Dulces sue?os [Aizawa Shouta]

Capítulo 48: Capítulo final.

Punto de vista de TN.

Llevaba ya media hora buscando algo que ponerme.

—Si al menos me dieses una pista de a donde vamos podría saber qué ponerme—. Me quejé.

—Es una sorpresa, es la quinta vez que te lo digo—. Respondió por, efectivamente, quinta vez.

Yo bufé y me tiré en la cama, a su lado, él estaba en ropa interior, acababa de ducharse y aún tenía el cabello mojado.

—¿Por qué no te pones ese vestido que me gusta tanto, Gatita?—Sugirió levantándose para desperezarse.

—¿El negro? No lo traje.

Ese vestido era corto, ajustado y con escote, así que probablemente no iríamos a un lugar muy formal.

—Pero yo sí—. Dijo sacándolo de su maleta, que continuaba dentro del armario.

—¿Por qué no me lo dijiste antes?—Pregunté un poco molesta, podría haberme ahorrado mucho tiempo de búsqueda inútil.

—Me gusta ver como te contoneas en ropa interior, te ves realmente apetecible.

Él siempre hacía eso, decía esas cosas como si no dijera nada, como si no tuviese la capacidad de colorear mis mejillas con tan solo un puñado de palabras.

—Tampoco tengo zapatos que ponerme con el vestido.

Él sacó unos tacones.

Sí que lo tenía todo preparado.

Cogí toda la ropa y me metí en el baño para ducharme.

Punto de vista de Aizawa:

Probablemente había sido una de las peores ideas que había tenido jamás.

Pensé en lo que más le gustaría a ella, en sus gustos en comida, en el lugar que más bonito le pareciera...

Y la respuesta había sido un restaurante que, más que estar frente al mar, estaba sobre él.

Y planeaba declararme ahí.

No tenía que pasar nada, usaría mi don sobre ella si algo se descontrolara.

No es como si pudiera esperar más.

Además, cenaríamos prácticamente solos. Las mesas estaban separadas por pequeños paneles translúcidos, dejando intimidad, por lo que la vergüenza no debería afectarla. No mucho, al menos.

—Ya está—. Dijo saliendo del baño con el vestido puesto.

—Estás preciosa—. Confesé admirando a la mujer que tenía por novia, aunque con suerte dejaría de serlo pronto.

El vestido le quedaba realmente bien. A pesar de que ella lo negaba, a mí me parecía que se veía elegante, el vestido no lo era, pero ella hacía que lo pareciese.

Realmente esperaba que aquello saliese bien.

¿Y si decidía romper conmigo?

—Pero no traje tampoco una chaqueta que...

La saqué de mi maleta y se la di.

—Lo tienes todo pensado, ¿eh?

Yo sonreí, estaba demasiado nervioso como para hablar.

Siempre podía echarme atrás, disfrutar la noche y ya.

Pero no, tenía que hacerlo, tenía que declararme, necesitaba hacerlo.