????? ???? [Mandy x Chester] ?

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Chester está solo en la dulcería, mirando distraídamente los dulces sobre el mostrador. El vacío de la tienda contrasta con el colorido ambiente. El suave tintineo de la campanilla en la puerta anuncia la entrada de alguien. Colette, una chica de cabello corto y blanco como la nieve, ojos rojos brillantes y piel pálida como un vampiro moderno, entra con su energía habitual. Tiene una apariencia algo única, con pequeños colmillos que la hacen ver distinta y a la vez encantadora. Chester levanta la mirada al oírla entrar.

Colette: —(Con una sonrisa, alzando una ceja) ¡Ey, Chester! ¿Dónde está tu sombra?—

Chester frunce el ceño, sin entender.

Chester: —¿Mi sombra? ¿De qué hablas?—

Colette: —(Sonriendo) Mandy, claro. No sueles estar mucho tiempo solo sin ella cerca.—
—(Mirando alrededor) Es raro verte sin tu mejor amiga. ¿Dónde está?—

Chester suspira, intentando evitar el tema, pero sabiendo que Colette no lo dejará pasar fácilmente. Ella siempre ha sido observadora, y han sido amigos cercanos por los últimos dos años. Colette se da cuenta de que algo no está bien. Se acerca al mostrador, inclinándose ligeramente hacia Chester.

Colette: —(Curiosa) Ok, Chester. ¿Qué está pasando? No pones esa cara de "perrito abandonado" sin razón. ¿Es por Mandy?—

Chester se ríe un poco ante el comentario, pero no con su habitual energía. Luego se encoge de hombros y le lanza una mirada resignada.

Chester: —(Con voz cansada) Sí... Es por Mandy. Ella tiene una cita esta noche.—

Colette se endereza, sus ojos rojos brillando con sorpresa. No esperaba eso. Se queda en silencio por unos segundos, evaluando la situación.

Colette: —(Curiosa) ¿Una cita? Wow... no me imaginaba a Mandy en una cita. ¿Cómo te sientes con eso?—
—(Mirándolo fijamente) Porque sé que la historia entre ustedes es más complicada de lo que parece.—

Chester suspira de nuevo, esta vez más profundo. Colette siempre ha tenido la habilidad de leerlo como un libro abierto. Él deja de fingir y se apoya en el mostrador, mirando al vacío.

Chester: —(Con tristeza) Bueno... ya sabes cómo soy. Siempre he sentido algo por ella, pero nunca he tenido el valor de decírselo. Y ahora está saliendo con alguien más. Le ayudé a prepararse para su cita. Estaba tan emocionada... tan ilusionada. No pude decirle nada.—

Colette cruza los brazos y lo observa con una mezcla de empatía y algo de frustración.

Colette: —(Exasperada) Chester, ¿por qué no se lo has dicho? ¡casi 4 meses! Llevo viendo cómo la miras desde que te conocí, y ella ni idea. Eres bueno escondiéndolo, pero... ¿en serio te vas a quedar callado para siempre?—

Chester: —(Encogiéndose de hombros) No es tan fácil, Colette. No quiero arruinar nuestra amistad. Además, ¿y si no siente lo mismo? Prefiero tenerla cerca como amiga que perderla por intentar algo que no funcionará.—

Colette lo mira intensamente por un momento, sus ojos rojos reflejan una mezcla de compasión y determinación.

Colette: —(Suspirando) Entiendo que tengas miedo, pero también tienes que ser honesto contigo mismo. No puedes vivir ayudando a la chica que te gusta a enamorarse de otros chicos, Chester.—

Chester guarda silencio, absorbiendo las palabras de Colette. Aunque bromea para encubrir su dolor, sabe que ella tiene razón. Colette, con su apariencia pálida y misteriosa, siempre ha sido más directa y honesta que la mayoría.

Colette: —(Con una sonrisa torcida) Además, ¿desde cuándo te preocupas tanto por lo que puede salir mal? El Chester que conozco siempre se ríe del riesgo.—
—(Levemente seria) Solo estoy diciendo que deberías pensarlo bien. Puede que Mandy sea seria y reservada, pero incluso ella podría sorprenderte.—

Chester levanta la vista, mirándola directamente a los ojos por primera vez desde que empezaron a hablar. Colette es pequeña en estatura, pero su presencia es inconfundible. Siempre ha sido la amiga en la que Chester puede confiar para que le diga la verdad, incluso cuando no quiere escucharla.

Chester: —(Con una sonrisa cansada) Eres más sabia de lo que aparentas, Colette.—

Colette: —(Riéndose) Claro, soy una chica pequeña con colmillos y ojos rojos. Tengo que compensarlo de alguna manera, ¿no?—
—(Seria) En serio, Chester. No quiero verte así. Si no haces algo pronto, puede que sea demasiado tarde.—

Chester se queda en silencio, pensando en sus palabras. Colette siempre ha sido una amiga confiable, y aunque su estilo es un poco directo, sabe que tiene razón. Finalmente, suelta una leve carcajada.

Chester: —(Sonriendo un poco)  Supongo que tienes razón. Aunque la idea de que Mandy me vea de esa manera... no sé. Es difícil imaginarlo.—

Colette: —(Bromeando) Bueno, con ese cabello rojo brillante que tienes, cualquiera te notaría, créeme.—
—(Lo mira con una sonrisa pícara) Además, la verdad es que haces buen equipo con ella. Sería tonto no intentarlo.—

Chester se pasa la mano por el cabello rojo, riéndose con más sinceridad esta vez. Agradece el momento ligero, pero todavía siente el peso de la situación en su corazón. La amistad entre él y Mandy siempre ha sido especial, pero ahora, con la posibilidad de que ella encuentre a alguien más, la realidad de sus propios sentimientos es más clara.

Chester: —(Suspirando) Puede que tengas razón, Colette. Pero no puedo decírselo ahora. No cuando está tan emocionada por su cita...—
—(Mirando hacia la puerta) Verla tan ilusionada... es duro, pero no quiero ser el que arruine eso para ella.—

Colette lo observa con una mezcla de ternura y frustración. Se acerca a él, dándole un leve empujón en el brazo.

Colette: —(Con una sonrisa suave) Sabes que siempre estaré aquí para regañarte cuando lo necesites.—
—(Mirándolo fijamente) Pero si no vas a decirle lo que sientes, al menos prométeme que no te quedarás callado para siempre. En algún momento, tendrás que ser honesto contigo mismo... y con ella.—

Chester asiente lentamente, agradecido por tener a alguien como Colette a su lado. Aunque sigue sintiendo el peso de su dilema, saber que tiene amigos que lo apoyan le da un pequeño consuelo.

Chester: —(Sonriendo) Gracias, Colette. De verdad.—

Colette asiente con una sonrisa juguetona, mostrando sus pequeños colmillos.

Colette: —Para eso están los amigos, ¿no? Ahora, ¿dónde están esos caramelos ácidos? Estoy segura de que necesito algo dulce después de todo este drama.—

Chester suelta una carcajada, sintiéndose un poco más ligero.

Chester: —(Riéndose) Claro, lo que tú digas. Vamos, te doy un par. —

Ambos se acercan a los estantes de dulces, sumidos en la conversación, mientras la tarde continúa en la pequeña dulcería, con la suave sensación de que, al menos por un momento, las cosas no son tan malas.