CODE NAME \ RinReo \ NagiReo \ Allmen×Reo

- ¿Y el chico? - enmarcó una ceja mientras bebía de su taza de café.

- ¿Cómo que "el chico"? - titubeó confundido.

El pelirosa suspiro y dejo la taza en la mesa.

- Reo, Mikage Reo - soltó - ¿Dónde está? -.

Rin se quedó petrificado, sin siquiera cerrar la puerta se quedó allí, estático.

- ¿A...a... Que te prefieres? - la duda y confusión era palpable en su voz.

- Pensé que vendría contigo - levantó la mirada, observo a su hermano, quien aún parecía el ser más confundido del mundo - cierra esa puerta por el amor de Dios - suspiro.

Rin trago saliva y sin querer malinterpretar lo dicho por su hermano, cerro la puerta y se adentro dentro de aquella casa.

- Bien ¿No vendrá? Oh... Tal vez tardará un poco - dijo para si mismo.

- ¿¡A qué viene eso!? - exclamó casi asustado.

- Pensaba que vendría, es más coherente hablar con el, que contigo a veces -.

- Diablos... - murmuró.

Acomodo su chaqueta en el perchero y se sacó los zapatos, se puso unas pantuflas y se dirijido hasta su hermano.

- Hoy estará ocupado, podría decirle que venga mañana, pero no es algo seguro - aviso sentándose en el sillón delante del pelirosa.

Sae ladeó la cabeza.

Con el tiempo había logrado tener gran conexión con lo que pensaba que era el gran "amigo" de su hermano, ya que ¡sorpresa!, ni siquiera Sae estaba enterado de la relación de aquellos dos.

No es sintiera atracción (actualmente) por aquel muchacho, lo admitía era lindo, tierno, etéreo, una belleza envidiable y muy rara de encontrar. El cabello púrpura, mechones brillantes y bien cuidados, piel suave y de porcelana, mirada tierna, atractiva y muy hermosa.

Paso finos, elegantes o incluso delicados, era obvio era un niño rico. Era obvio que había sido educado de la mejor manera con maestros de primera, se veía reflejado en sus acciones, además era alguien bastante alegre, optimista, un gran oyente y buena persona, un gran partido.

- Bueno - respondió con simpleza tomando Nuevamente su taza, bebiendo de esta.

- ¿Papá y mamá? - pregunto.

- Aún no llegaron, podríamos hacer algo de comer mientras esperamos - propuso levantado se del sillón y dirijieronse hasta la cocina.

Rin se quedó allí, algo pensativo por el el comentario de su hermano en un principio.

Preguntar de esa manera por alguien no era simplemente algo que se debería dejar pasar así por así.

Volteo a ver a su hermano, el cual terminó de lavar la taza dejándola con la demás en uno de los cajones. La cosina y sala estaban conectadas, siendo perfecta para explicar una de esas imágenes de casas minimalistas modernas bastantes estéticas.

Pronto escucho el agua correr. Saco su celular, trato de distraerse un poco.

- No avisaste que vendrías a Japón, tuve que llamarte está mañana para enterarme - recriminó, encendió la cosina poniendo a hervir agua en una olla.

No, no iba a poder distraerse un rato.

- Fue de imprevisto - tecleo un poco en su celular - llegué ayer, en la tarde -.

Sae parecía un poco confundido.

- ¿Y por qué no viniste aquí, dónde pasaste la noche? - el interrogatorio de Sae daba inicio.