¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
MAYA
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Y entonces, todo se pone en marcha.
Alguien empuja una mesa hasta el centro de la sala, como si hubieran estado esperando el momento perfecto para hacerlo. Un círculo de gente se forma a su alrededor, las voces se elevan en una mezcla de expectación y euforia mientras las apuestas empiezan a correr.
—Doscientos a favor de Hales.
—Por Dios, ¿estás ciego? Doscientos por Violet.
—¿Doscientos? ¡Hazlo quinientos!
—¡Tomen mi dinero, carajo!
El estruendo de la música aún vibra en el aire, pero ahora parece solo un ruido de fondo comparado con la tensión aplastante que hay en la sala. Harry se sienta en un extremo de la mesa, sus movimientos relajados, pero su mandíbula tensa delata que no está tan tranquila como aparente. Sus nudillos crujen cuando flexiona los dedos y la expresión arrogante en su rostro me hace querer partirle la cara con mis propias manos.
Violeta, en cambio, no dice nada.
No es necesario hacerlo.
Se desliza hasta el otro extremo con la misma seguridad de siempre, con la misma elegancia felina que la hace parecer imbatible, como si supiera que esto es solo un trámite.
