- Jeon Jungkook.
- ?Es de él del que quieres hablar?
- Así es... quiero que tengas mucho cuidado con él, Taehyung, es muy peligroso.
- Creo que deberías de decirle eso a su psiquiatra.
- ?Aún no te lo han informado?
- ?Que cosa?
- Es exactamente p...
Me encontraba sentado frente a mi escritorio, preparándome mentalmente para la sesión con Jungkook. La tensión en el aire era palpable, como siempre que estaba cerca de él. Mientras revisaba mis notas, sentí su mirada fija en mí. Al levantar la vista, noté la intensidad de sus ojos, como si estuvieran buscando algo.
—¿Qué tienes ahí en el cuello? —preguntó con una voz tranquila que contrastaba con la ferocidad de su mirada.
Mi corazón dio un vuelco. Sabía exactamente a qué se refería. Traté de mantener la calma, pero el miedo se apoderaba de mí.
¿Cómo pude haber sido tan descuidado?
—¿Un chupetón? —volvió preguntar con una calma que helaba mi sangre.
Tragué saliva, buscando desesperadamente una respuesta que no lo enfureciera.
—Oh, eso... probablemente solo fue un pequeño accidente, un rasguño sin importancia —respondí con una sonrisa forzada, esperando que mi voz no delatara mi nerviosismo.
Jungkook me miró fijamente, como si estuviera evaluando cada una de mis palabras. Su rostro no mostraba ninguna emoción, pero sus ojos ardían con una furia apenas contenida.
Su tranquilidad me asustaba aún más que sus explosiones de ira.
—Ya veo —dijo con calma, pero había un peligro latente en su tono— Pero recuerda, eres mío. No toleraré que nadie más te toque.
El aire se volvió denso, cargado con la amenaza implícita en sus palabras. Sabía que no podía subestimar su obsesión conmigo. Cada fibra de mi ser gritaba de advertencia.
Tragué el nudo en mi garganta y asentí, incapaz de articular palabra. Estaba atrapado en una peligrosa telaraña, donde cada movimiento incorrecto podía llevarme a la perdición.
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Habían pasado dos semanas de eso y Jungkook se ha estado comportando extraño. Es como si fuera una bomba a punto de explotar. Él se muestra tranquilo, pero sus ojos muestran la furia en él.
Mañana sería el día de su traslado y debo decir que estoy sumamente nervioso, no sé qué me espera y tampoco, si algún día podre separarme de él. Pero hay algo más que me tiene preocupado, y es ese sentimiento que no me deja en paz.
Yo le tengo miedo a Jungkook, de eso estoy seguro, pero también, una extraña sensación de felicidad me inunda cada vez que pienso en su obsesión hacia mí. Soy psiquiatra, debería de entender estas emociones, pero es como si no quisiera entenderlas, me asusta descubrir la verdad.
Cierro la última caja de archivos en mi oficina, tratando de contener la mezcla de emociones que revolotean en mi interior. El traslado al nuevo centro psiquiátrico está a punto de suceder, y no puedo evitar sentir un nudo en el estómago al pensar en lo desconocido que me espera.
Mis pensamientos se interrumpen abruptamente cuando siento unos brazos rodear mi cintura desde atrás. Un pequeño sobresalto escapa de mis labios antes de que pueda identificar la voz suave que susurra en mi oído. Es Namjoon.