no sólo acabarás con tu carrera, sino que dañarás la imágen de Oscar y Charles.— ella le recordó, escupiendo las palabras con su acento marcado.— Además, estoy muy segura que la mayoría que estamos aquí presentes, no podremos mantener el secreto por mucho tiempo.

—Yo le contaré a Pierre.

—Y yo a Max.— Kelly habló, después de haberse callado por un buen rato.

—¿Ves?

Lauren se secó las lágrimas.— Está bien, hablaré con él hoy mismo.

El ambiente se arruinó por completo después de aquello. Las chicas volvieron a ponerse sus ropas y regresaron al muelle, dónde cada una fue a su residencia. Clara vivía muy cerca de Carlos, por lo cual ella aprovechó primero a pasar por su casa, tomarse una ducha y cambiarse, para después ir con su hermano. Carlos le abrió la puerta al instante, estaba vestido con una camiseta del Real Madrid.

—¿Qué haces aquí, mocosa?

—Quería ver a mi hermano mayor.

—No intentes fingir que tu visita fue espontánea, ¿Qué ocurrió con Charles?

Dios, Carlos la conocía lo suficiente como para saber que su hermana menor simplemente aparecía en su casa cuando necesitaba un consejo amoroso, o simplemente hablar con  alguien.

Clara lo miró con dulzura.— ¿Puedo pasar?

—Ven.

Ella entró a la lujosa mansión de su hermano y caminaron hasta la sala de estar, donde el sillón la esperó cómodamente. Tomaron asiento, mientras Clara se preparaba pata decirle lo que tenía que decir.

—Vamos, Clarita. No tengo todo el día.— el piloto de Ferrari la pinchó.

—Charles tiene un amorío con la novia de Piastri.

Carlos sonrió sus ojos con sorpresa.

—¿Qué?

—Así cómo has escuchado.

Ella comenzó a explicarle todo desde el principio; desde las suposiciones, evitando mencionar la parte en la que Alex estaba involucrado, y finalmente le contó lo que encontró en el celular de la rubia. Cuando la historia terminó, los dos hermanos se quedaron con sus ojos puestos en el suelo.

—Sé que Charles es un mujeriego, pero nunca pensé que saldría con la novia de un integrante de la parrilla.— murmuró Carlos, y la verdad es que todo cambiaba ahora. No era que desconfiaran en Charles, aunque desde ese momento, ponían en duda cómo era como persona. Si le hacía algo así a Oscar, ¿que les aseguraba que no repitiera patrón con alguien más?

—Lo sé, es una locura todo.

—¿Qué harás?

Clara no tuvo ni que pensarlo.— ¿Yo? Nada. No es tema mío.

Aunque se moría de ganas de saber cómo la historia continuaría, no le daba la cara para acercarse a Oscar y decirle que su novia le era infiel. Además, ¿Qué le aseguraba que él creyera en su palabra? Por más que el día en el hospital él se comportó muy bien y pudo saber algunas cosas de su persona, apenas hablaban y no quería arruinarlo para plantar la verdad. Mucho menos quería quedar como una mentirosa.

—¿Crees que Lauren hablará con Oscar y le dirá la verdad?

—Es que, si ella no le dice la verdad, yo tampoco voy a hacerlo. Sé que el merece saberlo, pero no es tema mío.

—Yo soy amigo de Charles y compañero de equipo, Clarita tú sabes que no me puedo meter en eso. No quiero ponerme del lado de nadie.— expresó el oji marrón, tragando saliva. La situación era terrible, más cuando todos sabían la verdad y no sabían qué hacer para que no se les escapara de sus bocas.

—No te lo pediría, Carlitos. Es tema nuestro.

—¿No crees que fue muy fácil?— preguntó Carlos, después de unos segundos.— Que sin más, ella aceptara decir la verdad.

Él tenía su punto.

—Solo quiero beber un poco, dime que tienes vino.

El piloto se río.— Menuda alcohólica tengo como hermana.

Ella le sacó la lengua, mientras que Carlos se distanciaba y volvía un rato después con una botella de vino tinto y unas copas. Él depositó todo en la mesa, mientras ella descorchaba la botella y empezaba a servir un poco en cada copa.

—Tengo algo que contarte.— soltó su hermano, después de unos minutos en silencio.

—¿Sí?

—Estoy saliendo con alguien.

Clara dejó la copa atrás.— ¿Con Lando?

—¿Por qué estaría saliendo con Lando?

La cara del castaño le causaba mucha gracia, pues estaba completamente confundido y estupefacto. Clara amaba bromear con su hermano sobre los diferentes romances que los fans se inventaban sobre él. En su tiempo en McLaren, todos habían dicho que Carlando existía. Y ahora también había un nombre para Carlos y Charles. Su hermano era todo un galán, que conquistaba mujeres y hombres por igual.

—Hay química entre ustedes, esas miraditas que se lanzan son muy poco discretas... Estoy bromeando. ¿Como se llama tu nueva pareja?

—Rebecca.

—¿Me la presentarás?

—Le dije que puede venir a la próxima carrera, así te la presento a ti y a papá.

Ella sonrió, aunque todavía seguía llevándose muy bien con Isabel, entendía que su hermano había pasado de página.— Me gustaría conocerla.

—Sólo intenta ser buena, no la trates mal.

—Yo sólo trato mal a las personas que se lo merecen.

Clara tomó un sorbo del vino y los dos se quedaron viendo por la pantalla un partido repetido del Real Madrid. Ella ya sabía cuál era, pues toda su familia era muy fanática del merengue desde que ella era una bebé. Ahora que había crecido y era toda una mujer, aún seguía disfrutando de ver fútbol siempre que podía. Las viejas tradiciones nunca se morían.

—Voy a olvidarme de Charles para siempre.— propuso ella, mientras veía el rostro de Toni Kroos en la pantalla. Su hermano se giró al verla.

—¿Es en serio?

—Sé la clase de persona que es, y por más que esté colada por él, sé que lo nuestro nunca va a suceder.— Clara se repetía una y mil veces que los hombres mentían y que ninguno era capaz de decir la verdad. Sólo la decían cuando la habían cagado hasta el fondo.

—¿Te sientes herida después de lo de Lauren?— Carlos apartó su atención de la pantalla, para ponerla totalmente en su hermana.

—Charles es un hombre adulto y soltero, que no le debe explicaciones a nadie, aunque meterse con la novia de alguien de la parrilla es una fea actitud.

—Lo es, no sé lo que estaba pensando.

Era malísimo lo que había pasado. Si la noticia escalaba y la reputación de Charles quedaba arruinada, también podría repercutir en el equipo. Muchas marcas y empresas dejaban de apoyar pilotos y escuderías que causaban escándalos. El mundo de la fórmula uno colgaba de un hilo y los rumores y dramas podían causar mucho daño.

—Por eso mismo, no quiero salir con alguien que no sabe lo que hace y piensa.

Actúas como si tuvieras una chance con él.

Clara le dio un golpe de hombros a su hermano, quien soltó una estruendosa carcajada.

—Ay, Carlos, eres insoportable.

—Soy realista, él nunca te ha tratado como nada más que como una hermana.— auch, no importaba cuántas veces el resto de las personas se lo repitieran, ella misma sabía lo mucho que le dolía.

—Y creo que nunca me tratará como algo más.

Clara se mintió a si misma, diciendo que todo podía seguir de largo. Que su crush terminaría cuando ella quisiera que terminara. Pero a decir verdad, le había dolido. Saber que Charles era capaz de meterse con una mujer que tenía novio, y no con la hermana de su amigo, dolía. Si cruzaba la línea una vez, ¿Por qué no la podía cruzar con ella?

Era momento de olvidarse de Leclerc, a toda costa. Estaría dispuesta a abrir sus ojos para encontrar alguien que la tratara bien y que también quisiera una relación casual, nada más que eso. Su corazón no estaría comprometido y podría dominar sus emociones.

Clara estaba dispuesta a olvidar todo y buscar a alguien nuevo.




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