Mi Dulce Sufrimiento. [KookTae]

Mis pasos resuenan en los fríos pasillos del centro psiquiátrico mientras me dirijo hacia la salida. Es el final de mi estadía aquí.

Namjoon, me espera cerca de la entrada. Sus ojos encuentran los míos, y puedo ver la tristeza reflejada en su mirada. Nunca me acostumbraré a estos momentos de despedida.

Al llegar a su lado, Namjoon me abraza con fuerza, como si quisiera retenerme para siempre. Sus manos acarician mis mejillas, y una sensación de calidez se apodera de mí.

—Te extrañaré. —me dijo con un tono melancólico.

—Yo también. —respondo con lágrimas en los ojos.

—No será lo mismo sin ti. —susurra, mientras agarra mi mano y la besa.

Namjoon me mira con intensidad, como si quisiera grabar cada detalle de mi rostro en su memoria. Sus palabras resonaban en mi mente, llenas de nostalgia y un atisbo de esperanza. Nos quedamos en silencio por un momento, dejando que nuestras emociones fluyan entre nosotros.

Finalmente, Namjoon rompe el silencio con una sonrisa triste.

—Prométeme que cuidarás de ti. —me pide con voz suave.

Asiento con solemnidad, sintiendo el peso de su preocupación y amor.

—Lo prometo. Y prometo volver por ti, Namjoon. No importa cuánto tiempo nos separemos, siempre volveré por ti. —le digo con determinación, sintiendo cómo se fortalece mi resolución con cada palabra.

Namjoon asiente, una chispa de esperanza brillando en sus ojos.

—Te esperaré. Siempre.

Nos abrazamos una vez más, aferrándonos el uno al otro, como si nuestros corazones estuvieran conectados por un hilo invisible.

Sin embargo, nuestro momento fue interrumpido abruptamente cuando cuatro policías pasaron junto a nosotros, escoltando a Jungkook, con las manos esposadas detrás de su espalda. Su mirada asesina se clavó en Namjoon cuando vio que me tocaba, haciendo que este se aparte de mí, consciente del peligro que representa. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda al ver la sonrisa perversa en su rostro, como si hubiera descubierto algo.

Me sentí atrapado en medio de esa tensión, deseando poder quedarme con Namjoon, pero sabiendo que mi destino estaba sellado junto con el de Jungkook en ese nuevo centro. Miré a Namjoon con pesar mientras los policías se llevaban a Jungkook, deseando poder protegerlo de cualquier peligro que pudiera acecharlo.

Mis manos están temblando ligeramente mientras me coloco el chaleco antibalas. Aunque he realizado este procedimiento muchas veces antes, nunca me acostumbro a la tensión que lo acompaña. Hoy es un día especialmente delicado. Nos preparamos para el traslado de un psicópata de alto perfil, Jungkook, hacia una instalación de máxima seguridad.

Finalmente, llegó el momento. Nos dirigimos hacia la camioneta, y el psicópata fue escoltado hacia su lugar. Observé con cierto alivio cómo lo esposaban y aseguraban en su asiento. Sin embargo, mi tranquilidad se vio interrumpida cuando uno de los miembros de las fuerzas especiales se acercó a mí.