Dulces sue?os [Aizawa Shouta]

Capítulo 35: Gente.

Punto de vista de TN.

—Han pinchado a otra chica más, la descripción sigue siendo parecida, aunque difusa, no lo suficiente para encontrarlo, me temo—. Informó una voz que no pude reconocer.

—Es horrible, pincha a una persona cada fin de semana, ¿qué fin tiene eso?— Preguntó Shouta indignado.

—No lo sé, la verdad es que es muy extraño...

La voz extraña fue interrumpida por unos tosidos que no pude evitar cuando trataba de hablar una vez más, aún no había abierto los ojos, permanecían pegados, estaba adelantándome a lo que mi cuerpo me sugería.

—Hola, cariño—. Murmuró mi novio con una dulzura que me abrazó de un modo simbólico.

Tardé unos segundos en poder abrir los ojos, Shouta estaba frente a mí, mirándome con calidez mientras me recuperaba de mi atragantamiento, como si fuera algo lindo. Tras él había un hombre trajeado cuyo aspecto parecía gritar que era policía.

—Los dejo a solas—. Dijo el hombre ante esa imagen ya a punto de salir por la puerta.

—¡No!— Conseguí decir antes de que no pudiese oírme, cuanto antes se supiese, mejor—. El hombre de los...— la oración fue interrumpida por un ataque de tos, pero los dos hombres de la habitación ya sabían lo que seguiría y escucharon con atención—, de los pinchazos... Es... El novio de Shinsou... No recuerdo su nombre, pero lo vi, vi como huía, era él...

El policía se ausentó tras una breve disculpa para llamar a sus compañeros con rapidez, Shouta, por su parte, pareció hilar los sucesos relacionados con ese hombre.

—Claro, ya sé por qué me sonaba... Era uno de los guardias de aquel sitio, el de la discoteca en la que drogaban a gente para que tuviesen relaciones... ¿Cómo no nos dimos cuenta?—. A pesar de la noticia no se separó de mi lado, se sentó junto a mí y eran los enfermeros quienes tenían que echarlo para hacer su trabajo.

En la habitación entraban médicos y enfermeros de montones de especialidades, logopedas para ayudarme a recuperar la destreza en el habla y al tragar, especialistas en la recuperaciones de cirugías, terapeutas ocupacionales para investigar sobre mi quirk, estudiantes... Y Shouta, entre toda esa gente, estorbaba. Cuando tenía que irse y me quedaba junto a tantos desconocidos me sentía realmente sola.

La noticia de que me había despertado no se difundió por mi propia seguridad, pero sí se informó a mis familiares y amigos cercanos.

Ese mismo día, tras la visita de los médicos, llegarían las visitas. Se había dicho que no entrase mucha gente ya que podía ponerme nerviosa. Para ser sincera, si bien quería ver a todos mis seres queridos, estaba realmente agotada, "tu cuerpo aún sigue luchando contra los estragos que ha causado la droga", me dijo una médica, probablemente era por eso.

Shouta no iba a salir, él se quedaría mientras entraban como mucho dos personas cada vez.

Me sorprendió su seriedad al entrar, quizá era yo quien no reconocía bien las expresiones faciales por el cansancio, pero parecía preocupado.

—¿Qué ocurre?

—Nada malo, espero—. Contestó alimentando mi curiosidad mientras se ataba el cabello—. Vas a tener muchas visitas, unas más esperadas que otras, ¿tienes la suficiente energía para ello? No me importa echarlos a todos a patadas.

Yo asentí sonriendo.

Quienes primero entraron fueron Mina, casi llorando, y Eri, quien me dijo que estaba muy contenta de que ya no pudiera contagiarla, si bien no sabía lo que le habían dicho a la niña, no me costó intuirlo. Después entraron Denki y Kirishima y, por último, o eso pensaba yo, mi abuela.