Amelie odia a su vecino, pero deberá casarse con él para que puedan unir sus reinos.
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?Qué harías si despiertas como la princesa de un reino? Y, ?si te dicen que debes casarte con un chico que detestas para poder unir sus reinos?
Amelie...
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La cafetería "Coffee & Milk" era la más grande de la ciudad, y se encontraba en el centro; frente al Prince Plaza. Las paredes eran de color beige, con dibujos y cuadros colgados; además de varias lámparas de luz cálida. Las mesas, de forma circular, estaban dispuestas en todo el lugar sin un orden específico; y el olor a café podía sentirse desde el exterior. Una tenue música acompañaba el ambiente; junto con una barra de postres y pasteles cerca del mostrador.
Rosalie observó el interior del local con asombro por varios minutos; examinando todo a detalle. Era la primera vez que comía afuera desde que llegó a ese mundo, y le gustaba lo que veía. Solo esperaba que la comida fuera tan buena como la decoración. No existían lugares así en Sarauta; y ella tampoco salía con mucha frecuencia.
Cheryl había llegado a su casa pasadas las seis de la tarde, y le dijo que sería bueno ir a esa cafetería. Rosie le sonrió con una leve incomodidad; pensando en una forma cortés de decirle que no. Ella no quería despilfarrar el dinero que le quedaba, ni salir de su casa a esa hora. Si las calles eran peligrosas de día, no quería imaginarse cómo serían cuando termine de oscurecer.
─No es necesario que gastemos comiendo afuera; yo puedo hacer café─. Rosalie sugirió, con emoción en la voz─. Sé cómo usar la cafetera que está en la cocina.
Cheryl levantó una ceja, extrañada. Amelie jamás se había ofrecido a prepararle algo; mucho menos cuando ella era quien iba a pagar la salida. Su amiga estaba bastante cambiada. ─Sabes que nunca he tenido problema con invitarte─. Le recordó, bromista─. Trae tu cartera; llamaré un taxi─. Avisó, levantándose del mueble─. Tenemos que ponernos al día de muchas cosas─. Sonrió.
Rosie asintió, sin estar muy convencida de sus palabras. Cheryl se mostraba amable; a pesar de parecer ser alguien de carácter fuerte. Rosalie resolvió ir con la joven, y guardó su teléfono y billetera dentro de su bolso. Ella quería tener amigas en ese mundo, y pensó que aquella salida sería la oportunidad perfecta para determinar si Cheryl era de confianza, o no.
El taxi llegó en menos de diez minutos; avanzando con rapidez hasta el local. Había poco tráfico esa tarde, y todavía no se ponía el sol. Se sentía un leve bochorno; y Rosalie esperaba que el clima continúe así. Ella prefirió no llevar casaca porque ninguna combinaba con su vestido.
Un joven, de cabello negro y ojos marrones, las recibió en la entrada de la cafetería; guiándolas hasta una mesa cercana al mostrador. Rosalie le agradeció por su amabilidad, y se sentó; admirando el lugar. El chico regresó a los pocos minutos, entregándoles unos folletos largos, hechos de cartulina. Rosie lo observó con confusión, notando que se trataba de un listado de comidas con dibujos de tazas de café y refrescos. Ella no comprendió por qué le entregaron eso, y lo colocó sobre su regazo; pensando en guardarlo en su bolso antes de salir.
─Y, ¿cómo has estado? ─Curioseó Rosie con tranquilidad, buscando volver a iniciar la conversación.
Cheryl levantó los ojos del menú; dejándolo sobre la mesa. Todavía le parecía curioso que Amelie se comporte de forma tan amable. ─Yo he estado bien; no me ha pasado nada nuevo─. Comentó tranquila, inclinándose hacia adelante─. Pero no hablemos de mí; quiero saber todo lo que te ha pasado en estos meses─. Expresó, sonriendo ampliamente─. Amy, te volviste famosa.