–¿Entonces lo amaba?
Había preguntado el oficial que no dejaba de mirarme esperando por mi respuesta. Las palmas de mis manos comenzaron a sudar.
–Yo...
Se escuchó un suspiro y levanté la mirada para encontrarme con el ceño fruncido del uniformado frente a mí. Tragué saliva.
–¿Está consciente de que él portaba un arma de fuego? –preguntó esta vez más contundente. Yo me encogi en mi lugar.
–Sí oficial, pero...
–¿Sabe que podemos inculparlo por ser cómplice del atacante, no?
Apreté fuertemente mis manos lleno de la ira que contenía y que sabía no iba a poder parar.
–¡Él no lo hizo con esa intención, intentaba protegerme! –grité sollozando con desquicio.
El hombre frente a mí me miró con desdén. Se acercó a la puerta y antes de irse dijo:
–Dígale eso al juez, Señor Park JiMin.
●🤍●
Al comienzo del invierno del año 2015, papá y yo nos mudamos de ciudad. El motivo: la muerte de mi madre.
Me dolía que mi padre dijera que eran motivos de trabajo o que la casa estaba hipotecada, pero ciertamente el recuerdo de nuestra querida señora le hacía la vida imposible. Ambos con nuestras almas vagando en aquella casa, nos acordamos de todos aquellos bellos momentos que ella nos hizo vivir.
El día en que mi padre habló de una nueva casa, un nuevo comienzo, no le hablé durante semanas. No podía con la idea de irnos de nuestro verdadero hogar, donde yo me crié durante el resto de mis días, dónde tuve mi primer caída y mamá lo había curado llevándome al doctor para que me sanaran. Tampoco podía dejar atrás a los verdaderos amigos que hice, con los que jugaba en la calle o, a veces, cuando jugábamos con las flores de mamá y ella se enfadaba, y poco después haber recibido una fuerte reprimenda. Aquellas veces cuando papá y mamá celebraban su aniversario y yo iba con ellos al cine o alguna comida, mi madre me dejaba pedir el postre más caro o más rico y terminaba lleno, pero al final lo compartíamos.
Pero poco a poco aquellos días felices y llenos de vida se fueron apagando con el tiempo.
Todo empezó cuando mamá se había desmayado en la jardinera mientras yo le hacía compañía. Vi perfectamente como su cuerpo caía estrepitosamente, con el corazón en la mano me acerqué a ella con preocupación, cuando vi que no despertaba tuve que llamar a emergencias esa primera vez. Papá no estaba en casa, trabajaba como arquitecto en una construcción lejos de nuestra región. Tuvieron que notificarle a mi padre lo sucedido, y como en aquel entonces yo aún era un menor de edad no podía hacer más por mi madre más que estar llorando desconsoladamente.
Al llegar al hospital, tuvieron que llevar a mi madre a sala de urgencias, ya que las reanimaciones no habían servido de nada cuando había pensado que era un simple desmayo. No entendía absolutamente nada, ni porqué cuando íbamos en la ambulancia la conectaban a unos cables y porqué le inyectaban cosas, tampoco porqué cuando bajamos me pidieron que esperara con una enfermera que se haría cargo de mí, cuando miré un cartel que decía "zona de psicología" me estremecí. Me ingresaron a aquella habitación y en un par de minutos llegó mi padre sumamente asustado y con la respiración alterada. Él me vió y me abrazó cortamente, quise decirle porqué estábamos aquí y porqué a mamá se la habían llevado a otro lugar, pero un doctor se acercó a él y después de horas no lo volví a ver. No dejaba de llorar, estaba tan aterrado de que me quitaran a mi madre, de que no despertara. Las enfermeras de ese lugar se acercaron varias veces a mí para tranquilizarme, pero no pudieron hacer nada al respecto.
Caída la noche, mi papá llegó por mí, vi sus ojos y tuve que haber comprendido que algo andaba muy mal, pues sólo me abrazó y me arrullo hasta que quedara completamente dormido.
Cáncer de mama. Mi madre moría lentamente. Mis padres me daban muy pocos detalles de qué era eso. Cuando intentaba sacar algo de información ellos cambiaban de tema o lo evitaban. Vi como la luz de mi madre comenzaba a apagarse cada día cuando iba a su habitación para verla cada instante.
Después de aquel fatídico suceso los doctores le hicieron millones de exámenes, y cuando estuvieron los resultados todo fue condenado a una despedida lamentablemente terrible. Fue muy duro para mí ver cómo batallaba para levantarse de la cama para hacer algún movimiento simple, ya que su enfermedad estaba en la fase terminal. Las miles de quimioterapias, las idas al hospital, los especialistas, ninguno pudo contra ese asqueroso ser que vivía dentro de ella.
Me aborreci miles de veces diciéndome que era mi culpa, que el lugar de ella debí haberlo tomado yo para no verla sufrir, que daría todo para que así fuera, pero la realidad era otra.
Fue una noche, cuando ella entre susurros nos llamó a mi padre y a mí. Sabíamos que la fecha diagnosticada por el doctor ya estaba cumpliendo su límite, por lo que mamá tuvo que despedirse de nosotros. Entre lágrimas, palabras de amor, de orgullo, de fe y esperanza le suplicaba al Todopoderoso que me llevara a mí, pero la poca fuerza de la mano de mi madre me hizo mirarla con dolor. Vi sus ojos ahuecados por esas grandes hendiduras violaceas, los labios resecos y la piel marchita. Sus pocas fuerzas me tomaron de las mejillas y me regaló una sonrisa llena de amor, de ese amor que sólo las madres saben dar a sus hijos. Mi corazón se estaba ahogando en un mar de emociones.
–Mi lindo Minnie, no llores... a ti te queda... una vida por... delante... Serás un... chico tan... exitoso como tu... padre, y mamá... desde allá en el... cielo te... verá orgullosa –quise venderle mi alma al diablo para que ella no se fuera, quise aferrarme a su existencia, pero el tiempo no tenía perdón ni compasión por nadie, ella estaba despidiéndose. Derramé más lágrimas que caían por sus delgadas y huesudas pero cálidas manos–. P-promete... que s-serás fe-... fe-liz y... no... no decepcionaras... a... a... tu pa-dre... Minnie.
Sentí su debilidad aflojarse de mis mejillas y ví como sus brazos flaqueaban, grité lleno de dolor mientras mi padre sostenía otra de sus manos.
–¡POR FAVOR, NO TE VAYAS, MAMÁ!
Con esos ojos que me miraban con amor, sonrió una última vez y sus últimas palabras se quedaron tan grabadas en mi mente y corazón que juré en nombre de Dios que nunca en mi vida las olvidaría.
–Te... amo...
Y con ello un úlitmo respiro, la vida de mamá había dejado de existir. Todas aquellas noches después de esa fueron un martirio. Había provocado en mí el insomnio y papá tuvo que pagarme medicamentos y citas con doctores o psicólogos para curarme. Funcionó, pero el gran vacío ahí seguía, no se había marchado para nada y menos con el supuesto nuevo comienzo que había declarado mi padre.
Estoy super emocionadx de comenzar con este nuevo fic, que les volará la cabeza.
No saben la ilusión que me hace este proyecto.
El principio cortito, pero después se viene lo bueno.
Bye.LJP❤️

EST?S LEYENDO
SI FUERAS LIBRE... ||YoonMin|| +18
FanfictionPerder a su madre fue un gran dolor para JiMin, pero vivir bajo el yugo de su padre de ahora en adelante, le harán atravesar muchos obstáculos, como enamorarse de quien menos pensó, por ejemplo. Su vida cambió rotundamente cuando había llegado el t...