~Red~
Yai me saca a la fuerza de la sala -¡No me vuelvas a tocar!- le digo señalándolo. Él solo levanta las manos en forma de rendición.
Will sale de la habitación con una expresión de pánico en su rostro -Señor está muy mal y su pulso muy bajo, si no lo atienden, morirá.
-Déjenlo morir- los dos se me quedan viendo, veo que Will va a volver a hablar pero antes de que lo haga, lo hago yo -Te he dado una orden, si haces lo contrario, el muerto serás tú, cierra la puerta con llave, Yai, tú encárgate de que las cámaras estén apagadas, no quiero volver a ver su cara.
Yai se aleja a hacer lo que le digo pero Will solo ve al piso -Señor ¿Está seguro?- levanta la cabeza -Es su hermano.
-Lo estoy, has lo que te digo y no te lo pienso repetir.
Su mirada se fija en la mía -Como ordene.
Saca el juego de llaves, elije una y le pasa seguro a la puerta.
-Ni una palabra de esto a nadie ¿entiendes? Ahora dame las llaves. Él asiente y me las extiende
-Vete a tu lugar de trabajo, yo me encargo de todo de ahora en adelante- se aleja, cuando lo pierdo de vista me voy a la habitación Astra.
Durante todo el camino las palabras de Will me resuenan en la cabeza, pero ya estoy decidido es hora de sacarlo de la ecuación.
Llego a la habitación de Astra, pero me quedo un momento de pie delante de la puerta... ¿Seguirá igual de enfadada que ayer? No debí decirle esas cosas, una cosa es pensarlas pero decírselas es la peor idiotez que he cometido. Me paso la mano por la cara con frustración, saco la tarjeta para abrir la puerta pero esta queda a medio camino -Maldición- suelto un bufido y abro.
Mi vista aterriza en la cama, pero ésta está vacía, solo con las mantas desordenadas -¿Samantha?
Termino de entrar y cierro la puerta, observo hacia todos lados pero no la veo. Me acerco a la puerta del baño y escucho el agua correr. Se debe estar duchando. Me siento en la orilla de la cama a esperarla.
Pasan unos minutos hasta que ella sale, está vestida con la misma ropa y el cabello goteando agua. La observo en cada detalle, esos rasgos que la hacen delicada, esa piel blanca y tersa, su sonrisa que puede cambiar tu estado de humor en cuestión de segundos, esas pequeña pecas que tiene en su rostro, cada parte de ella me fascina, me enloquece hasta el punto de quererla tomar y no soltarla nunca. Toda y cada una de sus partes la quiero para mí... Sacudo la cabeza y aclaro la garganta, Astra da un respingón -¿Quién está aquí?
-Soy Red, te llamé pero no me escuchaste.
-Ah, hola- deja de secarse el cabella y vuelve al baño.
-¿Dormiste bien?
-Digamos que sí- regresa y se queda de pie en el umbral de la puerta.
-¿Cómo así? ¿Te sentiste incomoda con algo?
-No, casi con nada, solo con el hecho de que estoy encerrada, no he podido estar con Max, no sé nada de mi mamá y viceversa, mi supuesto tío me genera repulsión y para terminarle de poner la cereza al pastel, otras personas se creen con el derecho de decirme como debo sentirme, quitando esos detallitos, estoy de maravilla ¿o no se me nota?- su voz, está teñido con altas dosis de sarcasmo y amargura. Nunca la había escuchado hablar de esa manera, si había presenciado molestias de su parte pero nunca algo así, puede que tenga razón en que hay cosas de ella que no conozco de esta versión.
-Astra de verdad lo- levanta la mano para que haga silencio.
-No me digas así, y ya déjalo. ¿Cómo sigue Max?
Aprieto con fuerza los dientes -Él está igual o eso creo- me levanto camino a la puerta.
-¿Eso crees?...
-Sí, eso creo, no estoy seguro.
-Y tú pretendes que yo me crea eso.
-¿Qué quieres que te diga?
-Pues la verdad, yo soy la que está encerrada aislada del mundo, tú no dime ¿Le sucedió algo a Max?
-Me tengo que ir.
-¿Te tienes que ir? Pero que sucede contigo... Dime ahora mismo que sucede con Max.
-Debo hacer algo- termino por abrir la puerta y salgo casi corriendo de la habitación, al alejarme solo escucho a lo lejos los gritos de Astra y como le da golpes a la puerta.
Cruzo los pasillos a toda prisa. Al llegar donde está Ray saco el juego de llaves pero no tengo ni idea de cuál es la que abre esta puerta, corro un poco más a buscar a Yai o Will para que la abran, al que encuentro es al primero, recupero el aliento y hablo -Necesito que abras la puerta donde está Ray.
-Pero señor, no ha pasado suficiente tiempo, debe seguir vivo.
-Esa es la idea... muévete.
-¿Así que le importa su hermano?- me observa con una ceja alzada.
-Yai ¡Ábrela hora!
-Ok, ok, que genio... deme las llaves- se la extiendo y comenzamos a caminar.
-Jefe, falta una llave.
-¿Cómo que falta una?
-Sí, cada llave tiene una copia y solo está la original de la puerta donde está su hermano- me reviso los bolsillos pero en estos no encuentro nada.
-¿Quién tiene acceso a ese juego de llaves?
-Will y usted, digamos que casi duerme con ellas, es bastante paranoico.
-¿Es posible que la haya perdido?
-Lo dudo, él se toma muy en serio su trabajo, demasiado a veces.
Aunque esas palabras me generan ruido, seguimos caminando sin decir más nada.
Llegamos y él se encarga de abrir la puerta, cuando lo hace ingreso, y... tras esta no hay nadie.
-¿Dónde está Ray?
-No sé señor, desde que me mando a mi puesto de trabajo, no me he movido de allí.
-¿Y Will?
-Dijo que no se sentía bien y Liz lo dejo ir a descansar.
-¿Dónde está la habitación de Will?
-En el piso superior, allí duermen los generales.
Lo aparto y me muevo a toda prisa, no hay tiempo para tomar ascensor, por eso corro por las escaleras. Llego a un pasillo y reviso cada habitación de allí, en unas encuentro unos soldados -¿Cuál es la habitación de Will?
-La ultima de este pasillo señor.
Paso dos recamaras más y llego hasta esta pero no hay nadie, y todo está arreglado como si no hubiera habido nadie en horas -¡Demonios!
Regreso a la planta baja, sé a quién preguntarle.
Llego a la oficina de Liz y sin preguntar abro.
-Liz, Ray desapareció- hablo casi sin aliento.
-¿De qué estás hablando?- la mencionada se levanta alarmada.
-Y creo que Will es el responsable.
-Un momento... ¿Qué estás diciendo? Will está en su habitación, estaba indispuesto.
-Liz, vengo de allá, no está.
-Puede que esté en otro lado.
Me agarro el cabello con frustración -En el juego de llaves que Will siempre carga encima, falta justamente la copia de la llave que abre la puerta donde estaba Ray... Dame una explicación coherente para eso.
-No sé... ¿Qué piensas hacer?
-No tengo idea... Pero tienes que ayudarme, sabes que cuando se entere Mairus va a matarme- Liz me observa con preocupación.
-Ya mismo doy la alarma para que comiencen la búsqueda- la miro alarmado -Calma, solo sabrán un grupo de soldados y le pediré completa discreción, no te preocupes.
-Está bien, yo voy a recostarme, la cabeza me va a estallar- sé que no es el mejor momento pero necesito un descanso.
-¿Desde cuándo no duermes?- ella me observa preocupada.
-No comiences. Si sabes algo me avisas, teniendo en cuenta el tiempo que pasó y el lugar donde estamos, no deben estar muy lejos- me retiro, no necesito que empiece a sermonearme, con lo que debo y no hacer.
Al llegar me quito la camiseta y me arrojo en la cama boca abajo -Que día tan asqueroso.
Besos de parte de Rehtse.