Teacher's Pet | ???????.

Isn't it lonely?

I'd do anything to make you want me

I'd give it all up if you told me that I'd be

The number one girl in your eyes

Your one and only

So what's it gon' take for you to want me?

I'd give it all up if you told me that I'd be

The number one girl in your eyes

Rebecca siempre había llevado consigo una serenidad que muchas mujeres admiraban. Su temple en situaciones complejas y su habilidad para tomar decisiones firmes sin dejarse consumir por las emociones la habían convertido en una figura a la vez respetada y envidiada. Era hermosa, elegante y siempre impecable. Desde el momento en que Carlos Sainz le propuso matrimonio, Rebecca sintió que finalmente su vida tomaba la dirección que había soñado desde niña: un matrimonio con un hombre dedicado y responsable, y del que además ella estaba completamente enamorada.

El sueño de Rebecca con Carlos no había comenzado con la propuesta de matrimonio, ni siquiera con el inicio de su relación. Había comenzado muchos años atrás, cuando ambos eran adolescentes.

Rebecca conoció a Carlos a los 15 años, cuando las familias de ambos comenzaron a colaborar en un negocio conjunto. Carlos, con su determinación y carisma natural, pronto capturó la atención de Rebecca. Para ella, no fue un simple enamoramiento juvenil; fue un amor profundo y sincero que creció con los años.

Desde entonces, Rebecca había guardado en su corazón la esperanza de que Carlos la mirara de la misma manera en que ella lo veía a él: como alguien con quien construir un futuro. Sabía que Carlos no era un hombre que se dejara llevar fácilmente por las emociones. Había aceptado que él la eligiera más por estabilidad que por pasión, pero en el fondo, siempre creyó que su amor paciente y constante sería suficiente para conquistarlo por completo.

Cuando Carlos finalmente le propuso matrimonio, Rebecca lo tomó como una victoria personal. Había esperado años por ese momento y estaba convencida de que, con el tiempo, lograría que Carlos la amara con la misma intensidad con la que ella lo amaba.

Sin embargo, tras el entusiasmo inicial por los preparativos de la boda, algo había comenzado a nublar la relación. Carlos ya no parecía el hombre meticuloso y comprometido que ella creía conocer. Había detalles que antes Rebecca habría considerado insignificantes, pero que, acumulándose, comenzaron a formar un patrón inquietante.

Todo comenzó de forma sutil. Carlos, quien rara vez llegaba tarde a la casa que compartían, empezó a retrasarse cada vez más. Al principio, Rebecca no le dio importancia. Ser profesor y planificar una boda podían ser demandantes, ¿verdad? Pero cuando las excusas comenzaron a ser cada vez menos convincentes, algo dentro de ella se tensó.

"Lo siento, me quedé revisando unos ensayos en la universidad."
"Estuve atrapado en una reunión de último minuto."
"Tuve que ayudar a un estudiante con un problema personal."

Las justificaciones eran diversas, pero cada vez más frecuentes. Rebecca no tenía pruebas, pero su intuición le decía que había algo más detrás de esas palabras.

Luego estaban los cargos en la tarjeta de crédito. Carlos siempre había sido meticuloso con sus finanzas, pero últimamente aparecían gastos que Rebecca no podía ignorar. Joyas, florerías, cenas en restaurantes que jamás compartieron juntos.