El sábado amaneció con olor a pan dulce, pantalones cortos recién planchados y un sol que quemaba las aceras pero no las ganas. Seonghwa se había despertado más temprano de lo normal —cosa extraña para alguien que usualmente necesitaba sobornos en forma de cereales para abrir los ojos—, pero ese día tenía un propósito.
Y ese propósito medía un metro con veinte centímetros, tenía el cabello revuelto, y se llamaba Kim Hongjoong.
—¿Por qué estás tan empeñado en arreglarte, Hwa? —preguntó su mamá mientras le peinaba el cabello por tercera vez.
—Es que... vamos a jugar a "Los extraterrestres" y necesito parecer alguien de otro planeta, no feo, quiero ser bonito —mintió, aunque la verdad era aún más tonta: quería que Hongjoong le dijera que se veía bonito.
Le llevó casi media hora elegir su camiseta favorita, la celeste con pequeños planetas dibujados, y otras tantas decidir si debía llevar su peineta del tigre o del dragón. Al final, eligió la de dragón. Más imponente.
Más romántica, claro.
La casa de los Kim era el tipo de casa donde uno se quitaba los zapatos en la entrada y pisaba calcetines de otras personas por accidente.
Hongjoong estaba en el baño, cantando una versión chillona de Smooth Criminal que su madre trataba de ignorar, mientras Seonghwa lo esperaba en el sofá con las manos sobre las rodillas, como si estuviera en una entrevista de trabajo. Justo entonces, apareció Bomjoong.
Con sus diez años, Bomjoong era todo lo que los niños de ocho consideraban "grandes". Caminaba con la confianza de alguien que ya sabía multiplicar con dos cifras y no se equivocaba al definir que era un desodorante. Y lo peor: era guapo, al menos según la mamá de Wooyoung, que siempre decía "ese niño tiene cara de actor".
—Hola, Seonghwa. ¿Quieres jugo?
—Sí, gracias... digo, no. O sí. Pero solo si tú también vas a tomar porque no quiero molestar... quiero decir... ¡gracias!
Bomjoong lo miró de reojo, medio divertido. Seonghwa estaba sentado demasiado derecho, tenía las mejillas color cereza y la camiseta celeste perfectamente estirada sobre las rodillas.
—¿Tienes una cita secreta con mi hermanito o algo así? Eso de arreglarse tanto y que Hongjoong se bañe por gusto es raro —le dijo con una sonrisa burlona, mientras se apoyaba contra la pared.
Seonghwa abrió los ojos como platos.
—¡¿Qué?! ¡No! ¡No es eso, hyung! —exclamó con toda la indignación posible... y luego, bajito, como si su boca decidiera confesarse por sí sola—. Bueno, un poquito. Solo porque... me gusta que me mire bonito.Bomjoong alzó una ceja. —¿Que te mire bonito? ¿Mi hermano?
Seonghwa ya no podía parar. —¡Es que Hongjoong a veces dice cosas lindas sin querer! Y me dan cosquillas en la panza. No cosquillas feas. Cosquillas de las buenas. Y hoy... quería que me dijera algo lindo otra vez. Por eso me peiné tres veces. Bueno, mi mamá me peinó, pero igual cuenta.
Bomjoong lo observó en silencio unos segundos que se sintieron como horas. Luego, sonrió.
—Pues estás bien peinado, muy muy lindo.
Seonghwa se encogió de hombros, apenado, justo cuando se escuchó la puerta del baño abrirse con un chirrido.
—¡Ya salí! ¡Y me lavé las orejas! —anunció Hongjoong, mientras caminaba por el pasillo. Pero al doblar la esquina, se detuvo en seco.
Ahí estaba Seonghwa, muy bonito. En el sillón. Con la camiseta celeste de planetas que le gustaba mucho, las mejillas rojas como tomates, mirando fijamente a su hermano mayor.
Y su hermano mayor sonriéndole como si compartieran un secreto.
Hongjoong frunció el ceño. —¿Qué pasa aquí?
Seonghwa se enderezó en automático. —¡Nada! ¡Estaba esperandote, Joongie! ¡Nada más!
—¿Estabas esperando a mi hermano o a mi? —preguntó Hongjoong con voz acusadora.
—¡No! Bueno... pero no así.
Bomjoong levantó las manos, divertido. —Yo solo ofrecí jugo y recibí una confesión. No me metan en sus dramas, niños.
Hongjoong lo ignoró. Sus ojos estaban fijos en Seonghwa, con una mezcla de confusión y algo que no sabía cómo explicar. ¿Estaba celoso? No. ¿Molesto? Quizás.
¿Asustado de que su mejor amigo encontrara otro mejor amigo... en su hermano? ¡¡TERRIBLE!!
—Si te gusta tanto Bomjoong, puedes jugar con él —dijo, cruzándose de brazos.
—¡No me gusta tu hermano! ¡No así! ¡Yo solo...!
Seonghwa se congeló. Se iba a delatar. Iba a decirlo. Iba a gritarlo.
"YO ME ARREGLÉ POR TI, JOONGIE, NO POR TU HERMANO"Pero en lugar de eso, solo se levantó y dijo con voz bajita:
—Yo solo quería que tú me miraras bonito hoy.
Un silencio incómodo se posó sobre los tres. Bomjoong carraspeó, incómodo, y decidió que era un excelente momento para irse a su cuarto a fingir que no había oído nada.
Hongjoong lo miró con los ojos grandes. Luego... bajó la vista.
—Ah. Bueno...
—Bueno.
—Te ves... muy bonito, supongo. Como un extraterrestre. De los buenos.
Seonghwa sonrió, más que conforme.
—¿Del tipo que maneja naves invisibles?—No. Del tipo que trae caramelos del espacio.
—Entonces sí soy guapo —dijo Seonghwa, alzando la barbilla con orgullo.
Y mientras el tiempo pasaba, Hongjoong, aunque aún fruncía el ceño de vez en cuando y lo vigilaba para que no "se riera mucho" con su hermano mayor, sintió que todo estaba otra vez en orden.
Más tarde, mientras comían galletas y hacían planos de una nave para viajar a "Plutón pero con playas", Seonghwa escribió en su libreta secreta, en letra temblorosa:
"Hoy casi me muero porque Joongie pensó que me gustaba su hermano. Pero luego me dijo que era muy bonito y era un extraterrestre de los buenos. Creo que eso es amor."

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love is not over | Honghwa
FanfictionSeonghwa ha amado y perseguido a Hongjoong desde que eran ni?os, pero tal vez ya fue suficiente. Quizá ha llegado el momento de dejarlo ir. angst/romance honghwa