Dulces sue?os [Aizawa Shouta]

Capítulo 36: Propuesta.

Punto de cista de TN.

—¿Se puede?— Preguntó Nezu abriendo la puerta.

—¿Por qué preguntas si entras antes de que te den una respuesta?— Contesté algo molesta.

—Discúlpala—. Pidió mi abuela dándome un codazo—. No es su mejor día.

—¿La rehabilitación ha ido mal?—Intuyó moviendo la cabeza a un lado con curiosidad.

—La niña se espera que el primer día haya avances y se ha frustrado—. Se quejó la mejer.

Yo me revolví entre los brazos de mi novio, quien se encontraba tumbado a mi lado, tratando de reconfortarme, buscando mostrar mi desagrado hacia aquella afirmación.

—Para ser sincero, llevo muchos años en este mundo como para saber que las recuperaciones son atormentadoramente lentas... Por ello quería ofrecerte algo... En privado, no queremos que tus seres queridos influyan en tus decisiones, ¿verdad?

—Como la metas en algo ilegal te rebano el pescuezo—. Amenazó la dulce anciana.

En cuanto cerraron la puerta tras de ellos, el animal se acercó a la cama en la que continuaba echada mi ahora inútil persona.

—Verás—, comenzó jugueteando con un reloj de mano—, el año que viene uno de los profesores de la UA se jubilará, sé que aún estamos en las vacaciones de verano, pero había pensado que, si aceptas la propuesta, por supuesto, podrías comenzar un periodo de prácticas y, si te gusta, convertirte en profesora para el próximo curso.

—¿Lo dices de verdad?—. El roedor asintió—. Pero si tengo la misma edad que los más mayores... Dudo mucho que me tomaran en serio.

—Es cuestión de probar, puede que les impongas mucho, ¿quién sabe?

Él sabía que no era así, era demasiado inteligente como para no saberlo.

—¿Y cómo sería ese periodo de prueba?

—De prácticas—. La corrigió el mamífero—. Esto no es solo una experiencia, está en juego la educación de las próximas generaciones de héroes... En cuanto a tu pregunta, se te asignaría un profesor para que te guiara, daríais clase en conjunto... Ya sabes, esas cosas.

—¿Y por qué yo?

—Por una parte, porque yo solo contrato a gente en la que confío, por otra, no es como si tuvieras algo mejor que hacer en este tiempo de recuperación, no sería extraño que, en el caso de que recuperes tu don, tardes un par de años en alcanzar, o rozar, la intensidad de antaño.

—¿Y si resultara que me recupero y quiero dejar la enseñanza en medio de un año lectivo?

—Para eso son los contratos, querida, solo duraría un año lectivo al completo, tú serías quien decidiría si ampliarlo o no, dentro de un plazo estipulado, cabe aclarar.

Tras unos segundos de silencio en los que el director de la academia esperó una respuesta, decidió pedírmela.

—¿Y bien?

—Creo... Creo que puede ser una buena idea... Pero necesito pensarlo un poco más.

—Entiendo, ¿un día es suficiente?

—¿Solo un día?

—Es que si no eres tú tendré que pensar en más opciones... ¿Qué tal una semana?

Ante mi respuesta afirmativa, aunque un tanto dubitativa, el roedor salió rápidamente de la estancia, ya que, según dijo, tenía algunos asuntos de extrema urgencia que solventar antes del final del día, una cata de quesos, según mi abuela.

Punto de vista de Aizawa.

Mientras Nezu conversaba con TN, Recovery consideró que era un momento excelente para acribillarme a preguntas.

—¿Le has pedido ya la mano?

—No, aún no...

—¿Te has acobardado? Estaba segura de que pasaría, no sé qué me esperaba, los hombres nunca...

—¿Pero cómo pretendes que le pida la mano? ¿No la has visto? Está destrozada, su sueño era ser una heroína y ni siquiera ha llegado a serlo oficialmente más de un año...

—¿Y no crees que eso mejoraría su humor?

—No, creo que me mandaría a la mierda.

—Sí, puede ser—, vaciló—, es mi nieta al fin y al cabo—. Admitió finalmente.

En cuanto Nezu salió de la habitación, los dos entramos estrepitosamente en ella.

—Dime que no te ha recomendado hacerte vigilante, por favor—. Pidió Recovery.

—¿Por qué iba a recomendarme el director de una escuela de héroes hacerme vigilante?— Preguntó TN extrañada.

—Estoy segura de que sería un experimento para comprobar cuánto tiempo durarías sin morir o que te atraparan—. Acusó la anciana con cierto rencor.

—¿Qué te dijo?— Pregunté sin rodeos, sospechando lo que podría ser con cierta esperanza, puesto que estaba al corriente de la jubilación de uno de los profesores.

A pesar de ello, no creí que Nezu fuera a ofrecerle ese puesto a mi novia, no porque ella no fuera capaz, sino porque era muy joven, su experiencia como heroína era muy limitada y a duras penas podría controlar a los alumnos más problemáticos o revoltosos. Lo cierto era que el animal tenía un cariño especial a la chica y no quería dejarla tirada, aunque no fuera la más indicada para el puesto, si podía ayudarla, lo haría.

—Me ha ofrecido trabajar en la UA.

—¿Tú?— Se sorprendió Recovery—. Pero si no sabes ni multiplicar.

—Sí sé, abuela—, declaró molesta sabiendo el motivo de aquella acusación—,, puse que dos por uno era uno por los nervios del examen...

—Ectoplasm te puso un cinco por pena—. Rebatió ella.

—Shota, dile que sé multiplicar, que a ti te cree—. Pidió como una niña pequeña.

—Sabe multiplicar—. Afirmé. No era mentira.

—¿Ves?

—¿Cómo vas a poner que dos por uno era uno y después decirme que sabes multiplicar?

—Es que era tan fácil que no usé la calculadora, pero estaba nerviosa y la lié.

—¿Qué le dijiste?— Pregunté una vez más, intrigado por su respuesta.

—¿A Ectoplasm?— Preguntó Recovery.

—No, a Nezu.

—Que lo pensaría, es que no sé si me veo capaz de enseñar... Me dijo que después del verano sería una especie de profesora de apoyo y que después daría clase un año y si me gustase podría ampliarlo... Supongo que aceptaré el periodo de prueba, es una buena oportunidad, pero aún así... No lo sé.

Viéndolo con frialdad, las ventajas superaban con creces a las desventajas, podría estar más cerca de las personas a las que quería, pasar más tiempo junto a nosotros, era un trabajo relativamente más seguro y la ayudaría a mantener sus conocimientos intactos durante el tiempo de la supuesta recuperación... Era perfecto y, aun así, no se sentía digna del puesto, no podía ponerse a la altura de sus profesores a quienes tanto admiraba sin poder evitarlo a pesar de haber visto nuestra parte más informal, no sé creía suficiente para ello, sobre todo en un momento de tal debilidad.

Se sentía inútil, expuesta, insegura, indefensa... Mi pobre niña.

—Pues espero que lo hagas—, declaró su abuela—, prefiero tenerte vigilada, además, es un buen sueldo—. Añadió.

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