Naomi se recostó en su cama, el teléfono firmemente sujeto entre su oreja y su hombro, mientras sus dedos jugueteaban nerviosamente con el borde de las sábanas. La habitación estaba iluminada por la suave luz de una lámpara de mesa, creando una atmósfera íntima que contrastaba con la distancia física que la separaba de Axel. La voz de él resonaba en su oído, cálida y seductora, como si estuviera susurrando directamente en su cuello.
—¿Estás lista para esto, Naomi? —preguntó Axel, su tono cargado de una mezcla de deseo y ternura.
Ella sonrió, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza. La idea de explorar el sexo telefónico había surgido como una forma de mantener viva la chispa de su relación, a pesar de los kilómetros que los separaban. Naomi asintió, aunque sabía que él no podía verla, y respondió con voz ronca:
—Más que lista. ¿Tú?
Axel rio suavemente, un sonido que hizo que un escalofrío recorriera su columna vertebral.
—Desde el momento en que colgué el teléfono la última vez.
Naomi cerró los ojos, dejándose llevar por la voz de Axel mientras él comenzaba a describir lo que haría si estuviera allí con ella. Sus palabras eran detalladas, casi visuales, y ella podía imaginarlo perfectamente: sus manos deslizándose por sus caderas, sus labios rozando su cuello, su aliento caliente en su oído.
—¿Qué estás usando? —preguntó Axel, su voz bajando a un susurro más íntimo.
Naomi mordió su labio inferior, sintiendo cómo su cuerpo respondía a la pregunta.
—Solo tu camiseta favorita —respondió, sabiendo que eso lo enloquecería. La camiseta era amplia y suave, pero lo suficientemente corta como para dejar al descubierto sus piernas.
—Joder, Naomi —murmuró Axel, y ella pudo escuchar el sonido de su respiración acelerándose al otro lado de la línea—. Me encanta esa camiseta. Me encanta cómo se pega a tu cuerpo cuando te excitas.
Ella sonrió, sintiendo cómo sus mejillas se sonrojaban. Con los ojos aún cerrados, dejó que sus manos comenzaran a moverse, siguiendo el ritmo de las palabras de Axel. Sus dedos rozaron la suave tela de la camiseta, subiéndola lentamente para exponer su abdomen.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Axel, su voz ahora más ronca.
—Lo mismo que tú —respondió Naomi, su voz temblorosa—. Estoy imaginando que estás aquí, tocándome.
Axel soltó un gemido contenido, y Naomi sintió cómo su propio cuerpo respondía al sonido. Sus manos se movieron hacia el borde de su pantalón corto, desabrochándolo lentamente mientras Axel seguía hablando, guiándola con sus palabras.
—Quiero que te toques para mí, Naomi —dijo él, su voz firme pero llena de deseo—. Quiero escucharte mientras lo haces.
Ella tragó saliva, sintiendo cómo su pulso se aceleraba. Nunca habían hecho algo así antes, pero la idea de complacerlo, de dejarse llevar por sus instrucciones, la excitaba más de lo que había imaginado.
—Está bien —susurró, sus dedos ya deslizándose por la suave tela de sus bragas—. Lo haré por ti.
Axel soltó un suspiro profundo, y Naomi pudo imaginarlo al otro lado de la línea, probablemente en una situación similar a la suya.
—Eso es, cariño —dijo él, su voz ahora más suave, más íntima—. Cuéntame lo que sientes.
Naomi cerró los ojos con fuerza, concentrándose en las sensaciones que recorrían su cuerpo. Sus dedos se movieron con lentitud, explorando, mientras sus palabras fluían en un susurro entrecortado.
—Me estoy tocando para ti, Axel —dijo, su voz temblorosa—. Me encanta cómo suena tu voz, cómo me guías.
—Joder, Naomi, me estás volviendo loco —respondió él, su respiración ahora más pesada—. Quiero estar ahí, quiero ser yo quien te toque.
Ella sonrió, sintiendo cómo su cuerpo se tensaba con cada palabra.
—Lo sé —susurró—. Pero esto… esto es casi tan bueno.
Axel rio suavemente, y Naomi pudo imaginarlo sonriendo al otro lado de la línea.
—Casi —repitió él, su voz cargada de promesa—. Pero la próxima vez, estaré ahí. Y te haré gritar mi nombre.
Naomi sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, y sus dedos se movieron con más urgencia, siguiendo el ritmo de sus propias palabras y las de Axel. La conversación fluía entre gemidos y susurros, cada palabra aumentando la intensidad del momento.
—¿Te gusta esto, Naomi? —preguntó Axel, su voz ahora casi un susurro.
—Sí —respondió ella, su voz quebrada—. Me encanta.
—Dímelo de nuevo —insistió él, su tono imperioso pero lleno de deseo.
—Me encanta —repitió Naomi, sus dedos moviéndose con más rapidez—. Me encanta cómo me haces sentir.
Axel soltó un gemido profundo, y Naomi supo que él también estaba al borde.
—No te detengas, cariño —dijo él, su voz ronca—. Sigue así.
Naomi obedeció, dejándose llevar por las sensaciones que la recorrían. Sus dedos se movían con frenesí, y su respiración se volvió más rápida, más entrecortada.
—Axel —susurró, su voz casi un grito—. Estoy…
—Yo también —respondió él, su voz temblorosa—. Joder, Naomi, no puedo más.
Y entonces, en ese momento, ambos se rindieron al placer, sus voces entrelazándose en un coro de gemidos y susurros. Naomi cayó sobre la cama, su cuerpo temblando, mientras la voz de Axel seguía resonando en su oído, suave y reconfortante.
—Te amo, Naomi —dijo él, su voz llena de ternura.
Ella sonrió, sintiendo cómo su corazón se llenaba de calidez.
—Yo también te amo, Axel —respondió, su voz aún temblorosa—. Esto… esto ha sido increíble.
Axel rio suavemente, y Naomi pudo imaginarlo recostado en su propia cama, probablemente con una sonrisa en el rostro.
—Solo es el comienzo —prometió él—. La próxima vez, estaré ahí contigo.
Naomi cerró los ojos, dejándose llevar por la promesa de Axel. La distancia física seguía ahí, pero en ese momento, con sus voces entrelazadas y sus cuerpos aún temblorosos, se sentían más cerca que nunca.
La llamada terminó con un susurro de "buenas noches" y la promesa de más encuentros como ese. Naomi colgó el teléfono, sintiendo cómo su cuerpo aún vibraba con las sensaciones del momento. La habitación estaba en silencio, pero en su mente, la voz de Axel seguía resonando, cálida y seductora, como si nunca hubiera dejado de estar ahí.
Y mientras se acurrucaba bajo las sábanas, Naomi no pudo evitar sonreír, sabiendo que, a pesar de la distancia, su conexión con Axel era más fuerte que nunca. La noche terminaba, pero la posibilidad de más encuentros como ese la dejaba con una sensación de anticipación, de deseo, y la certeza de que su relación seguiría creciendo, incluso a kilómetros de distancia.

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FanfictionAxel kovacevic x Oc SUPER ALTERE LAS COSAS DE LA HISTORIA PERO NO ME IMPORTA VA QUEDAR FACHERA. Naomi Nichols, una talentosa luchadora de karate, enfrenta el desafío más grande de su vida en el torneo mundial Sekai Taikai. A lo largo de su viaje, co...