抖阴社区

capitulo 47

970 127 26
                                        

El frío de la madrugada envolvía las calles desiertas cuando Yoo Je Yi llegó al apartamento de Seulgi. El cielo todavía era un manto oscuro, apenas rasgado por los primeros indicios del amanecer. Llevaba en las manos dos vasos de café humeante y una bolsa de pan recién horneado, el aroma cálido contrastando con el aire helado que la rodeaba.

Suspiró y tocó con suavidad, casi temiendo romper la quietud del edificio. No pasó mucho tiempo antes de que la puerta se abriera lentamente, revelando a Seulgi, descalza y envuelta en una manta que parecía tragársela por completo. Su expresión era un poema de molestia y cansancio: los ojos apenas abiertos, el ceño fruncido y el cabello en completo desorden.

Sin decir palabra, Seulgi giró sobre sus talones para volver a su cama, claramente irritada por la interrupción. Yoo Je Yi reaccionó rápidamente, tomándola suavemente del brazo y obligándola a girar hacia ella. Sin darle tiempo a protestar, dejó un beso corto en sus labios, tan delicado como inesperado.

—Buenos días —murmuró con una sonrisa calmada, sus ojos oscuros brillando con calidez.

Seulgi parpadeó, aún procesando el atrevimiento, y bufó mientras se soltaba del agarre.

—Serían buenos días si alguien me dejara dormir —gruñó, fulminándola con la mirada. Yoo Je Yi no parecía afectada, simplemente ladeó la cabeza y la observó con curiosidad.

—Te ves muy linda cuando estás enojada.

Seulgi apretó los labios, visiblemente frustrada. Pero un leve sonrojo la delató.

—Eso no va a hacer que mi enojo baje —espetó con amargura, cruzándose de brazos—. ¿Sabes qué hora es?

Yoo Je Yi ladeó la cabeza, analizando con calma, como si estuviera evaluando qué tan grave era el enojo.

—Las seis en punto —respondió Yoo Je Yi con naturalidad, como si aquella fuera la hora más razonable del mundo.

Seulgi soltó un suspiro de resignación y se dejó caer en el sofá, cubriéndose la cara con un cojín.

—Volvamos a dormir —pidió con voz apagada, el cansancio pesando en cada palabra.

—No puedo hacer eso —replicó Je Yi, sin el menor titubeo.

El cansancio de Seulgi se convirtió en frustración, y retiró el cojín de su rostro, mirándola con incredulidad.

—Quiero una explicación válida de por qué no puedes volver a dormir —exigió, tratando de mantener la calma a pesar de la irritación que le carcomía.

Yoo Je Yi se quedó en silencio por un instante, como si estuviera decidiendo si debía decir la verdad o inventar una excusa rápida. Finalmente, dejó la bolsa de pan sobre la mesa y se sentó frente a Seulgi, su mirada serena pero su postura rígida como siempre.

—Tengo una rutina que seguir —dijo, como si aquello explicara todo.

Seulgi arqueó una ceja, visiblemente confundida.

—¿Rutina? ¿Qué clase de rutina te obliga a estar  despierta antes de cuatro de la mañana?

Yoo Je Yi respiró hondo, como si estuviera recitando algo que había memorizado desde hacía mucho tiempo.

—Natación a las cuatro.
•Baño y desayuno de cinco a seis.
• Escuela de seis y media a una. •Almuerzo y preparación para clases particulares de una y media a dos y media.
•Clases particulares de tres a siete. •Cena a las siete y media.
• Lectura a las ocho y media.
• Dormir antes de once.

Cada palabra fue dicha con una precisión casi robótica, como si estuviera grabada en su mente desde siempre.

Cada palabra caía sobre Seulgi como un bloque de hielo. La forma en que Je Yi lo decía, con esa naturalidad impasible, la dejaba sin palabras. Era como si estuviera escuchando la programación de una máquina perfectamente calibrada, incapaz de desviarse de su propósito. Pero Yoo Je Yi siguió como si no hubiera notado su molestia.

Obsesión increbantable (friendly rivalry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora