抖阴社区

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EL CREPÚSCULO TEÑÍA el cielo de un púrpura melancólico cuando Remus Lupin cruzó las puertas de la biblioteca, buscando el único lugar donde podía hallar verdadera tranquilidad. Las antorchas flotaban en el aire, proyectando sombras suaves sobre los estantes repletos de libros. El murmullo lejano de plumas deslizándose sobre pergaminos y el ocasional crujido de las páginas eran los únicos sonidos que rompían el silencio.

Se dirigió a la sección de encantamientos, con la mochila colgada al hombro y la expresión cansada. Estaba acostumbrado a la rutina: entrar, sumergirse en los textos, y perder la noción del tiempo hasta que la señora Pince lo echara con una mirada severa.

Pero ese día fue distinto.

Mientras se inclinaba para tomar un tomo voluminoso de la estantería, sus dedos rozaron la mano de otra persona que intentaba alcanzar el mismo libro.

━Oh, lo siento... ━empezó a decir automáticamente, pero su voz se desvaneció cuando sus ojos se encontraron con los de la chica.

Haelena MacMilla le sonrió con amabilidad, retirando la mano sin la menor incomodidad. Tenía el cabello rubio claro suelto sobre los hombros, con algunos mechones más claros que capturaban la luz cálida de las antorchas. Sus ojos azules tenían ese matiz sereno y observador que a menudo delataba a los Ravenclaw, pero en ellos había algo más: una calidez espontánea, como si siempre encontrara una razón para ser amable.

━ Puedes tomarlo tú, no hay problema. ━ dijo con un leve encogimiento de hombros, su voz suave pero segura.

Remus parpadeó, algo desconcertado por la facilidad con la que ella había cedido el libro que ambos buscaban.

━No, por favor. Estabas primero.━

Ella ladeó la cabeza con una sonrisa divertida, como si su insistencia le resultara inesperadamente encantadora. Sin decir nada más, se apartó un paso para dejarlo tomar el libro.

Remus se aclaró la garganta, un tanto incómodo, y asintió con una leve inclinación de cabeza.

━Gracias.

━Parece que siempre nos vamos a encontrar en la biblioteca, ¿eh? ━ dijo Haelena con una ligera sonrisa antes de girarse para buscar otro ejemplar.

Su tono fue tan natural, tan desenfadado, que Remus no supo qué responder. Simplemente la observó por un segundo, como si intentara decidir si había sido una simple broma casual o si había algo más en su voz.

Pero antes de que pudiera darle más vueltas, Haelena ya había vuelto a sumergirse en la búsqueda de otro libro, como si aquel breve intercambio no hubiera sido más que una de tantas interacciones cotidianas.

Remus se sentó en su mesa habitual, pero esa vez no abrió el libro de inmediato. En lugar de ello, la observó a través de las estanterías, con la vista parcialmente oculta tras el lomo de un pesado volumen.

No era la primera vez que la veía, por supuesto. Haelena MacMilla era conocida por ser amable con todos, sin distinción de casa o linaje, algo poco común en Hogwarts. Siempre saludaba con cortesía en los pasillos y ayudaba a quien necesitaba un libro o tenía dudas con un tema. Incluso se había ganado la simpatía de la señora Pince, lo que ya era un logro en sí mismo.

Sin embargo, hasta ese momento, Remus nunca le había prestado demasiada atención. Ella era simplemente... Haelena. Cordial, inteligente, atenta con todos. Una chica que, si bien conocida, no solía destacar a simple vista.

Pero algo había cambiado.

Ahora, mientras la observaba distraídamente recorrer las estanterías, notó la forma en que su mirada recorría cada libro con curiosidad genuina, como si cada texto fuese una puerta a un misterio que ansiaba descubrir. Se fijó en cómo se inclinaba para escuchar atentamente a una estudiante más joven que le pedía ayuda con su tarea, y en cómo sonreía con calidez, incluso ante preguntas torpes.

Era sutil, pero de algún modo, parecía que Haelena hacía que la biblioteca, un lugar por lo general solemne y frío, se sintiera un poco más acogedora.

Remus apartó la vista y se obligó a concentrarse en su libro. No era más que un encuentro casual, se dijo a sí mismo. Nada fuera de lo común.

Y sin embargo, días después, cuando volviera a mencionar su nombre sin darse cuenta, o cuando la viera charlar con alguien en la biblioteca y le sorprendiera un inexplicable deseo de acercarse, caería en la cuenta de que aquella tarde, con solo una sonrisa despreocupada y unas palabras aparentemente intrascendentes, Haelena MacMilla había comenzado a ocupar un pequeño espacio en su mente.

Sin pedir permiso. Y sin que él lo notara.





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?????? ?????? ━━ remus lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora